La respuesta unida de la Vida Consagrada es ya una realidad

Los proyectos intercongregacionales se han multiplicado en diez años

Asociación Puente de Esperanza

Un joven buscando empleo acude a la asociación intercongregacional Puente de Esperanza

La respuesta unida de la Vida Consagrada es ya una realidad [extracto]

MARÍA PÉREZ. Fotos: SERGIO CUESTA | En cada crisis hay una oportunidad. Y cuanto más profunda la crisis, más importante y mejor resulta la oportunidad. Solo esto explica que ante la escasez vocacional y la crisis económica, distintas congregaciones hayan aunado fuerzas para promover distintos proyectos sociales.

Aunque diferentes institutos religiosos han trabajado de manera conjunta en muchos proyectos a lo largo de la historia, el concepto de intercongregacionalidad no se estableció hasta el Concilio Vaticano II. Desde entonces, han sido muchos los proyectos comunes auspiciados por distintas congregaciones, pero sobre todo han sido muchas las reflexiones sobre esta dimensión de la Vida Consagrada.

Búsqueda de empleo en la Asociación Puente de Esperanza

Búsqueda de empleo en la Asociación Puente de Esperanza

Existen diversos proyectos sociales en España asumidos conjuntamente desde distintas congregaciones. Desde CONFER, destacan los que se han emprendido en el campo de la emigración en regiones como Valladolid, Burgos, Barcelona, Andalucía, Valencia, Zaragoza o Madrid. “No podemos estimar el número exacto de proyectos intercongregacionales que hay en este momento –sostiene Luis Ángel de las Heras, su presidente–, pero los lugares y ámbitos mencionados dan una idea de su extensión. Eso sí, podemos decir que hay más ahora que hace diez años”.

Durante este curso, ha tomado mucha fuerza la Red Frontera, “un trabajo intercongregacional que cuenta con cada vez más comunidades religiosas comprometidas con la situación de la frontera sur de España, al que se han sumado Cáritas y el Secretariado de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE)”, explica el presidente de CONFER.

En el ámbito de la prostitución y la trata de personas existe también un compromiso de trabajo intercongregacional significativo. Luis Ángel de las Heras destaca el Proyecto Encuentro, en Almería, regentado por Adoratrices y Oblatas, o la Red Europea de Religiosas contra el Tráfico Humano (RENATE), formada por congregaciones religiosas comprometidas en 23 países.

En Sigüenza-Guadalajara, CONFER también ha abierto un banco de alimentos solidario intercongregacional, “con objeto de atender a las necesidades del entorno con aportaciones económicas de las congregaciones que hay en la diócesis”.

Y en Madrid, varias religiosas de congregaciones diferentes regentan el proyecto de Viviendas de Integración Social (VIS), una residencia de viviendas tuteladas destinadas a familias necesitadas de especial protección social y con dificultades para acceder a un hogar.

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María Estrella Morales, apostólica del Corazón de Jesús

Vida Nueva acude a la Asociación Puente de Esperanza, una entidad constituida por doce congregaciones, todas ellas femeninas, en el multicultural barrio de Tetuán (Madrid). Es lunes por la mañana, y a las 10:00 en punto, su entrada se llena de más de veinte personas que acuden a la búsqueda de empleo semanal. Puente de Esperanza comenzó su andadura hace una década, “como respuesta a una llamada que sentimos tres congregaciones (Apostólicas del Corazón de Jesús, Religiosas de la Asunción y Hermanitas de la Asunción) ante la inmigración que veíamos en las calles”, explica una de las fundadoras, María Estrella Morales, apostólica del Corazón de Jesús.

Esa llamada, respaldada por sus respectivas congregaciones, se concretó en una asociación sin ánimo de lucro centrada en la acogida y apoyo a inmigrantes, a la que se fueron incorporando la Sagrada Familia de Burdeos, las Religiosas de Nuestra Señora de la Compasión, las Misioneras Franciscanas de la Madre del Divino Pastor, la Congregación Romana de Santo Domingo, las Misioneras de la Doctrina Cristiana, las Siervas del Sagrado Corazón, las Ursulinas de Jesús, la Compañía de Santa Teresa y las Mercedarias Misioneras de Bérriz.

La primera acción es la acogida, recibir a la persona en la situación que venga. Le escuchamos, le tomamos los datos, vemos qué demandas presenta y, en función de eso, le derivamos a uno u otro de nuestros servicios”, explica la presidenta de Puente de Esperanza, Mercedes Ginel, religiosa de Nuestra Señora de la Compasión. Desde la asociación, buscan empleo, ofrecen formación orientada al mercado laboral (geriatría, cocina, manipulación de alimentos, corte y confección…), enseñan nuevas tecnologías y enseñan castellano.

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Mercedes Ginel, religiosa de Nuestra Señora de la Compasión y presidenta de Puente de Esperanza

“Lo que no damos son tres cosas: no damos comida, no damos ropa y no damos dinero. Salvo, excepcionalmente, que una persona esté buscando trabajo, en ese caso le ayudamos con el gasto del transporte público”, afirma Ginel. “Como muchas de las personas que acuden tienen problemas jurídicos o están sin papeles, tenemos dos voluntarios abogados, uno experto en extranjería y otro experto en derechos civiles y penales. Además de un psicólogo que les acompaña, pues vienen personas muy rotas, con muchas heridas”.

La Asociación Puente de Esperanza es en la actualidad una fusión de sensibilidades, carismas, vocaciones y nacionalidades en pleno Madrid. Sus 86 voluntarios (mitad religiosas y mitad laicos) atienden a usuarios de muy distinta procedencia: Ecuador, República Dominicana, Bolivia, Marruecos, Etiopía, Bangladesh… y hasta China. “El 70% de las personas que acuden a nosotros son mujeres–explica una de las voluntarias, Ana Lázaro, laica–, con un nivel de formación muy bajo, principalmente de Madrid, aunque recibimos gente de muchos municipios de alrededor”.

Sin perder el carisma

“Aquí la religión nunca es elemento discriminatorio”, sostiene su presidenta, “lo fundamental es que acogemos a personas, hijos o hijas de Dios, con la misma dignidad que los demás. Tampoco tenemos un afán catequético: nuestra manera de evangelizar es con la vida, siendo testigo del amor de Dios, con nuestros distintos carismas”.

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Búsqueda de empleo en la Asociación Puente de Esperanza

Y es que Ginel lo tiene claro: “La intercongregacionalidad es el futuro”, pero “también la misión compartida con laicos. O nos unimos, estamos en comunión y vamos haciendo fraternidad, o desaparecemos”. “Desde el principio, las congregaciones que empezamos teníamos carismas muy distintos” –recuerda la religiosa María Estrella Morales–, pero nunca salieron a relucir nuestros carismas, sino el objetivo y el proyecto común: el seguimiento a Jesús desde la opción por los pobres. Y eso es común a todas las congregaciones”.

Luis Ángel de las Heras, considera que estas iniciativas son “sin duda un desafío positivo de presente y futuro muy importante”. “En la Iglesia española estamos avanzando en la toma de conciencia y en el desarrollo de una buena praxis de misión compartida: nos necesitamos unos a otros todos los que formamos la Iglesia. Y las congregaciones religiosas podemos avanzar en esta perspectiva”.

Y es que el papel de CONFER es clave en este nuevo ámbito que se abre para la Vida Consagrada: “CONFER tiene la responsabilidad y posibilidad de animar y apoyar este camino, e incluso de proponer alguna iniciativa intercongregacional nueva. De hecho, en estos momentos estamos estudiando la viabilidad de alguna”, abunda su presidente.

Frente al miedo de muchas congregaciones de perder su carisma propio, Luis Ángel no duda: “Hay gente que puede temer que se pierda el carisma. Nada más lejos. En todos estos proyectos se tiene un cuidado, un respeto, un conocimiento y un aprecio por los distintos carismas, que no hace que se pierdan, sino que se signifiquen en proyectos relevantes compartidos”.

Reconstruir Sudán del Sur entre todos

Solidarity with South Sudan (Solidaridad con Sudán del Sur) es una plataforma creada en 2008, compuesta por 170 congregaciones religiosas comprometidas con el continente africano. Esta iniciativa tuvo su origen en una petición de ayuda de la Conferencia de Obispos Católicos de Sudán, para responder a las necesidades críticas de Sudán del Sur en educación, salud y pastoral. Auspiciado por las dos uniones de superiores generales (USG y UISG), sus tres vertientes de trabajo en el país son: la formación de profesores y personal sanitario, la promoción de una cultura de paz, y la búsqueda de desarrollo en las zonas más rurales. Desde España son cuatro las organizaciones (PROCLADE, PROYDE, SED y Fundación Corazonistas) que apoyan esta iniciativa, realizando tanto actividades de búsqueda de financiación como difusión y sensibilización sobre la situación en el país.

En el nº 2.947 de Vida Nueva.

 

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