Rafael González: “Francisco nos invita a no tener asco a los pobres”

Presidente de la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos y Religiosas

Rafael González Ponce, presidente de la CER (Ecuador)

Rafael González Ponce, presidente de la CER (Ecuador)

JOSÉ BELTRÁN (enviado especial a ECUADOR) | Hace dos años llegó a Ecuador, después de estar destinado en Colombia, de ser el responsable desde Roma para coordinar los proyectos en América Latina y de vivir doce años en Asia. En Quito, en la casa provincial del instituto, ha cumplido 40 años como misionero comboniano, y lo hace como el presidente de la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos y Religiosas (CER), que representa a más de 170 congregaciones, o lo que es lo mismo, a 5.200 religiosos repartidos en las 23 diócesis del país. Rafael González Ponce es un hombre sereno y conciliador, con esa mano izquierda que se le presupone a quien sirve a la Vida Consagrada y busca ser puente con los obispos y los sacerdotes diocesanos del país. Desde ahí ha sido, además, el coordinador del encuentro del Papa con los consagrados en el Santuario del Quinche.

PREGUNTA.- ¿Qué ha supuesto para los consagrados ecuatorianos recibir a un Papa religioso?

RESPUESTA.- Cada detalle en este viaje es un signo. Que sea religioso. Que sea el primer Papa latinoamericano. Que escoja a los países pequeños y pobres de Latinoamérica para esta primera gira. Este discurso nos está transformando desde que anunciara su intención de venir a Ecuador. Aquello fue una explosión de alegría que hoy el pueblo ecuatoriano vive en las calles y le ha abierto su corazón. En este Año de la Vida Consagrada, nos ha encomendado a los religiosos despertar a este mundo desde la alegría del encuentro con Cristo. Nos ha hecho caer en la cuenta de que la Vida Consagrada no tiene sentido si no hay un encuentro experiencial y profundo con Él.

PREGUNTA.- Ser profecía les ha costado caro a muchos religiosos en América Latina en las últimas décadas. Con Francisco y su Teología del pueblo, el viento parece soplar a favor. Sin embargo, ¿este giro no llega cuando la Vida Consagrada está agotada de nadar años contracorriente?

RESPUESTA.- Para nosotros, la beatificación de Óscar Romero o la atención que el Papa ha prestado durante su pontificado a la CLAR [Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas] son muy significativos. Demuestra que todo por lo que se ha luchado durante estos años no es una quimera y que vale la pena apostar por ello. Como Vida Consagrada queremos responderle con un “sí” al proyecto de Francisco, nos adherimos a esa eclesiología que lanza con tanta valentía. Él vivió Medellín y Puebla, fue uno de los impulsores de Aparecida y ahora todo esto lo traduce en la Evangelii gaudium y en Laudato si’.

PREGUNTA.- ¿Qué herencia espera de esta peregrinación papal?

RESPUESTA.- Papa nos ha invitado a no tener miedo ni asco a los pobres; estamos llamados a sanar heridas y calentar corazones. Somos un pueblo de tremendas contradicciones. Basta con salir a nuestras calles para ver unos contrastes que no nos pueden dejar indiferentes: muchos hermanos no tienen lo mínimo para vivir con dignidad, hay grupos humanos históricamente marginados, estructuras sociales que generan situaciones lacerantes de violencia, descarte y exclusión… Tal vez nos habíamos atrincherado en nuestros privilegios y en nuestras propias educaciones y no teníamos tiempo para ver estos rostros y escuchar estos lamentos. Francisco nos está sacudiendo.

PREGUNTA.- Sin embargo, cuando Francisco se marche, a buen seguro llegarán las protestas en la calle contra el presidente, Rafael Correa, la tensión social… ¿No se diluirá su presencia?

RESPUESTA.- Lo que algunos grupos han solicitado como una tregua durante la visita papal es lo que nosotros no queremos. Lo que estamos pidiendo es que, en este tiempo difícil y de tensión en nuestro país, se vea como un momento de crecimiento y de oportunidad. Necesitamos una conversión de actitudes sin revanchas ni acusaciones, sin intereses escondidos. Todos los que amamos a este país estamos llamados a buscar juntos el bien de las personas y del futuro desde el diálogo, la justicia y, por qué no, del sacrificio.

Entrevista íntegra solo para suscriptores

En el nº 2.949 de Vida Nueva.

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