24 de marzo de 1980: han matado a Romero

‘Vida Nueva’ accede a los negativos del asesinato del mártir y beato

Negativos del asesinato del beato Óscar Romero

EFRÉN LEMUS (EL SALVADOR) | Eulalio Pérez García era un fotógrafo que trabajaba para el periódico salvadoreño El Diario de Hoy y también era corresponsal de la agencia United Press International (UPI). El 24 de marzo de 1980 salió del periódico a las 5:30 de la tarde, con la misión de fotografiar a monseñor Óscar Romero durante una homilía.

Una familia acomodada de El Salvador, la familia Pinto, había invitado a través de los periódicos a una misa en el primer aniversario de la muerte de Sara Meardi de Pinto. “Sus hijos y familia le invitan a la Santa Misa que oficiará el señor arzobispo de San Salvador a las 18 horas en la iglesia del Hospital Divina Providencia”, publicaron.

El fotógrafo Pérez García llegó tarde. Cuando se bajó de un taxi en la entrada principal de la iglesia, eran aproximadamente las 6:20 de la tarde. Al entrar, observó cerca de una treintena de personas, y decidió sentarse en el segundo banco del lado derecho para escuchar la homilía y, al mismo tiempo, preparar su cámara para retratar a monseñor Romero.

Habían pasado unos cinco minutos de la llegada del fotógrafo cuando, –a las 6:30 de la tarde del 24 de marzo de 1980– monseñor Romero decía lo siguiente:

Negativos del asesinato del beato Óscar Romero“Con fe cristiana sabemos que en este momento la Hostia de trigo se convierte en el Cuerpo del Señor, que se ofreció por la redención del mundo, y que en este Cáliz el vino se transforma en la Sangre que fue precio de la Salvación. Que este Cuerpo inmolado y esta Sangre sacrificada por los hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar cosechas de justicia y de paz a nuestro pueblo. Unámonos pues, íntimamente en fe y esperanza a este momento de oración por doña Sarita y por nosotros…”.

En este momento, las palabras de monseñor Romero fueron interrumpidas por un disparo. Tras ello, un alboroto, un tumulto de voces

Negativos del asesinato del beato Óscar RomeroEl fotógrafo Pérez García dijo en su declaración a la Policía Nacional que escuchó la detonación de un arma de fuego en la entrada principal de la iglesia. Tras ello, observó como monseñor Romero se desplomaba en el suelo; y cómo un vehículo aceleraba fuera de la iglesia, huyendo del lugar.

Todos los asistentes a la misa se tiraron al suelo. Algunos pensaron que el ataque iba dirigido contra Jorge Pinto Hijo, miembro de la familia Pinto y propietario del periódico El Independiente. Sin embargo, él y sus familiares estaban bien.

Pérez García, entonces, se concentró en tomar fotografías. Caminó hacia el altar mayor y observó que monseñor Romero “manaba abundante sangre por la boca y la nariz”. Él así lo retrató.

Negativos del asesinato del beato Óscar RomeroLas monjas, la familia Pinto y los asistentes intentaron auxiliar a monseñor Romero. El coronel Manuel Antonio Núñez ofreció su coche para trasladar al arzobispo a la Policlínica Salvadoreña, donde fallecía tres horas después. El fotógrafo retrata estos momentos y, unos minutos más tarde, regresa al interior de la iglesia, captando el momento en que las monjas limpian la sangre del suelo.

Sin embargo, su presencia se vuelve sospechosa. Las monjas y algunos asistentes comienzan a preguntar quién lo había invitado a la misa. Pérez García se identifica como corresponsal de una agencia de prensa, y afirma que había leído en los periódicos que monseñor Romero oficiaría una misa. La explicación no termina de convencer a las monjas, que lo retienen durante más de cuatro horas.

Negativos del asesinato del beato Óscar RomeroMonseñor Romero murió oficialmente a las 10 de la noche. El juez Orlando Hernández y el forense Pedro Chavarría fueron los encargados de entrar en la sala para realizar la autopsia. “La causa de la muerte se debe a una lesión ocasionada con un arma de fuego en el tercer espacio intercostal izquierdo sin orificio de salida, por lo cual se le practicó autopsia, localizando la bala a veinte centímetros de línea clavicular anterior y a seis centímetros del esternón”, escribió el médico.

Esa noche, el clero salvadoreño se reunió de emergencia en el seminario San José de La Montaña. Eulalio Pérez García fue a una de las primeras personas en ser recibidas, para tener alguna idea de lo ocurrido. El fotógrafo contó su historia. Luego ofreció una copia de las fotografías tomadas aquella tarde. Es así como lograron documentar gráficamente el asesinato de monseñor Romero.

 

En el nº 2.943 de Vida Nueva.

 

ESPECIAL MONSEÑOR ROMERO BEATO:

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