La desolación del Alto Baudó

United-Nations-PhotoSigue la crisis humanitaria en Chocó

 

La situación en el Alto Baudó no mejora. “Hay mucha más desolación de la tierra”, afirma el padre Javier Vaca, director de la Pastoral Social en la Diócesis de Istmina-Tadó. Solo en mayo del año pasado más de dos mil personas, pertenecientes a diversos pueblos embera chocoanos, se vieron obligadas a desplazarse debido a combates entre el ELN y paramilitares de las Autodofensas Gaitanistas. Ya entonces, los campos fueron sembrados con minas. A la afectación que viven las comunidades sitiadas como consecuencia de estos y otros artefactos se suma la devastación que han causado las fumigaciones. El glifosato no solo destruyó algunos cultivos de coca. Los cultivos de plátano de los indígenas, así como otros cultivos de pancoger, de los cuales dependen para su subsistencia, han sido violentados.

Crece el hambre y los principales perjudicados son niños y niñas de la región. Las mismas víctimas de la ausencia de medios para una atención en salud que responda a las problemáticas que a este nivel se presentan. Hace algún tiempo un grupo de indígenas denunciaban: “la mortalidad infantil es la más alta del país; en nuestras comunidades la gente muere de enfermedades curables que galopan sobre la desnutrición”.

El padre Vaca atribuye a la falta de oportunidades el fortalecimiento de las filas de los grupos armados. En reacción, la diócesis fomenta encuentros de concientización con jóvenes y promueve proyectos productivos, para ser liderados por madres cabeza de familia. Una de las preocupaciones del plan diocesano es formar maestros dentro de las comunidades para fortalecer los liderazgos e incidir en la sociedad.

Colombia en conflicto

Ha dicho Silvya Bollinger que “en este municipio se reúnen todas las características de una Colombia en conflicto: la gente en la mitad de los bombardeos, las zonas aisladas que entre ríos y montañas son de muy difícil acceso”. Según la integrante de la Agencia de la ONU para Refugiados (ACNUR), la presencia del Estado es nimia. El alcalde del Alto Baudó trabaja a distancia, después de haber sido secuestrado durante dos meses y la sede de su gobierno, como si se cayera a pedazos, es tan frágil como la institucionalidad. Cuando hace un año se emitió un S.O.S por Chocó, Mons. Julio Hernando García, obispo de Istmina-Tadó, señaló que la alegría se estaba perdiendo en esta región del país. ¿Cómo evitar que el llanto se imponga por completo?

Texto: VNC

Fotos: United Nations Photo

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