Manuel Bedoya

“Recoger la palabra que todavía queda en los ríos”

MANUEL-BEDOYA3

Manuel Bedoya es el Presidente de la Asociación Nacional de Pescadores Artesanales (ANPAC). Los recuerdos de un pasado compartido junto a Mons. Gerardo Valencia Cano (1917-1972), antiguo obispo de Buenaventura, han alimentado por décadas su compromiso social.

Oriundo del Carmen del Atrato, Chocó, Manuel llegó a la ciudad puerto en 1964. Muy pronto se unió a un equipo constituido por el prelado para llevar a cabo procesos de alfabetización al servicio del sector pesquero de la región, uno de los más pobres hasta el día de hoy. Para ese entonces, Valencia Cano ya advertía la necesidad de defender el bienestar de las comunidades negras en reacción al crecimiento del interés privado hacia sus territorios ancestrales. La educación desempeñó un papel de primer orden en el esfuerzo liderado por el obispo. Con formación en música y teatro, Manuel puso sus aptitudes artísticas a disposición del movimiento organizativo en gestación. “Con monseñor hicimos la Cooperativa de Pesqueros del Pacífico”, recuerda; “organizamos acuicultores; se hicieron escuelitas, colegios”.

Había una línea de continuidad entre las exigencias del Concilio Vaticano II y la misión de Valencia Cano en Buenaventura; entre el magisterio de la Iglesia latinoamericana, sensible a las urgencias sociales de aquella hora, y el trabajo del obispo entre la gente. Tras la muerte del prelado en 1972, Manuel siguió adelante con el trabajo organizativo y con su labor docente. Además de su servicio educativo en la Escuela de Artes y Oficios San José, participó en la creación de ANPAC en 1978, con la idea de promover la formulación de una política en beneficio del sector pesquero, objetivo por el cual hoy aún lucha la institución.

A pesar de que el país cuenta con dos mares y millones de metros cuadrados de agua dulce o continental, los pescadores nunca han recibido el reconocimiento que merecen por parte de la sociedad colombiana. La destrucción de los recursos naturales (ríos y ciénagas), en parte, debido al crecimiento de la ganadería y del narcotráfico los ha afectado enormemente. Lo propio ha hecho la economía global de mercado y el aumento de las importaciones. De las 250 mil toneladas de pescado por año, que se producían a nivel nacional hace una década, se ha descendido a 65 mil toneladas. Ello ha traído consigo un gravísimo detrimento en la calidad de vida de los pescadores y de sus familias, cuyas necesidades básicas insatisfechas superan hoy un 60%.

Por la identidad cultural

En el caso de Buenaventura, donde la población ni siquiera cuenta con un hospital, la pobreza se agudiza debido a la afectación por el glifosato; a la contaminación que produce la minería; y a los altos costos de los combustibles y de los aparejos de pesca. A lo anterior se suma, el conflicto armado, por el cual muchos pescadores han perdido la vida o han sido desplazados de sus caseríos. Muchas familias pasan hambre en el municipio. Manuel sueña con que la gente viva como vivía en el pasado, cuando se producía en abundancia naranja, arroz, papachina o chontaduro. Sus esfuerzos durante décadas han estado orientados a luchar para que la identidad cultural de la gente se mantenga. Está convencido de que un desarrollo impuesto va en contra de las reales necesidades de las comunidades negras de la región. Ocurre así con los megaproyectos que a día de hoy el gobierno nacional pretende implementar, sin que antes se haya dado respuesta a las más sentidas necesidades de la gente.

Entre las iniciativas de las que hoy participa, codo a codo junto a otros líderes de organizaciones sociales a nivel local, se encuentra el Centro de Memoria Gerardo Valencia Cano. El proyecto busca rescatar la visión de desarrollo que tienen las comunidades ancestrales del municipio, a fin de que no desaparezca y de que el desarrollo socio-económico tenga en cuenta un aprovechamiento respetuoso de los recursos naturales; que la gente vuelva al campo, a producir en coherencia con sus tradiciones. Este año, la Asociación Nacional de Pescadores Artesanales puso a disposición del Centro Nacional de Memoria Histórica su archivo, en sintonía con quienes consideran que salvaguardar los valores del pasado en el municipio es una forma de proyectar futuro. Manuel camina a través del circuito de memoria que se consolida en el país. Vida Nueva lo encontró hace unas semanas en Trujillo, Valle. Nuevas motivaciones pesca este discípulo de Gerardo Valencia Cano.

Compartir