Un rayo de esperanza para Asia Bibi

manifestación de la minoría cristiana en Pakistán para pedir la liberación de Asia Bibi

Los cristianos paquistaníes consideran una gran victoria la suspensión de su sentencia de muerte

Asia Bibi, cristiana paquistaní condenada a muerte por blasfemia en 2010

Asia Bibi

Un rayo de esperanza para Asia Bibi

ETHEL BONET (PAKISTÁN) | Un claro de luz se abre en el oscuro sendero que Asia Bibi ha tenido que recorrer en los últimos seis años. Cuando parecía que todo estaba ya perdido, el Tribunal Supremo de Pakistán decidió la semana pasada suspender su sentencia de muerte por un presunto delito de blasfemia. En octubre de 2014, la Corte Suprema de Lahore decidió mantener la pena de muerte. Entonces, su abogado, Saiful Mulook, apeló la decisión y logró que el máximo órgano judicial ordenara la suspensión cautelar de la condena. Todavía sin fecha, el juicio que se celebrará en los próximos meses constituye la última oportunidad para la cristiana paquistaní de librarse de la horca.

La decisión judicial ha sido vista como una gran victoria no solo para la comunidad cristiana –que representa el 2% de una población de 190 millones de habitantes–, sino también para el sistema judicial paquistaní. Aquellos que han luchado por su libertad han sufrido las consecuencias de la intransigencia de los radicales. Si Bibi quedara finalmente libre, el sacrificio del gobernador de Punjab, Salman Tasser, y el ministro de Minorías, Shabaz Bhatti, no habría sido en vano. Ambos fueron asesinados por extremistas islámicos a principios de 2011 por defender su inocencia.

Bibi ha cumplido 50 años, y su último lustro de vida lo ha pasado confinada en una celda en el corredor de la muerte. No ha visto crecer a su nieto ni a sus hijas Isha y Ushra, ahora ya convertidas en unas adolescentes de 18 y 16 años, respectivamente. Sidra, la hermana mediana, ha llevado sobre sus hombros toda la carga familiar.

Bibi no ha hecho más que trabajar duro durante toda su vida. Siendo la mayor de cinco hermanos, tuvo que buscarse un empleo desde muy joven para ayudar a su familia y no pudo estudiar. Siempre en el campo o de costurera. Cuando murieron sus padres, Bibi tuvo que hacerse cargo de sus hermanos pequeños. Incluso tuvo que esperar varios años para casarse con su esposo, Ashik Mashi, debido a sus obligaciones familiares.

Bibi se mudó con su marido a la localidad de Itanwali, en el distrito de Nankana Sahib, donde juntos formaron una familia de cuatro hijas. En esta aldea rural, a unos 75 kilómetros de Lahore, viven solo cinco familias cristianas entre dos mil musulmanas.

manifestación de la minoría cristiana en Pakistán para pedir la liberación de Asia Bibi

Manifestación de la minoría cristiana pidiendo la libertad de Asia Bibi

Cuando Mashi se retiró del ejército hace 15 años, ella tuvo que empezar a trabajar en el campo de nuevo, porque la pensión mínima de su marido no les daba para cubrir los gastos. Bibi trabajaba en las tierras de Addris Ahmad Ali junto a otras campesinas musulmanas. Era la única cristiana entre todas ellas. El 14 de junio de 2009, tuvo una discusión con sus compañeras por haber traído ella agua para beber. Cuatro días después, las otras campesinas fueron a hablar con el imán de la mezquita Sadique Akbar, Qari Mohammad Salam, y la acusaron de haber blasfemado contra el profeta Mahoma.

Oposición islamista

“Me complace que haya sido en una fecha temprana, el proceso legal en Pakistán puede retrasarse años”, confiesa a Vida Nueva el director del Centro para Ayuda y Acogida Legal (CLAAS, en sus siglas en inglés), Joseph Francis. “Tal vez la presión internacional que siente nuestro Gobierno ha dado lugar a la suspensión de su caso. Espero que esta vez los tribunales tomen la decisión correcta y la hermana Asia quede libre. Seis años en una celda oscura y lúgubre en completo aislamiento, sin duda han causado un gran trauma, especialmente cuando se combina con el odio injusto de una nación”, se queja Francis. Con ello se refiere a los levantamientos de los grupos islamistas que han organizado protestas y marchas contra la liberación de Bibi.

A finales de 2010, el letrado Shahid Iqbal presentó un recurso judicial para prohibir al entonces presidente, Asif Ali Zardari, que le concediera el perdón a Bibi. La Corte de Lahore aceptó el recurso, alegando que el indulto seria “ilegal”, ya que el Tribunal estaba valorando una apelación interpuesta por la defensa contra la sentencia de muerte.

La decisión judicial estuvo motivada por la fuerte oposición de grupos islamistas, que amenazaron con una “huelga nacional” si el Gobierno revocaba la ley antiblasfemia: “En virtud del artículo 277 de la Constitución de Pakistán, nadie, ni siquiera el presidente, tiene el poder de incluir cambios en la ley sobre la blasfemia”, advirtió entonces el líder del movimiento Sunni Ittehad Counsil, Sahibzada Fazal Karim.

“Durante seis años, el recurso de apelación nunca fue atendido por el Tribunal Superior de Lahore”, denuncia Francis. Ahora, después de años de lucha por la defensa de la condenada y las campañas internacionales para exigir su liberación, la apelación para revisar la sentencia a muerte está por fin siendo procesada en el Supremo.

Bibi es una mujer “fuerte, trabajadora y con una fe inquebrantable”, asegura este abogado cristiano, que la visitó en prisión en varias ocasiones. Francis la describe como una “madre ejemplar” y con “un gran amor” hacia sus hijas.

A su juicio, “la única manera de mantener con vida a Asia es que el Gobierno la saque del país”. Francis tiene experiencia en estos casos. Él mismo acompañó a Ayub Masih en un avión a Estados Unidos en 2002. “En menos de 24 horas, tras ser anulada la pena de muerte contra Masih por el Tribunal Supremo, la embajada de Estados Unidos le concedió un visado y el expresidente Musharraf lo sacó del país”, recuerda Francis, antes de detallar que siete cristianos, que han recibido el perdón tras ser condenados a la pena capital por blasfemia, han tenido que abandonar el país para salvar su vida.

Otros no lo han conseguido, como fue el caso de Rashid y Sajid Emmanuel, de 32 y 29 años, brutalmente asesinados. Los hechos se remontan al 19 de julio de 2010, cuando tuvo lugar el homicidio de los hermanos Emmanuel a la salida del los juzgados de Faisalabad, acusados de blasfemia, bajo la ley 295-c del Código Penal paquistaní. Los hermanos Emmanuel fueron encarcelados en 2005. Se trató de una venganza personal de un socio en el trabajo, que imprimió unos panfletos que “atentaban contra la dignidad del sagrado Profeta”, y en los que estaban impresos la dirección y los nombres de Rashid y Sajid.

Las hijas de Asia Bibi, cristiana condenada a pena de muerte en Pakistán

Las hijas de Asia Bibi

Pero Bibi no es la única que está en peligro. Víctimas del hostigamiento de los exaltados, su marido y sus hijas llevan años ocultándose, viviendo siempre en la sombra. Pese a las amenazas, Masih ha removido cielo y tierra para mantener a su esposa con vida. Incluso volvió a solicitar al actual presidente de Pakistán, Mamnoon Hussain, que la indulte y le permita exiliarse en Francia. También ha llegado a entrevistarse con el papa Francisco.

La fe es la que ha mantenido a Bibi con fuerzas hasta hoy, aunque los casi seis años en el corredor de la muerte han debilitado gravemente su salud. Cuando Shahzad Kamran, abogado y amigo, la visitó en la prisión, ella siempre mostraba entereza. “Estoy bien, no te preocupes, me dan de comer en la cárcel. Incluso, los carceleros me preguntan que si quiero alguna comida en especial, dejarán que me la traiga mi esposo. Lo único que te pido es que reces a Dios por mí para que pueda salir pronto de la cárcel. Echo mucho de menos a mis hijas, especialmente a mis dos pequeñas. Solo pienso en abrazarlas y besarlas todo el tiempo. Quiero estar con mis hijas, eso es lo único que le pido a Dios”, dice Kamran, evocando las palabras de Bibi en prisión.

Solidaridad contra una ley injusta

En entrevista con Vida Nueva, el coordinador de la ONG Sharing Life Ministry Pakistan, Sohail Johnson, denuncia que “la ley sobre la blasfemia es una norma que va en contra de los derechos humanos, al igual que la pena de muerte, especialmente si es una mujer la condenada”. “¡Cuánta gente inocente muere a causa de estos injustos castigos! Los musulmanes utilizan estas leyes discriminatorias para venganza personal”, se lamenta Johnson.

Su organización, junto con otras asociaciones de derechos humanos, está llevando a cabo una campaña de solidaridad con Asia Bibi en Pakistán. “No podemos manifestarnos ahora, sería un error en estos momentos que el caso ha sido suspendido en el Tribunal Supremo”, advierte.

“Hemos organizado reuniones con varios colectivos, incluido el de abogados, para decidir el plan de acción”, señala. “Es necesario movilizar a la sociedad civil paquistaní para que el Parlamento derogue esta ley criminal y nadie más tenga que pasar por el horror que ha tenido que vivir Asia en estos últimos seis años”, recuerda Johnson. Y añade: “Nos movilizaremos pacíficamente para que nuestros representantes en la Asamblea Nacional y la Cámara Baja presionen al Gobierno para cambiar la ley”.

En el nº 2.952 de Vida Nueva

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