Libros

‘Hacia una Iglesia creída, pensada y creíble’


Un libro de José Luis Cabria (Monte Carmelo, 2014). La recensión es de Jesús Martínez Gordo

Hacia una Iglesia creída, pensada y creíble. Lecciones de Eclesiología  Autor: Marciano Vidal

Título: Hacia una Iglesia creída, pensada y creíble. Lecciones de Eclesiología

Autor: José Luis Cabria

Editorial: Monte Carmelo, 2014

Ciudad: Burgos

Páginas: 488

JESÚS MARTÍNEZ GORDO | El libro de Jose Luis Cabria, básicamente dedicado a la “Iglesia creída” y “pensada”, se abre con una presentación general y se cierra con un breve epílogo en el que se enuncian treinta y un eslóganes sobre cómo es y ha de ser la Iglesia “en la que creo/creemos” (pp. 473-476).

El grueso de su aportación discurre a lo largo de unas trescientas páginas en las que clarifica –con el Vaticano II en la mano– en qué sentido se “cree en la Iglesia”, para adentrarse, en un momento posterior, en la “Iglesia pensada”. Esta es una tarea que le lleva a analizar los nombres de la Iglesia a partir de su implantación trinitaria (“Pueblo de Dios”, “Cuerpo de Cristo” y “Templo del Espíritu”), así como su organización institucional (la Iglesia local o diocesana, la parroquia y los nuevos movimientos eclesiales), la relación con el Reino de Dios y las notas de unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad. Cierra esta segunda (y nuclear) parte con dos capítulos dedicados a la relación entre carismas y ministerios y a la estructuración jerárquica de la comunidad católica.

  • Creer “con” la Iglesia y “en” la Iglesia. Es particularmente reseñable su énfasis en el carácter personal y comunitario de la creencia: no solo se cree en la Iglesia, sino también con la Iglesia. “Cada acto de fe individual –sostiene– es, a un tiempo, eclesial” (p. 44). La relación entre creer “en la Iglesia” (como condición de posibilidad) y el misterio de la Trinidad como el objeto de la creencia eclesial es otro de los importantes puntos de esta contribución: en la Iglesia, que “no es en sí misma una realidad de naturaleza divina” (p. 48), se responde con fe “a la convocatoria de Dios Padre en el Hijo por el Espíritu” (pp. 64 y 53).
  • Catolicidad y “perijóresis” o articulación. Otro de los puntos destacables de este libro es su aproximación “católica” a la eclesiología, entendiendo por tal el cuidado o la atención a la “totalidad, plenitud y ortodoxia (‘el todo’ verdadero)” y a la “universalidad, integridad y amplitud (el ‘para todos’)” (pp. 294 y 58). En sintonía con esta inquietud e interés de fondo, J. L. Cabria tiene muy presente la articulación, la “perijóresis” o “circumincessio” que anida en el corazón mismo de lo católico y la erige en la manera de acercarse o asomarse a la realidad eclesial (p. 258). A la luz de esta clara voluntad “católica” hay que entender, por ejemplo, su estudio de los “nombres” de la Iglesia, una tarea que se mueve entre la “indefinibilidad” y la “complementariedad” (p. 167) y que, quizá por ello, acaba siendo uno de los capítulos más interesantes y logrados de este libro. Y también las páginas dedicadas a las “notas” de la Iglesia como prolongación de los imaginarios sobre ella (pp. 279 y ss.), a pesar de ser desiguales en su tratamiento histórico-dogmático y exposición argumentativa.
  • El misterio de la Trinidad y los modelos eclesiológicos. Como es de esperar, en semejante apuesta por la “catolicidad” tiene mucho que ver la centralidad que el Concilio Vaticano II reconoce al misterio trinitario: si bien es cierto, sostiene el autor, que “ningún nombre propio agota totalmente (aprehende) la identidad de la realidad eclesial” (p. 88), también lo es que su “identidad teológica” se visualiza en sus “nombres trinitarios” (p. 229) y en los imaginarios que activa (“Pueblo de Dios”, “Cuerpo de Cristo” y “Templo del Espíritu”). Las páginas dedicadas a exponer y valorar cada uno de estos imaginarios eclesiológicos (pp. 70 y ss.) son particularmente interesantes, como también aquellas en las que ofrece una equilibrada valoración de cada modelo, aunque algunas (o muchas) de ellas puedan no compartirse en parte o totalmente.
  • Estructura y organización eclesial. En un libro de estas características no puede faltar una esmerada exposición de la estructura eclesial (papado, episcopado, presbiterado, religiosos-religiosas y laicado). La información que se facilita es correcta como primera aproximación al tema. Merece ser resaltado el acierto del autor cuando recuerda que el episcopado presenta, desde el Vaticano II, una fundamentación sacramental, algo que tendría que ser quicio de un gobierno y de un magisterio eclesial colegiales y sinodales (pp. 426 y ss.). Y, por extensión, mucho más corresponsables.

Buena, aunque incompleta, información. En general, el lector se va a encontrar con una abundante y oportuna información sobre algunos de los contenidos y de las cuestiones eclesiológicas más importantes en el Concilio y en el postconcilio. Concretamente, va a tener la oportunidad de acceder a buena investigación sobre los debates que antecedieron y posibilitaron la actual constitución dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia.

Sin embargo, este reconocimiento viene acompañado de la sorpresa que provoca el hecho de que, en estas excelentes páginas sobre la Lumen Gentium, no haya referencia alguna a la Nota explicativa previa que se publica al final de dicha constitución dogmática por mandato de la “Autoridad Superior” ni a la enorme importancia que ha tenido en la fallida recepción de la eclesiología conciliar. Hubiera sido deseable una referencia a dicho texto, a su génesis, al unipersonalismo (y absolutismo) papal que favorece y a la contradicción flagrante en que incurre con el documento aprobado por los padres conciliares y ratificado por Pablo VI.

Quizá, por eso, se echa de menos, en el mismo título y en el cuerpo central del libro, una referencia no solo a la Iglesia creíble y pensada, sino también a la posible y necesaria en nuestros días. Esto último es algo que también forma parte de la eclesiología de todos los tiempos. Y, por supuesto, de la actual.

En el nº 2.940 de Vida Nueva

Actualizado
08/05/2015 | 04:10
Compartir