“Huellas” de cinco siglos de arte sacro en Málaga

Ars Málaga acoge una exposición de pinturas, esculturas y documentos de toda la diócesis

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“Huellas” de cinco siglos de arte sacro en Málaga [extracto]

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | El obispado de Málaga culmina su remozado palacio episcopal con la exposición Huellas, testimonio de cinco siglos de arte sacro en la diócesis. Transformado en un original centro de arte bautizado como Ars Málaga, el palacio episcopal reabrió sus puertas en febrero de 2014 con cinco salas dedicadas al arte africano de la Fundación Jiménez Arellano-Alonso. Ahora, con Huellas, recupera su vieja vocación de museo diocesano con un centenar de pinturas, esculturas, orfebrerías, bordados y documentos que muestran el patrimonio de la Iglesia de Málaga desde el siglo XV hasta nuestros días.

“Aunque ya llevábamos una andadura, tras el acondicionamiento de las salas de la segunda planta queríamos que este espacio se inaugurase con una exposición de arte sacro de nuestra diócesis. Para nosotros es un proyecto que ha ido haciéndose por etapas, y esta exposición, aparte de un reto por los medios y los recursos de los que disponíamos, supone ver una obra ya en marcha y con futuro. Nuestro compromiso es hacer una exposición al año de arte sacro relacionado con nuestra diócesis, al margen de otro tipo de exposiciones. Que el arte sea también una manera de evangelizar”. Así lo explica Miguel Ángel Gamero, sacerdote y director de Ars Málaga.

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Miguel Ángel Gamero, sacerdote y director de Ars Málaga

Huellas debía ser la primera de estas exposiciones temporales: “Esta palabra tiene dos acepciones: la señal que se queda impresa tras el paso de alguien –explica Gamero–, y por otro lado, el sentido de que todo tiene la huella de Dios. Todo este patrimonio de la diócesis es un legado, una huella que nos ha dejado el pasado que queremos revivir, que siga comunicando lo que pretendieron sus autores y ver qué le dicen a la persona de hoy”.

Una lectura evangélica

Esta “huella muy rica, tremendamente rica”, como la define Gamero, parte de la peculiaridad de que Málaga no se reconquista hasta 1487: “Por ello, como en prácticamente toda Andalucía, no hay un arte románico ni un primer gótico, sino solo el último. Hay piezas del siglo XV, como la Virgen de la Esperanza de la Colegiata de San Sebastián de Antequera, así como algunos cálices de esa época. Esta Virgen es fundamental en la primera sala, porque es de las primeras piezas después de la recristianización de la diócesis que son veneradas por los cristianos de aquella época”.

El discurso expositivo arranca en esta primera sala, denominada ‘Jerusalén celeste’, con el ajuar litúrgico de la catedral y de los primeros templos religiosos de la ciudad: Santiago, San Juan, el Sagrario y la parroquia de los Mártires. “La idea de esta primera sala era centrarnos en las primeras construcciones y en la catedral –explica Gamero–. Y, aunque no tanto en estos primeros siglos, también queríamos reflejar qué significa para un cristiano las celebraciones litúrgicas. Queríamos mostrar todos los medios que ha usado la Iglesia para estas celebraciones: imágenes, esculturas, tablas para retablos, orfebrerías, edificios, cantorales, ornamentos… queríamos intentar ayudar al visitante a comprender esta ‘Jerusalén celeste’ en la que se convierten los templos en las celebraciones litúrgicas”.

El director de Ars Málaga ha puesto un especial empeño en la lectura evangélica de las cuatro salas de la exposición: “La Iglesia de siempre ha usado, entre comillas, el arte para explicar la catequesis y para la veneración, siempre ha sido amiga de las bellas artes, y esto lo que nos ha dado un gran legado. Y creo que es un legado que hay que transmitir en una época muy secularizada, porque parece que muchas cosas hay que volverlas a explicar”, manifiesta Gamero.

huellas-ars-malaga2De ahí que la segunda sala, ‘Ternura y patetismo’, narre la cronología de la infancia de la Virgen María, la Anunciación y la niñez de Jesucristo. “Hemos centrado la exposición en la iconografía precisamente por ello –apunta el sacerdote–, ideas como los dogmas en torno a la Virgen, el tema del Evangelio de la infancia de Jesús… y muchos otros contendidos iconográficos que a las generaciones nuevas hay que seguir explicándoselos. No solo hemos querido que fuera una exposición que siguiera una línea cronológica, sino sobre todo que sean las ideas, las creencias, lo fundamental de nuestra fe hecho imagen lo que hablara por sí sola. Y eso sí que sirve para la nueva evangelización”.

Destacan tres extraordinarias tallas, lo más sobresaliente de la exposición: un Niño Jesús, de Pedro de Mena; un San José con el Niño, de Andrés de Carvajal y el conocido como Niño Jesús de la Espina, una obra de pequeño tamaño perteneciente al extinto museo de Arte Sacro de la Abadía del Císter, que simboliza su futura Pasión y Muerte.

Precisamente, la Pasión y Muerte de Jesús, con el Cristo de la Agonía de la parroquia de Humilladero, y, sobre todo, el Cristo Resucitado de José Capuz –que cierra la Semana Santa malagueña–, culmina la exposición con un montaje iconográfico que representa “la Resurrección y la gloria, la alegoría o el triunfo de la fe a través de piezas de arte sacro del siglo XX”.

La muestra –que permanecerá abierta hasta el mes de septiembre– termina con un doble epílogo. Por un lado, una pequeña sala donde se explican las fiestas y las celebraciones religiosas desde el siglo XVII a la actualidad, de clara esencia barroca: “La iconografía es una tradición del arte aplicada a las imágenes muy andaluza, en el sentido que confluyen en ella todo ese abigarramiento del bordado, de la orfebrería, de la talla. El andaluz en esencia es muy barroco, lo son sus fiestas y sus celebraciones. Si pensamos en la Semana Santa, en el Corpus, en todos esos oficios del Medievo que siguen perviviendo en el siglo XXI… Yo creo que es la aportación que la diferencia de otros tipos de exposiciones”, señala el director de Ars Málaga.

Fundamentos de la fe

Por otro lado, la última sala muestra la riqueza musical de los archivos de la Catedral de Málaga y permite su audición. “Son cinco siglos de arte sacro, desde el finales del XIV hasta el siglo XX, en los que se puede ver la historia de nuestra diócesis. Pero, sobre todo, un recorrido por los fundamentos de la fe de esos mismos creyentes a través de cinco siglos –insiste Gamero–. Queríamos que estas imágenes ayudaran a la gente a trascender el arte buscando lo esencial de nuestra fe. No sé si lo conseguimos, pero esta ha sido nuestra intención”.

Gamero ha apostado, además, por la convivencia del arte sacro con la gran colección de arte africano de la Fundación Jiménez Arellano-Alonso. La acogida ha sido extraordinaria: “Teníamos la obligación no solo de centrarnos en el arte sacro, sino también en otras manifestaciones del arte que de algún modo también tienen huellas, que vienen también a trascender el arte en sí; cuando este refleja la belleza de Dios, de alguna manera también sirve para comunicarnos con Él. Conviven bien, en un mundo muy ecléctico, con muchas versiones del arte que de algún modo queremos reflejar en Ars Málaga”.

El reto es grande, porque Málaga es hoy una de las grandes ciudades museísticas de España, con el Centro Pompidou, el Museo Ruso, el Thyssen o el Picasso, entre otros: “Somos una oferta complementaria. Muchos de estos museos se han centrado en el arte contemporáneo, en torno a la vanguardia o incluso en usos y costumbres, o en el automóvil. Pero hay una parte en la historia del arte que es esencial, como es el arte sacro. Estamos unidos a las visitas de la catedral, y teníamos la obligación de mostrar nuestro arte sacro a todos aquellos turistas que vienen buscando los museos de Málaga”.

En el nº 2.948 de Vida Nueva.

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