Francisco cerca aún más a los pederastas eclesiales

Weselowski será juzgado el 11 de julio y se crea un tribunal para obispos encubridores

Francisco abraza a una niña  en un reciente encuentro con  el movimiento scout

Francisco abraza a una niña en un reciente encuentro con el movimiento scout

ANTONIO PELAYO (ROMA) | La larga caravana de coches pasó a toda velocidad, minutos después de la seis de la tarde del miércoles 10, por la Via della Conciliazione y la Plaza de San Pedro para adentrarse en la Ciudad del Vaticano. Vladimir Putin intentaba recuperar algunos minutos del enorme retraso que había acumulado para su encuentro con el papa Francisco, fijado para las cinco de la tarde.En la larga historia de la diplomacia vaticana, solo el entonces presidente de Uganda, Idi Amin Dada, se había permitido llegar con media hora de retraso a la cita que tenía con Pablo VI, a la que, por cierto, se presentó además con una señora que no era su esposa…

La primera víctima de la impuntualidad del presidente de la Federación Rusa fue Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia, que aguantó en pie la larga espera. Cuando Putin descendió de su vehículo, el prelado le saludó cortésmente en alemán, lengua que el líder ruso domina desde los tiempos en que vivió como agente del KGB en la República Democrática Alemana.

Escoltado por un piquete de la Guardia Suiza y un puñado de gentilhombres de Su Santidad, Putin llegó a la Sala del Tronetto, donde salió a saludarle el Santo Padre. Eran las 18:15 horas cuando ambos entraron el biblioteca privada papal y la entrevista a solas –con la única presencia de dos intérpretes– se prolongó durante cincuenta minutos; duración normal si se tiene en cuenta el tiempo reservado a la traducción.

Putin llegó una hora tarde a su encuentro con el Papa

Putin llegó una hora tarde a su encuentro con el Papa

Finalizado el encuentro privado, entró la numerosa delegación que acompañaba al presidente ruso, de la que formaban parte, entre otros, el ministro de Asuntos Exteriores, Sergey Lavrov; el asistente personal de Putin, Yuri Ushakov; y el embajador ruso ante la Santa Sede, Alexander Avdeev. El intercambio de regalos lo abrió el líder ruso con un bordado en hilo de oro que representaba la iglesia moscovita de San Salvador, “destruida –dijo Putin– durante el período soviético y recientemente reconstruida”.

El Papa le correspondió con el habitual medallón del Ángel de la Paz, obra del artista italiano Guido Veroi, “ángel que vence –le aseguró el Papa– todas las guerras y evoca un mundo de solidaridad y de paz entre todas las naciones”. También le regaló un ejemplar en lengua rusa de su exhortación apostólica Evangelii gaudium, con “mis reflexiones religiosas, humanas, geopolíticas y sociales”.

Los periodistas que formaban el pool que pudo asistir al inicio y al final del encuentro nos comentaron que solo en los últimos minutos el rostro del Papa, que había estado más serio de lo normal, se abrió a ciertas sonrisas cuando despidió al presidente con su habitual: “Le pido que rece por mí como yo lo hago por usted”, a lo cual Putin respondió: “Ha sido para mí un gran placer y un honor mantener este encuentro con usted”.

Minutos después de que la delegación rusa abandonase el Vaticano rumbo al Quirinal, donde Putin se iba a entrevistar con el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella; y el presidente del Consejo de Ministros, Matteo Renzi, se hizo pública una “nota informativa” del padre Lombardi más larga y explícita de lo habitual en estos casos. “El coloquio –afirmaba el comunicado–, como era posible prever en el contexto de la situación mundial, se ha dedicado principalmente al conflicto en Ucrania y a la situación en Oriente Medio”.

“El Santo Padre –proseguía– ha afirmado que es necesario comprometerse en un sincero y gran esfuerzo para realizar la paz y ha habido coincidencia sobre la importancia de reconstruir un clima de diálogo y que todas las partes se comprometan a poner en práctica los acuerdos de Minsk. Es esencial el empeño para afrontar la grave situación humanitaria, asegurando, entre otras cosas, el acceso de agentes humanitarios y con la contribución de todas las partes para una progresiva distensión en la región”.

Sobre el segundo punto, y más en particular sobre los conflictos de Siria e Irak, “se ha confirmado substancialmente la coincidencia sobre la urgencia de perseguir la paz con el interés concreto de la comunidad internacional, asegurando entretanto las condiciones necesarias para la vida de todos los componentes de la sociedad, incluidas las minorías religiosas y, en concreto, los cristianos”.

Francisco con Juan Manuel Santos, presidente colombiano

Francisco con Juan Manuel Santos, presidente colombiano

Aparte de Putin, en la sucesión de jefes de Estado latinoamericanos recientemente recibidos en audiencia por Francisco hay que añadir al presidente de la República de Colombia. Juan Manuel Santos Calderón llegó al Palacio Apostólico a primera hora de la mañana del lunes 15. Fue un diálogo que duró veinte minutos, que debieron ser muy intensos, puesto que el mandatario colombiano salió visiblemente emocionado.

“Durante las cordiales conversaciones –se afirma en el comunicado–, se habló de las buenas relaciones entre la Santa Sede y la República de Colombia, haciendo hincapié en la contribución que la Iglesia católica ha dado y continúa asegurando a favor del progreso humano, social y cultural de la población”.

Las precedentes son frases más o menos habituales en este tipo de comunicados, pero las siguientes ya tienen más enjundia: “Entre los argumentos analizados –se dice–, se prestó una atención particular al estado del proceso de reconciliación en curso en el país, a la complejidad de las negociaciones que conlleva y a las perspectivas que podría abrir el logro de un acuerdo de paz”.

Apoyo al diálogo con las FARC

En un encuentro con los periodistas, Santos reconoció que este último tema había sido el centro de su coloquio con el Papa, que se mostró muy interesado y, al mismo tiempo, preocupado por el sesgo de las negociaciones entre el Gobierno y las FARC. El presidente también afirmó que Francisco le garantizó su apoyo y, si fuera necesario, su mediación, aunque añadió que por ahora se trataba solo de una posibilidad que, para convertirse en realidad, necesitaría del acuerdo de ambas partes.

En otro orden de cosas, entre los días 8 y 10 de junio, ha tenido lugar en el Vaticano la décima reunión del Consejo de cardenales que asesora al Papa en la reforma de la Curia, el llamado C-9. Al finalizar sus trabajos, Lombardi convocó un briefing que esta vez nos brindó a los informadores algunas informaciones de gran relieve.

La más importante, sin duda, es el anuncio de la creación de un tribunal para juzgar a los obispos que se hayan hecho responsables del delito de ocultar los abusos sexuales de menores de edad o de adultos vulnerables. La propuesta de erigir esta nueva barrera contra la pedofilia clerical se debe a la Comisión para la Tutela de los Menores creada por Francisco en 2014. Su presidente, el cardenal Seán Patrick O’Malley, arzobispo de Boston, la presentó el día 8 por la tarde. La propuesta se articula en cinco puntos:

  • Las denuncias contra los obispos que hayan “abusado de su oficio episcopal” se harán ante los tres organismos de la Curia responsables de los nombramientos episcopales, es decir; la Congregación para los Obispos, la de las Iglesias Orientales y la de la Evangelización de los Pueblos.
  • Será la Congregación para la Doctrina de la Fe la autorizada por el Papa para juzgar a los obispos por tales delitos.
  • A tal efecto, se creará en la Congregación para la Doctrina de la Fe una nueva sección judicial y se nombrará el personal necesario para el funcionamiento del Tribunal Apostólico.
  • El Santo Padre nombrará un secretario que asista al cardenal prefecto en esta materia. El secretario (que será un arzobispo) tendrá la responsabilidad de esta nueva sección y del personal que trabaje en ella en los “procesos penales por el abuso de menores y de adultos vulnerables por parte del clero”.
  •  Se abre un período de cinco años para examinar y valorar el funcionamiento de esta nueva estructura.

Como puede deducirse, se trata de un nuevo paso en la “tolerancia cero” contra esos crímenes que tanto han dañado a la credibilidad de la Iglesia. Benedicto XVI ya dio los primeros pasos en la línea de no tolerar por más tiempo la impunidad de quienes son autores de estos desmanes y, ahora, Francisco ha llevado hasta las últimas consecuencias su represión.

Jozef-Weselowski

Jozef Weselowski

Algo que lleva a la práctica, como se está pudiendo comprobar con Jozef Weselowski, el ex nuncio apostólico en la República Dominicana, de nacionalidad polaca, que está acusado de ser un pederasta desde que el escándalo estallara en el verano de 2013, cuando un reportaje televisivo puso en evidencia que el prelado era asiduo frecuentador de una playa en la que, a cambio de dinero, mantenía relaciones sexuales con muchachos menores de edad.

La noticia produjo consternación en el Vaticano y al Papa en persona. Roma se puso inmediatamente en movimiento y el caso fue sometido a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que, después de un proceso interno, le redujo al estado laical. Sentencia contra la que el encausado ha apelado, aunque sin éxito.

En septiembre de 2014 se produjo otro hecho sorprendente: los gendarmes vaticanos detuvieron al exarzobispo dentro del territorio vaticano y lo pusieron bajo arresto domiciliario en una dependencia. Lombardi informó esos días de que el Promotor de Justicia (equivalente al fiscal) del Tribunal de Primera Instancia del Estado de la Ciudad del Vaticano había convocado al prelado para notificarle los cargos de que se le acusaba como autor de “graves hechos de abusos sobre menores sucedidos en la República Dominicana” y, en consecuencia, “habida cuenta de la situación sanitaria del imputado”, se le confirmaba el arresto domiciliario, “con las relativas limitaciones, en estancias dentro del Estado de la Ciudad del Vaticano”.

Han pasado desde entonces nueve meses y no pocos se preguntaban en qué situación se encontraba el proceso y qué había sido del exprelado, del que nadie parecía tener noticias. La respuesta ha llegado, mediante comunicado del portavoz vaticano, este 15 de junio: “El presidente del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, el profesor Giuseppe della Torre del Tempio di Sanguinetto, ha dispuesto, acogiendo la petición de la Oficina del Promotor de Justicia, el envío a juicio del ex nuncio apostólico en la República Dominicana Jozef Wesolowski. La primera audiencia del proceso ha sido fijada el día 11 de julio de 2015”.

“El exprelado –prosigue la nota– está acusado de varios delitos cometidos, sea durante su estancia en Roma desde agosto de 2013 hasta el momento de su arresto (el 22 de septiembre de 2014), sea en el período trascurrido en la República Dominicana, durante los cinco años en que desempeñó el cargo de nuncio apostólico (el 24 de enero de 2008 fue nombrado nuncio en la República Dominicana y delegado apostólico en Puerto Rico, cargos de los que dimitió el 2 de agosto de 2013)”.

“Por lo que respecta al período trascurrido en Roma –afirma el segundo párrafo de la nota del portavoz–, el procedimiento le imputa el delito de posesión de material pornográfico-pederasta, introducido en la ley n. VIII de 2013 del papa Francisco. Para el período precedente, las acusaciones se basan en el material probatorio transmitido por la Autoridad Judicial de Santo Domingo sobre los abusos sexuales de menores”.

Según los expertos, las penas que podrían caer sobre el acusado pueden llegar a siete años de prisión. El padre Lombardi, respondiendo a preguntas de los informadores, no excluyó que la primera audiencia del proceso (que tendrá lugar en el Palacio de Justicia del pequeño Estado) pueda ser pública de alguna manera; tal vez se reutilice el mismo sistema que se escogió durante el proceso contra el ex mayordomo de Benedicto XVI: la presencia en sala de dos informadores. Se da igualmente por supuesto que la sentencia judicial no llegará inmediatamente. De hecho, es muy previsible que el Tribunal de Primera Instancia no se pronunciará hasta después del verano.

El papa a la FAO: “los derechos no permiten exclusiones”

El jueves 12 de junio, la Sala Clementina del Palacio Apostólico fue marco de una audiencia extraordinaria a la que asistieron más de doscientas personas que esos días participaban en la 39ª Asamblea de la FAO, el organismo de la ONU que se ocupa de la agricultura y de la alimentación, con sede en Roma.

Francisco les dirigió en castellano un discurso considerablemente más extenso de lo que suele ser habitual en él. Y esto ya es un indicio de la importancia que concede a estos temas, de los que, en parte, se ocupa en su encíclica Laudato si’. “El acceso al alimento necesario –dijo en uno de los primeros párrafos de su alocución– es un derecho para todos. Los derechos no permiten exclusiones”.

Refiriéndose más adelante a las estadísticas sobre los residuos alimenticios, dijo: “Intentemos asumir con mayor decisión el compromiso de modificar los estilos de vida y, tal vez, necesitemos menos recursos. La sobriedad no se opone al desarrollo; más aún, ahora se ve claro que se ha convertido en una condición para el mismo”.

“A veces –aseguró en el punto tercero de su discurso– se tiene la sensación de que el hambre es un tema impopular, un problema insoluble, que no encuentra soluciones dentro de un mandato legislativo o presidencial y, por tanto, no garantiza consensos… Pero así se olvida que, si en un país la pobreza es un problema social al que pueden darse soluciones, en otros contextos es un problema estructural y no bastan solo las políticas sociales para afrontarla”.

Francisco habló también del agua, “que ya es objeto de conflictos que previsiblemente aumentarán”. “No basta afirmar –concluyó– que hay un derecho al agua sin esforzarse por lograr un consumo sostenible de este bien y eliminar cualquier derroche. El agua sigue siendo un símbolo que los ritos de muchas religiones y culturas utilizan para indicar pertenencia, purificación y conversión interior”.

En el nº 2.946 de Vida Nueva

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