Así es el Sarajevo que espera al papa Francisco

cartel papa Francisco anunciando el próximo viaje a Sarajevo 6 junio 2015

Bergoglio viaja a la capital de Bosnia-Herzegovina con un necesario mensaje de paz

cartel papa Francisco anunciando el próximo viaje a Sarajevo 6 junio 2015

Un cartel anuncia el viaje del papa Francisco a Sarajevo

ANTONIO PELAYO, enviado especial a Sarajevo | Han pasado 18 años desde que Juan Pablo II hiciese su histórica visita a Sarajevo, y la capital de Bosnia-Herzegovina parece otra, cuando está a punto de recibir al papa Francisco, el sábado 6 de junio. No solo han desaparecido casi por completo las terribles consecuencias del asedio que la destruyó en buena parte, sino que ha cambiado totalmente el clima de la ciudad: sus ciudadanos pasean tranquilamente por sus calles, los niños juegan en los numerosos parques y un creciente número de turistas visitan la que una vez fue llamada la “Jerusalén de Europa”.

Pero no hay que dejarse guiar solo por las apariencias, porque las heridas abiertas por el conflicto están aún lejos de cicatrizar: como se ha escrito recientemente, “en Bosnia vivimos unos cerca de los otros, pero no juntos”.

Normalizar la convivencia entre las tres religiones

En efecto, no se han superado del todo las tensiones étnicas o religiosas, y en muchas familias el drama de los desaparecidos sigue produciendo desgarros y tentaciones de venganza. Tiene que pasar aún, al menos, una generación para que la convivencia entre los fieles de las tres religiones monoteistas –que caracterizó la historia de Sarajevo durante siglos– se consolide y se normalice.

Este es el primer objetivo de la visita del papa Francisco, que incluye en su programa un encuentro ecuménico e interreligioso que convocará en torno suyo a los líderes de la comunidad musulmana, de las Iglesias ortodoxas y de la religión judía en Bosnia-Herzegovina. Así se explica el logotipo escogido para el viaje papal: las palabras Mir vama (La paz esté con vosotros) y una paloma con un ramo de olivo en su pico.

Crecimiento del radicalismo musulmán

Para entender la complejidad del problema hay que tener en cuenta que actualmente los musulmanes constituyen el 40% de la población, los serbio-ortodoxos el 31%, mientras que los católicos apenas alcanzan un modesto 11%.

El crecimiento del radicalismo musulmán se manifiesta, por ejemplo, en las dificultades que surgen cuando se tratan de construir lugares de culto cristiano, mientras las mezquitas se multiplican en todo el país, favorecidas por la generosa financiación de las riquísimas monarquías del Golfo Pérsico y de Irán. El cardenal Vinko Puljic se queja de no haber recibido en los últimos quince años un solo permiso para levantar una nueva iglesia. En Sarajevo impresiona contemplar el número creciente de minaretes, muy superior al de iglesias o sinagogas.

Otro aspecto de la discriminación es evidente en las cifras de paro, muy superior entre los cristianos (alcanza casi al 50% de los católicos) frente a los musulmanes o los que no practican religión alguna. Así se explica que la comunidad católica se haya reducido casi a la mitad después de la guerra y que muchos fieles de la Iglesia de Roma se hayan visto obligados a emigrar a la vecina y católica Croacia. En un informe reciente se afirma que la identificación entre etnia y religión genera numerosas discriminaciones de las que son víctimas las minorías cristianas.

Pero Francisco no viaja a Sarajevo en plan batallador. En un vídeo-mensaje hecho público antes de la visita, se ha definido como un “hermano mensajero de paz para expresar a todos –¡a todos!– mi estima y mi amistad”.

 

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