‘La familia Bélier’: si me necesitas, canta

Fotograma de 'La familia Bélier'

J. V. ECHAGÜE | Una entonación más cercana a la mala uva de Intocable (2011) que a la del sentimentalismo rosa de Hijos de un dios menor (1986); una letra que evoca el costumbrismo social de Billy Elliot (2000) y menos el humanismo pedagógico de Los chicos del coro (2004)… Y así podríamos seguir con las referencias. La canción de La familia Bélier ya la hemos escuchado. Y como ocurre con las tonadas pegadizas, nos pilla a traición y acabamos tarareándola hasta en la ducha. Sí, la película gira en torno a la sordera. Y sí, esboza las barreras que lleva adheridas toda discapacidad. Ahora bien, denuncias sociales, las justas. La intención del realizador Eric Lartigau era otra. Y salvo algún “gallo”, no desentona.

Si el filme nos suena diferente se debe a su original punto de partida. El clan de los Bélier, que vive de su granja en un pequeño pueblo francés, consta de cuatro miembros: el matrimonio compuesto por Rodolphe (François Damiens) y Gigi (Karin Viard), y sus hijos, Quentin (Luca Gelberg) y Paula (Louane Emera). Todos ellos son sordos… salvo Paula. ¿Y qué supone para una adolescente vivir en un entorno en el que es la “rara”? Pues un incordio. Se despierta cada mañana a golpe de cacharrazos que solo ella puede oír, ejerce de intérprete de sus padres ante el ginecólogo mediante la lengua de signos, “censura” las opiniones expresadas gestualmente por su progenitor cuando algún “gorrón” les acecha… Dicho de otra forma, Paula “tira” de ellos.

Fotograma de 'La familia Bélier'Sintiéndose atraída por un chico, se apunta a las clases de canto de su instituto. Y su profesor, el señor Thomasson (Eric Elmosnino), descubre que tiene un talento innato. Es más: puede optar a una beca para estudiar en París. Pero, ¿abandonará Paula a una familia que depende de ella solo por hacer realidad un sueño? La sordera no deja de ser en La familia Bélier una excusa. De hecho, el realizador no contó con actores sordos para el filme, lo que le costó severas críticas por parte del colectivo.

Más bien, es una traba que agrava un conflicto universal: ese momento en el que abandonamos el nido familiar y echamos a volar. Pero con aristas: primero, porque aquí son los progenitores los que son dependientes de su retoño, y no al revés; y segundo, porque la protagonista rompe el cascarón gracias a un talento cuyo goce les está vetado a sus padres, lo que agranda la brecha.

Con este material, Lartigau toca con habilidad las teclas de drama y comedia, provoca que seamos benévolos con las estridencias (cierta tendencia al histrionismo, subtramas que se olvidan…) y obtiene una melodía sencilla, emotiva y contagiosa, en la que incluso las canciones de Michel Sardou (algo horteras, no nos engañemos) suenan a música celestial. En definitiva, un nuevo hit internacional del cine francés. Que alguno tome nota.

FICHA TÉCNICA

Título original: La famille Bélier.

Dirección: Eric Lartigau.

Guión: Victoria Bedos, Thomas Bidegain, E. Lartigau.

Fotografía: Romain Winding.

Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine.

Producción: Stéphanie Bermann, Eric Jehelmann, Philippe Rousselet.

Intérpretes: Louane Emera, Karin Viard, François Damiens, Luca Gelberg, Roxane Duran, Eric Elmosnino, Ilian Bergala, Clémence Lassalas, Bruno Gomila.

En el nº 2.945 de Vida Nueva

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