El dominico que ha salvado 800 manuscritos del fanatismo del Estado Islámico

Najeeb Michaeel, dominio iraquí que salvó 800 manuscritos del Estado Islámico

Najeeb Michaeel expone en París algunos de los más significativos, entre ellos un original de Averroes

Najeeb Michaeel, dominio iraquí que salvó 800 manuscritos del Estado Islámico

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | Cuidar de las Escrituras, cuidar de la memoria, cuidar del origen. A ello ha consagrado su vida el dominico Najeeb Michaeel (Mosul, Irak, 1955), experto en Archivística, fundador y director del Centro para la Digitalización de Manuscritos Orientales.

Hasta hace un año, la biblioteca del monasterio dominico de Notre-Dame-de-l’Heure, en Mosul, en el corazón de las civilizaciones, en la antigua Nínive bíblica, contenía más de 50.000 ejemplares. Una colección que empezó a reunir y digitalizar Najeeb en 1980 con la intención de preservar y difundir la historia de la presencia cristiana en Mesopotamia. La invasión de Mosul y del norte iraquí en 2014 por las tropas del Estado Islámico (EI) destruyó la biblioteca, aunque el monasterio –como gran parte de los 46 templos cristianos que existían en la ciudad– fue destinado a cárcel popular, en su mayoría de cristianos iraquíes. Antes, el religioso pudo llevarse unos 1.300 manuscritos a Qaraqosh, la ciudad iraquí que, a veinte kilómetros de Mosul, se había convertido en refugio de los católicos caldeos.

La noche del 6 al 7 de agosto de 2014, el dominico salvó de las llamas 800 de esos manuscritos, trasladándolos de madrugada a Erbil. La mayoría son textos de entre los siglos XIII al XIX (la imprenta no llegó a Irak hasta 1873, de mano, precisamente, de los dominicos franceses), y también hay incunables musulmanes de valor incalculable, como los Comentarios de Averroes al Poema de la Medicina de Avicena. “Era absolutamente necesario que esos manuscritos, conservados en nuestra biblioteca, escaparan de la destrucción sistemática del patrimonio cultural no musulmán”, afirma el P. Najeeb.Najeeb Michaeel, dominio iraquí que salvó 800 manuscritos del Estado Islámico

Los facsímiles de los siete manuscritos más significativos –los Comentarios de Averroes; el llamado Libro de la Perla, obra apologética sobre la verdad del cristianismo escrita en siríaco en el siglo XIII; o dos célebres gramáticas árabes: la de al-Yauhari (s. XI) y Ibn Malik Alffiyya (s. XIII), copiadas al final de la Edad Media, entre ellos– se exponen en París en la muestra Mesopotamia, encrucijada de culturas: grandes obras manuscritas iraquíes (siglo XIII-XIX), en la sede de los Archivos Nacionales, como “un puente entre las civilizaciones, que dan fe del pasado y dicen muchas cosas sobre el presente”, afirma.

Los originales, excepcionales por su caligrafía y miniaturas, permanecen escondidos en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, a 70 kilómetros de Qaraqosh. “Evacuamos en un camión buena parte de los manuscritos –relata Najeeb– mientras el Estado Islámico se apoderaba de Qaraqosh, en medio del inmenso éxodo de poblaciones cristianas y yazidíes, que huían masivamente para refugiarse en Erbil”. De los 809 manuscritos, la mayoría son textos –tanto católicos como musulmanes– sobre historia, filosofía, literatura o música, escritos en arameo, siríaco, árabe y armenio.

“La Virgen nos protegió”

“Pasamos por tres puntos de control sin problemas y creo que la Virgen María nos protegió. A lo lejos podía verse la bandera negra del Estado Islámico –prosigue con su relato–. Estábamos protegidos por los soldados kurdos, pero no dejaron pasar nuestro coche en la frontera. Así que empecé a sacar las cajas de manuscritos del coche y a encomendárselos a la gente que pasaba”. Al otro lado esperaba un camión. “Aquel día, el Estado Islámico dejó pasar a los refugiados sin disparar, y todas las cajas acabaron por llegar a buen puerto, y guardadas en un lugar discreto”. Pocos días después, los yihadistas quemaron las bibliotecas de Mosul y de Qaraqosh.

“Desde 1990, hemos digitalizado 8.000 manuscritos de la región. Pero hoy, la mitad de los originales no existen, porque los destruyeron los fundamentalistas”, añade Najeeb, que participó en París en la inauguración de la exposición que ilustra la evangelización dominica en Irak y Siria, dentro de los actos que conmemoran el 800º aniversario de la Orden de Predicadores en Francia.Najeeb Michaeel, dominio iraquí que salvó 800 manuscritos del Estado Islámico

En Erbil, donde vive, prosigue con la digitalización de los libros que ha rescatado de la barbarie: “Digitalizar es dar una segunda vida a los libros”. Para ello, cuenta con la colaboración de la Biblioteca Apostólica Vaticana y la Universidad de St. John (Collegeville, Minnesota), donde estudió y es profesor invitado, y donde ha depositado gran parte de las copias digitales.

“Un manuscrito oculto es un manuscrito muerto. Si se expone, se le devuelve a la vida y se convierte en inmortal”, resume en una frase que simboliza su ingente tarea de salvaguarda de los manuscritos “de los fanáticos, los ácaros y la humedad”. Más aún cuando admite que “muchos de estos viejos libros están en muy mal estado” y necesitados de una restauración de momento imposible.

Najeeb no solo lamenta la quema de las bibliotecas iraquíes; también la destrucción de los sitios arqueológicos de Nimrod y Hatra o, como afirma, “la erradicación sistemática del patrimonio de la humanidad en esta tierra cuna de la escritura”. Aun así, hace un llamamiento internacional: “Aún tenemos que salvar lo que podamos salvar”.

Y no lo dice solo por los manuscritos que testimonian la presencia del cristianismo en Irak, porque, según explica, en la biblioteca dominica de Mosul –y entre los rescatados– había libros sobre ciencia, astronomía, música, literatura, astrología, medicina, plantas o viajes, así como de otras “religiones y creencias” Najeeb ha logrado proteger, por ejemplo, “los dos libros sagrados de los yazidíes, un pueblo de tradición oral”, también perseguido por los yihadistas del Estado Islámico: el Libro negro y el Libro de las Revelaciones. Libros que él mismo había traducido al francés, “al igual que fueron unos monjes católicos los que los transcribieron”. El dominico prepara ahora una tesis doctoral sobre los yazidíes en la Universidad de Friburgo (Suiza).

“Sufrimos y morimos como mártires”

La obsesión de Najeeb por rescatar los tesoros bibliográficos de Mesopotamia no es nada, comparado con el dolor que le produce la tragedia de los cristianos en Irak: asesinatos, violaciones, venta como esclavos de mujeres y niños…

“Antes de la invasión estadounidense de Irak en 2003 –según ha explicado–, había alrededor de 1,3 millones de cristianos, lo que representa casi el 5% de la población. Ahora, a causa del martirio y la migración debidos a la persecución generalizada, los cristianos son menos del 2%. Muchos cristianos han sido asesinados y otros se han trasladado a Turquía, Europa, Estados Unidos y otras regiones. La mayoría de los cristianos que permanecen en Irak han pasado de Mosul y Bagdad a las zonas del norte del país, donde es más seguro para ellos”.

Mientras que la situación sigue empeorando, el dominico no renuncia a permanecer en Erbil, junto a su comunidad y sus “hijos”, como llama a sus libros, fiel a la divisa dominica: Contemplari et contemplata aliis tradere (Contemplar y transmitir lo que se ha contemplado). Aún mantiene lo que dijo en una entrevista el pasado mes de agosto: “Nuestra fe es más fuerte de lo que era al comienzo de la invasión estadounidense. Nosotros sufrimos y morimos como mártires. La situación es mala. Pero mantenemos la esperanza. No es muy fácil para nosotros decir que seremos salvados, pero nuestra fe está aquí y es fuerte”.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.944 de Vida Nueva

 

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