Francisco reformará el proceso para las nulidades

El ‘instrumentum laboris’ para el Sínodo de la Familia se difundirá estas semanas

El papa Francisco con niños

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Laudato si’, mi’ Signore cum tucte le Tue creature, reza la primera estrofa del Cántico de las criaturas que san Francisco escribió en dialecto umbro entre finales del año 1224 y comienzos de 1225, poco antes de su muerte. Citando esas inspiradas palabras, inicia el papa Francisco su segunda encíclica, que, bajo el título Laudatio sii (Alabado seas) será hecha pública el próximo 16 de junio. El rumor corrió por las redes sociales en las primeras horas del sábado 30 de mayo. La noticia la confirmó poco después el director de la Librería Editrice Vaticana (LEV), el salesiano Giuseppe Costa, que recibía en Nápoles el premio atribuido a un libro del arquitecto italiano Paolo Portoghesi sobre la custodia de la Creación publicado por la LEV.

Los medios oficiales vaticanos ni han confirmado ni desmentido la noticia, como sucede habitualmente en estos casos. Lo cual equivale a una semiconfirmación. Por otra parte, no era un secreto para nadie que la encíclica iba a aparecer el mes de junio. Se lo contó el propio Bergoglio al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, cuando ambos se entrevistaron en Roma el pasado 28 de abril. “Estoy seguro de que esta encíclica tendrá un profundo impacto en las discusiones sobre el cambio climático”, dijo el diplomático coreano ante los informadores; al mismo tiempo, confirmó que el Papa había aceptado dirigirse a la Asamblea General de las Naciones Unidas el próximo 25 de septiembre en Nueva York.

Ya antes, en el vuelo que le conducía de Colombo a Manila (15 de enero de este año), el Pontífice argentino describió con detalles el itinerario de la encíclica: “El primer borrador –dijo en respuesta al colega Gerard O’Connell– lo escribió el cardenal Turkson [presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz] con su equipo. Después, con la ayuda de algunas personas, lo tomé yo y trabajé sobre él. Luego, algunos teólogos hicieron el tercer borrador y envié una copia a la Congregación para la Doctrina de la Fe, a la segunda sección de la Secretaría de Estado y al teólogo de la Casa Pontificia para que lo estudiasen bien y no dijese ninguna ‘estupidez’. Hace tres semanas, he recibido las respuestas, algunas voluminosas, pero todas constructivas. Ahora me tomaré una semana del mes de marzo, toda entera para acabarla. Creo que a finales de marzo estará acabada y se enviará para que la traduzcan. Pienso que el trabajo de la traducción va bien (me está escuchando monseñor Becciu, que se ocupa de esto) y, si todo va bien, podrá salir en junio o julio. Lo importante es que haya algo de tiempo entre la salida de la encíclica y el encuentro de París, para que sea una aportación. El encuentro de Perú no fue una gran cosa. A mí me ha desilusionado su falta de valentía: se pararon en un cierto punto. Esperamos que en París los representantes sean más valientes para avanzar en esta materia”.

Contribución al reto ecológico

Bergoglio se refería a la cumbre mundial que la ONU ha convocado el próximo mes de diciembre en París; en ella, los líderes mundiales se reunirán para renovar el desfasado Protocolo de Kyoto (del año 2000). Se espera, en efecto, que la llamada COP 21 alcance un compromiso global para reduccir las emisiones contaminantes a la atmósfera a partir del año 2020; su objetivo principal es limitar el aumento de la temperatura global en menos de 2º C.

Según Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Academia Pontificia de Ciencias, el Papa dividirá su encíclica en dos partes: “La primera es la que procede de la Biblia, según la cual el hombre es el custodio en el sentido de que desarrolla la Creación de un modo sostenible, como decimos hoy; y la segunda, la situación de la Tierra, que es descrita principalmente por las ciencias naturales y sociales”.

Francisco en el capítulo general franciscano

Francisco en el capítulo general franciscano

Por otro lado, los días 25 y 26 de mayo se reunió en Roma el Consejo Ordinario del Sínodo de los Obispos. La reunión –cosa que no es habitual– estuvo presidida por el Santo Padre, que quiso subrayar con su presencia la importancia que da a la preparación de la XIV Asamblea General de la asamblea sinodal, que se reunirá en Roma del 4 al 25 de octubre para tratar el tema La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo. Según el comunicado de la Sala de Prensa, el instrumentum laboris del Sínodo ha recibido la aprobación del Consejo y, con los retoques que estime oportuno la Secretaría General que preside el cardenal Lorenzo Baldisseri, será enviado a todas las conferencias episcopales “dentro de pocas semanas”, se supone que antes del verano. También, se dice, “han sido presentadas las propuestas de la Secretaría General para poner al día la metodología de los trabajos de la próxima asamblea”.

Todas las informaciones que recibimos coinciden en que se está recalentando el clima presinodal ante la convicción general de que será un momento importante para valorar la capacidad de Bergoglio de llevar el debate por donde él cree más conveniente para la Iglesia. Muestra de ello es el encuentro que ha tenido lugar estos días en la Universidad Gregoriana de Roma, convocado, entre otros, por el cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y uno de los cardenales del C-9. La reunión, en el fondo, buscaba estudiar una estrategia de cara al Sínodo (además del convocante, han asistido varios obispos franceses y suizos, así como algunos teólogos). Todo se ha desarrollado en la mayor discreción y parece que durante el verano habrá otras convocatorias similares.

También se espera que, en un plazo no muy largo, se haga público un documento papal que revise y modifique el proceso seguido hasta ahora para conceder o negar la nulidad de los matrimonios canónicos. Como se recordará, Francisco creó una comisión de expertos para estudiar tan delicado asunto; de ella formaban parte, entre otros, el cardenal Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos; monseñor Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe; y el decano de la Rota Romana, Vito Pinto. Estos sabios consultores ya enviaron al Santo Padre su “boceto” de documento que, cuando se haga público, tendrá su influencia en el debate sinodal.

Igualmente, se refirió a la importancia del Sínodo el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin. “La familia –ha dicho recientemente– constituye el centro y tenemos que hacer todo lo posible para defenderla, tutelarla y promoverla; el futuro de la humanidad y de la Iglesia, frente a ciertos acontecimientos sucedidos estos días, sigue siendo la familia. No apoyar a la familia es como quitar la base de lo que debería ser el edificio del futuro”.

Como informamos en nuestro número anterior, el primer colaborador del papa Francisco respondía así a los informadores que quisieron conocer su reacción ante la reciente aprobación en Irlanda, por referéndum, de los matrimonios entre parejas del mismo sexo: “No solo es una derrota de los principios cristianos, es también una derrota de la humanidad. Estoy muy triste por el resultado. La Iglesia debe tener en cuenta esta realidad, pero tiene que hacerlo para reforzar su compromiso para evangelizar en la que también es nuestra cultura”.

Ecos del referéndum irlandés

Francisco con Mujica, expresidente uruguayo

Francisco con Mujica, expresidente uruguayo

El cardenal Walter Kasper, sobre el que se concentran los ataques de sectores conservadores, situaba el fenómeno irlandés en otra dimensión. “Yo pienso que el referéndum irlandés es emblemático de la situación en la que nos encontramos –declaraba al Corriere della Sera el 27 de mayo–, no solo en Europa, sino en todo Occidente. Mirar la realidad de frente significa reconocer que la concepción posmoderna, para la que todo es igual, contrasta con la doctrina de la Iglesia. No podemos aceptar la equiparación con el matrimonio. Pero es una realidad también el hecho de que en la Iglesia irlandesa muchos fieles han votado a favor, y tengo la impresión de que en otros países europeos el clima sea similar”.

El cardenal alemán piensa, además, que ha llegado el momento de que la Iglesia discuta esta y otras cuestiones. “No puedo imaginar –añade– un cambio fundamental en la posición de la Iglesia. Está muy clara en el Génesis, está muy clara en el Evangelio. Pero las fórmulas tradicionales con las que hemos intentado explicarlo, evidentemente, no llegan a la mente ni al corazón de las gentes. Por lo tanto, no se trata de alzar las barricadas. Tenemos que encontrar más bien un nuevo lenguaje para explicar los fundamentos de la antropología.… El hombre, la mujer, el amor. Un lenguaje que sea comprensible, sobre todo para los jóvenes”.

En el nº 2.944 de Vida Nueva

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