Periodismo contemplativo

Transcurrido un mes largo desde el comienzo del quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, el pasado 28 de marzo, tengo el convencimiento de que si la santa carmelita hubiera vivido hoy habría echado mano de las redes sociales y del periodismo para contar su experiencia espiritual y mística. O sea, la prensa y las revistas, la televisión, la Internet y todas las demás formas de comunicación social habrían ocupado el puesto que hoy tienen sus libros. Ellos son la razón de que su doctrina y su enseñanza conserven la frescura y vigencia que derrama sus aromas en este centenario.

Santa Teresa, pues, patrona de un periodismo místico y contemplativo, que no es el tratamiento noticioso e informativo del tema religioso o eclesiástico, teológico o espiritual, sino una actitud comunicacional de invitación y contagio con las realidades del espíritu. Un periodismo orante.

El periodismo místico hace de la noticia un motivo de oración. Sin ser devocional, mantiene un tono contemplativo, que no se entraba en posturas confesionales sino que se airea ecuménicamente. El periódico, entonces, se hace instrumento de la oración mental y las columnas de opinión, versando sobre cualquier tema, no desentonarían entre las páginas de un viejo breviario, en los coros monacales.

La agobiante evolución de las comunicaciones, lejos de ser el demonio de malpensadas tentaciones, sería el ángel de luz del diálogo de amor entre Dios y las criaturas, que es la oración, que es la mística.

Ernesto Ochoa Moreno

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