El Papa más diplomático

En una semana, recibe a Michelle Bachellet, Cristina Kirchner y Vladimir Putin

Michelle Bachelet y el Papa

Cordialidad entre Michelle Bachelet y el Papa

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Vladimir Putin se suma a la lista de jefes de Estado y de Gobierno que visitan estos días a Francisco. El presidente de la Federación Rusa fue recibido por el Papa en audiencia privada el miércoles 10 de junio a las cinco de la tarde (más allá del cierre de esta edición). Era la segunda vez que se veían después del encuentro que mantuvieron el 25 de noviembre del 2013; entrevista que se cerró con un beso del presidente y del Papa al icono de Nuestra Señora de Vladimir, una de las imágenes más veneradas por la Iglesia ortodoxa rusa.

En las horas previas, había muchas especulaciones sobre el contenido de las conversación que mantendrían, e incluso se comentaba la posibilidad de que se oficializase una invitación al Papa para que visite Rusia; como se recordará, esta fue una de las aspiraciones más fuertes de Juan Pablo II, que nunca llegó a realizarse.

La lista de visitas oficiales del máximo nivel al Santo Padre resulta impresionante: solo en los primeros meses de este año han venido al Vaticano veinte altas personalidades políticas de todo el mundo: entre ellas, la canciller alemana Angela Merkel; los reyes de Bélgica y de Tonga; la reina de Suecia; el presidente de Cuba, Raúl Castro; el nuevo presidente de la República de Italia, Sergio Mattarella; o el presidente del Estado palestino, Mahmoud Abbas.

Las últimas que han franqueado el Portone di Bronzo han sido dos presidentas de grandes países latinoamericanos: la de Chile, Michelle Bachelet, el día 5, y la de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, el domingo 7.

En vísperas de su llegada a Roma, la presidenta de Chile describía en elogiosos términos su admiración por la persona y la obra de su anfitrión. “El Papa encarna –declaró a Lucia Capuzzi, de Avvenire– un liderazgo innovador basado en las relaciones interpersonales. Admiro además su valentía para afrontar temas que antes eran tabú. Esta es una enseñanza no solo para la Iglesia, sino para todo el mundo político y social, más necesario ahora que nunca, cuando las instituciones atraviesan una crisis de desconfianza”.

Duró cuarenta y cinco minutos la conversación entre Bergoglio y Bachelet. El siempre medido comunicado vaticano señalaba que entre los temas de interés común se habían abordado “la salvaguardia de la vida humana, la educación y la paz social. En ese contexto se ha reafirmado el papel de las instituciones católicas en la sociedad chilena y su contribución positiva, especialmente en la promoción humana, en la formación y en la asistencia a los más necesitados”.

Según hemos podido saber, el Papa, como suele suceder, hizo pocas preguntas, dejando a su interlocutora que se explayase, exponiéndole las líneas maestras de su política, que, según declaró a La Repubblica, tienen como objetivo principal superar “las numerosas formas de desigualdad tanto en la instrucción como en el trabajo y en las relaciones entre los géneros… Es necesario que todos los ciudadanos dispongan de forma equitativa de las posibilidades que la sociedad puede ofrecerles para alcanzar su realización”.

En un breve contacto con los periodistas después de la audiencia, la presidenta de Chile se declaró muy satisfecha al verse recibida por el Papa “con tanto cariño y respeto; me dejó hablar todo lo que tenía para contarle, realmente le sentí como un pastor”. Bachelet llegó al Vaticano acompañada por el ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz; el presidente del Senado, Patricio Walker; y el de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Núñez, entre otras personalidades. Algo que prueba la importancia que concedían a esta entrevista con el Papa, que, como ya se sabe, viajará a Chile en 2016.

Cristina Fernández de Kirchner y Francisco

Quinta entrevista con Cristina Fernández de Kirchner

Apenas regresado de su agotador viaje a Sarajevo (llegó a Roma el sábado por la noche), Francisco continuó su actividad normal como si fuese insensible a la fatiga. El domingo por la tarde recibió a Cristina Fernández de Kirchner. Es obvio que se conocen desde hace años, cuando Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires, y es también de todos conocido que sus relaciones con el matrimonio Kirchner no eran las más deseables, por usar un término diplomático.

Todo cambió con la elección papal y, desde entonces, la mandataria argentina ha visitado al Papa cinco veces; la primera, con ocasión de la misa del inicio del pontificado; cuatro meses después, acudió a Río de Janeiro, donde tuvo lugar la Jornada Mundial de la Juventud; la tercera se produjo en 2014, al cumplirse el primer año de la elección papal de Francisco, dándose el caso de que la presidenta llegó al Vaticano con una bota ortopédica porque, la víspera, había sufrido un esguince en el tobillo izquierdo; en septiembre del mismo año, volvió a presentarse en el Vaticano antes de dirigirse a Nueva York para participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Por lo tanto, estamos ante un récord de visitas, al que hay que añadir otra marca, puesto que este encuentro se prolongó “más de hora y media”, según precisó el comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede. En él también se dice que “la presidenta ha querido manifestar una vez más el afecto y la cercanía del pueblo argentino al Papa”. La lista de la delegación que acompañaba a Kirchner era muy numerosa, e igualmente lo fue la de los regalos que ofreció al Papa, entre los que destaca una edición del famoso poema nacional Martín Fierro, que Bergoglio ha citado en sus discursos más de una vez. El Santo Padre dio a su huésped una reproducción de un icono ruso del siglo XII que representa a la llamada “Virgen de la ternura”.

En el nº 2.945 de Vida Nueva

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