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‘Aventuremos la vida’


Una obra de Dolores Aleixandre, Monjas Trinitarias de Suesa y Víctor Herrero de Miguel (PPC). La recensión es de Aquilino Bocos Merino, cmf

Aventuremos la vida, PPC

Título: Aventuremos la vida. Invitaciones a la vida consagrada

Autores: Dolores Aleixandre, Monjas Trinitarias de Suesa y Víctor Herrero de Miguel

Editorial: PPC

Ciudad: Madrid, 2015

Páginas: 207

AQUILINO BOCOS MERINO, CMF | La editorial PPC ha tenido una muy buena idea al pedir estas tres colaboraciones y reunirlas en un libro con el que quiere hacer memoria, en este Año de la Vida Consagrada, de cuánto este estilo de vida tiene de sorprendente y aventura. El libro está presentado con acierto y sobriedad por el marianista Diego Tolsada.

Su título –Aventuremos la vida– lo desarrolla Dolores Aleixandre, con su proverbial sabiduría y riqueza, en torno a textos de la Palabra de Dios. Conocida por los lectores de Vida Nueva, es religiosa del Sagrado Corazón de Jesús con una densa trayectoria de servicio en la enseñanza y pastoral bíblica.

Las monjas trinitarias de Suesa, fieles a sus raíces carismáticas, nos describen la inspiración y el caminar de la vida comunitaria desde la Trinidad. El monasterio es “la Casa de la Trinidad”, según san Juan de Mata.

Víctor Herrero de Miguel es capuchino, filólogo y biblista. Desde su callada experiencia personal, su amor a la poesía y apoyado en poemas, ofrece una visión narrativa de la Vida Consagrada, que es la suya y también la de otros. Es interpelante y estimulante.

Son muchas las sugerencias que se vierten en los tres artículos sobre puntos esenciales de la Vida Consagrada: la Palabra que da vida, la vida fraterna en comunidad y la misión en las fronteras existenciales y sociales. Las doscientas páginas del libro se leen con interés, pero no pueden ser leídas de un tirón, porque te hacen detenerte y meditar. Abren horizontes, refuerzan convicciones, suscitan el intercambio y animan a recorrer otros caminos. Los tres textos llevan indicadores de esperanza. Reflejan la imagen de una Vida Consagrada existencial, dinámica, creativa y comprometida.

Las aventuras que podemos emprender en nombre de Jesús y su Evangelio, según Aleixandre, son: volver a casa, la atención, la simplicidad, determinarse, saber dormir, apostar por otros, esperar, hacerse amigos, arder, vivir en Adviento. Debajo de estos títulos hay observaciones, puntualizaciones e incitaciones de profundo calado humano y religioso. Cada una de estas aventuras está apoyada en palabras del Evangelio comentadas desde la aguda sensibilidad de la biblista y la experiencia de quien ha vivido y entrevé el futuro.

Tras la reflexión, hay unos recuadros titulados ‘Aventurándonos en la oración’. Nos pone a la escucha de santa Teresa de Jesús, maestra de aventuras, en este su centenario, y concluye con otro recuadro: ‘Arriesgando nuestra palabra’. Estas aventuras espolean para el cambio de actitudes y de estructuras. Hacen patente la inquietud por lo no cumplido y por lo que aún puede hacerse, aunque sea la hora de vísperas. Valen para todas las etapas de la vida porque apuntan a lo esencial. Nos colocan en situación de abandono y confianza. Así merece la pena arriesgar la vida.

La comunidad se hace

Las hermanas trinitarias de Suesa hacen un bello y atractivo relato de su vida comunitaria. ¿Cuánto pueden aprovechar las comunidades laicales? Estas lo verán. Son comunidades ‘T’ de Trinidad. Por eso, destacan su impronta carismática trinitaria, que es punto de partida y de llegada. La comunidad se hace, no está hecha.

Es escuela de comunión a través de la búsqueda, la escucha, la palabra, la mirada transparente, el perdón y la reconciliación, la resolución de conflictos y la oración animada, es decir, con alma, tanto personal como comunitaria. El tiempo en la vida monástica lo marca la liturgia de las horas. Así se vive el tiempo de Dios para Dios. Después de cada tema abordado hay dos recuadros: uno para el trabajo personal y el otro es una invitación. Promueven así dinamismos de crecimiento en la fraternidad y ofrecen ejercicios prácticos para hacer comunidad.

Víctor Herrero de Miguel habla de Poética de una vida y parte de esta convicción: “La Vida Religiosa o es poética o no es vida”. El religioso y el poeta viven para vivir. El poeta expresará su vivencia en poemas y el religioso manifestará de una u otra forma su pasión por Dios y por la humanidad.

El autor reflexiona sobre su vida apoyado en poemas que han nutrido su intimidad. Sus densas y bellas páginas en torno a la Vida Consagrada y a la casa en la que habita se encuadran entre la orilla de la cotidianidad y el sueño de su existir. Habla de su experiencia de vida. Para el autor, como para Blas de Otero, existir es co-existir. Por eso, puede denunciar la incoherencia de quienes dicen vivir en comunidad y sus vidas discurren paralelas bajo el mismo techo y hacen de sus comunidades cuarteles de invierno.

Propugna una comunidad viva, fraterna, solidaria, amante del “bello desorden” y en la que los hermanos se mueven para encontrarse y disfrutar de lo bueno conseguido como permanente novedad. Los puntos centrales de su pensamiento giran en torno a: el centro y la hondura, el peso y lo ligero, la claridad de la luz y de la sombra y una vida marginal. La frontera, la periferia, es el lugar privilegiado para despertar a la colectividad. Es el acicate para comprometer al conjunto. Lo aparentemente inútil tiene fuerza vivificadora. Así la poesía, así la Vida Consagrada. Al final de cada núcleo temático aparece un recuadro ‘para pensar y compartir’.

He disfrutado leyendo este libro. No hay en él apologías, pero tampoco concesiones. Los autores, ciñéndose a sus temas, sacuden la rutina e invitan a “salir” y frecuentar las periferias. La vida comunitaria adquiere especial relevancia. Piden intensificar la comunión en toda su extensión y lograr mayor radicalidad y coherencia para que nuestra vida tenga sabor a Evangelio. Víctor Herrero nos propone contemplar el peral en flor de Vincent van Gogh. Aunque pequeño y retorcido, simboliza la esperanza de la Vida Consagrada. Por eso merece la pena aventurar la vida.

En el nº 2.945 de Vida Nueva.

Actualizado
12/06/2015 | 03:55
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