Como raíces en el manglar

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La lectura popular de la Biblia en perspectiva de la mujer afro

En los esteros se entretejen las raíces del mangle. Difícilmente se encuentra un árbol solo. Un árbol solo desaparece. El manglar es unidad expuesta al vaivén de las olas y a la inclemencia del tiempo; símbolo de unión para el pueblo negro expuesto a la guerra. Como raíces, las mujeres del Pacífico salvaguardan la unión de sus comunidades, las mantienen vivas.

Zoila Cueto, religiosa del Apostolado, llegó a la costa nariñense en el año 2000. Un año después, el paramilitarismo irrumpió en la región con todo su poder destructivo. La lectura popular de la Biblia junto a mujeres afro ayudó bastante en los momentos más duros de la violencia en Mosquera y Satinga. Permitió resistir a través de la Palabra en un contexto en que se imponía el silencio. Zoila debió trasladarse a Buenaventura en 2009. El espacio del fogón fue el centro para compartir en torno a la comida y al texto bíblico. También allá, los paramilitares atentaban contra el tejido social. En reacción, las mujeres ideaban estrategias de comunicación con sus vecinas; con el fin de cuidar la familiaridad, ese pilar de la vida del pueblo.

Hay reservas de sentido en las Escrituras. La Biblia se alimenta también con las lecturas que hace de ella la gente. Como en la historia de Rut y Noemí, explica Zoila, las mujeres presentan proyectos alternativos frente a los proyectos imperantes. Fue el caso del proceso que tuvo lugar en barrios de Bajamar como Juan XXIII, San Francisco y San Luis. La casa se convirtió en un espacio de reflexión, de encuentro, de propuestas para el futuro y de análisis de la realidad.

Tres puntales

La lectura popular de la Biblia halla fundamento en procesos de contextualización social, que acompañan la exégesis y el desarrollo hermenéutico. Zoila es hoy un referente de esta perspectiva dentro del Colectivo Ecuménico de Biblistas (CEDEBI). Fortalecer la identidad, la dignidad y la espiritualidad de las comunidades ha sido el principal horizonte en más de diez años que lleva la institución promoviendo talleres de formación. Como fruto de un curso nacional realizado en noviembre de 2011, recientemente vio la luz Pueblo negro: imagen, semejanza, templos vivos de Dios en la historia. La obra recoge artículos de Emigdio Cuesta, Anibal Cañaveral, Gloria Inés Gamboa, Esteban Arias y de Zoila.

Entre los hallazgos que la religiosa advierte en el proceso de lectura junto a mujeres destaca la recuperación de la corporeidad como lugar teológico en el cual Dios se manifiesta. Si bien muchos textos bíblicos se centran en el cuerpo de la mujer, lo hacen desde una visión sexista y patriarcal. El aporte de la hermenéutica afro se orienta a superar las estigmatizaciones y deslegitimar la violencia de la que en especial han sido víctimas las mujeres. Un segundo elemento tiene que ver con el descubrimiento de un Dios cotidiano, que en Jesús camina con el pueblo, escucha su dolor, se abaja. Un Dios así dialoga con la espiritualidad que trajeron los ancestros y que es motivación para la solidaridad, la justicia, la comunitariedad, el diálogo, el respeto y el amor, elementos de una sabiduría de vida, que es riqueza del pueblo negro en su diversidad. África, en el contexto de este diálogo de saberes y de formas de concebir la divinidad, se convierte en un referente para fortalecer el propio ser.

“En la medida que yo sé quién soy, soy capaz de tomar opciones, y esa es una de las apuestas: fortalecernos como personas afro; luchamos por la igualdad social”, afirma Zoila. Para ella, son las mujeres quienes sostienen el acervo de la sabiduría ancestral. Desde la riqueza de la oralidad, cuidan el territorio como un espacio de vida y protegen la espiritualidad. He ahí que desde el liderazgo femenino los procesos del CEDEBI favorezcan un viaje ancestral hacia la raíz, o mejor, hacia el raicero de un pueblo, donde la vida se entrelaza para sobrevivir.

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Texto: Miguel Estupiñán

Fotos: Innovacion Rural

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