El espíritu de Taizé inunda Valencia

Valencia, preparación del encuentro de Taizé en diciembre 2015

Más de 30.000 jóvenes participarán en el encuentro internacional del próximo diciembre

Valencia, preparación del encuentro de Taizé en diciembre 2015

JOSÉ RAMÓN NAVARRO PAREJA (VALENCIA) | “Alegría desbordante, júbilo, expectación, apertura y esperanza” son algunas de las actitudes con las que los jóvenes católicos, protestantes y ortodoxos de Valencia preparan el próximo encuentro internacional de Taizé, que acogerá a más de 30.000 jóvenes europeos del 28 de diciembre al 1 de enero. Desde que el hermano Alois, prior de esta comunidad ecuménica, hiciera pública la designación de Valencia como sede, más de doscientas parroquias y cientos de jóvenes se han puesto en marcha para organizar el más importante encuentro ecuménico de oración. Durante cinco días, jóvenes provenientes de más de 65 países participarán en momentos de oración y reflexión, conocerán lugares vinculados a la fe y la esperanza en la ciudad y, sobre todo, compartirán su experiencia de vida.

La estructura de estos encuentros apenas ha cambiado desde que comenzaron en París en 1978. No hay actos multitudinarios; el objetivo es que los jóvenes cristianos inunden todos los rincones de la ciudad. Tampoco hay un tema explícito para cada encuentro, aunque el hermano Alois ha anunciado que “esperamos profundizar aún más en cuestiones como estas: ¿cómo entrar positivamente en la globalización, sin que signifique la opresión de los más pobres o de las culturas minoritarias? ¿Cómo vivir una vida interior en un mundo cada vez más tecnológico?”.

Una fórmula aparentemente sencilla que atrae año tras año a miles de jóvenes de diferentes lugares de Europa. “No tenemos ningún secreto”, ha manifestado al semanario Paraula el hermano Alois, aunque reconoce que “en un período en el que el mundo atraviesa tensiones, muchos jóvenes quieren ser portadores de esperanza, de confianza, de paz allí donde viven. Un encuentro así los sostiene en su marcha hacia delante”.

En Valencia, estará muy presente también la actual crisis económica, que afecta de manera especial a los jóvenes, como recordó el hermano Alois al hacer pública la designación. “Quisiéramos que un encuentro como el de Valencia fuera un acontecimiento de esperanza, dar a los jóvenes una confianza en el futuro: su futuro personal, el futuro de la Iglesia y el futuro de nuestras sociedades”.Valencia, preparación del encuentro de Taizé en diciembre 2015

La “inmensa emoción y alegría desbordante” con que los jóvenes valencianos acogieron la noticia de la designación de la ciudad como sede era respuesta a un anhelo que perseguían desde hacia tiempo. Desde hace más de treinta años, varios grupos de jóvenes de la archidiócesis de Valencia han estado muy unidos a la espiritualidad de Taizé. La participación valenciana es muy numerosa, tanto en las peregrinaciones en Pascua y en verano, como en los encuentros internacionales. De hecho, la delegación valenciana en Praga (sede del último encuentro) era la más numerosa entre las llegadas de España.

Unidad y encuentro

Además, en la diócesis hay constituido un grupo de Acogida Taizé que pretende “mantener viva la llama de la unidad” y crear “espacios de encuentro en torno al espíritu de reconciliación y confianza que propone la Comunidad de Taizé”. Todos los meses organiza oraciones al estilo de Taizé y, en momentos específicos, como en los días previos de la Jornada Mundial de la Juventud, también organiza actos para promover esta espiritualidad. De hecho, esa voluntad de que Valencia acogiera este encuentro estaba muy presente en la diócesis desde los años en que Miguel Roca era arzobispo.

Sin embargo, la petición oficial la cursó en julio de 2010 el entonces arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, cuando visitó la Comunidad de Taizé en Francia con un grupo de seminaristas. No pudo ser atendida de inmediato porque ya existían compromisos previos con otras ciudades como Berlín, Roma y Praga, aunque siempre estuvo muy presente. Fue en mayo pasado cuando la comunidad le anunció a Osoro que la ciudad podría acoger el encuentro a finales de 2015. Dos hermanos se desplazaron entonces a Valencia para iniciar los contactos.

La designación de Osoro como arzobispo de Madrid paralizó temporalmente los preparativos, en espera de que el nuevo arzobispo ratificara la invitación. La confirmación no tardó en llegar: el cardenal Antonio Cañizares se muestra convencido de que “va a ser un encuentro de Iglesia, un encuentro de unidad y de oración por la unidad de todos los cristianos, y también supondrá un revulsivo dentro de nuestra Iglesia valenciana para vivir muy de cerca lo que desde Taizé nos llega a todos”.

El presidente de la comisión diocesana de Infancia y Juventud, Óscar Benavent, anima “a todas las familias valencianas a ir pensando con gozo en la acogida en los hogares para las decenas de miles de jóvenes que llegarán esos días de muchos países”. Y es que la organización del evento requiere la participación de más diez mil familias de acogida, doscientas parroquias y un millar de voluntarios. 

Sin embargo, como recuerda el hermano Alois, “el corazón de la preparación de un encuentro así no es, primariamente, cuestiones de organización, sino la búsqueda de los tesoros del Evangelio que están presentes en la vida de la Iglesia local, de las comunidades, de las parroquias”.Valencia, preparación del encuentro de Taizé en diciembre 2015

Preparación exhaustiva

Por esa razón, después de Pascua, algunos hermanos de la Comunidad visitarán diferentes arciprestazgos para empezar la reflexión con aquellos a quienes les gustaría contribuir a la preparación del encuentro.

En septiembre se formarán equipos de preparación en parroquias que quieran acoger a los jóvenes (en principio, parroquias de la ciudad y de poblaciones cuyo desplazamiento a Valencia no exceda de los 45 minutos en transporte público). Estos equipos serán acompañados durante cuatro meses por los hermanos de Taizé, religiosas de la comunidad de San Andrés y voluntarios de diferentes países en un itinerario que, más que de organización, es visto como “un tiempo para compartir la oración y para lanzarse juntos en una peregrinación de confianza”.

Ya en los días del encuentro, las parroquias seguirán siendo el centro de la vida de los jóvenes, que se alojarán con familias voluntarias. La jornada comenzará con una oración en el templo, para desplazarse después al centro de Valencia, donde comerán y seguirán la oración. Las tardes serán para talleres de reflexión y conocer diferentes lugares vinculados con la fe.

Las inscripciones ya están abiertas. Más información, en las webs: www.taize.fr y www.acogidavalencia.com.

Testigos de paz, signos de reconciliación

La comunidad ecuménica de Taizé fue fundada en la localidad francesa del mismo nombre por el hermano Roger, un suizo de ascendencia francesa, en los convulsos años de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad acoge a un centenar de integrantes católicos y de diversas Iglesias protestantes, provenientes de más de treinta naciones.

La Comunidad quiere ser “un signo concreto de reconciliación entre cristianos divididos y pueblos separados”, y sus miembros viven de su propio trabajo, no aceptan ningún donativo, ni siquiera sus propias herencias, que la Comunidad destina como donación a los más pobres.

Durante los años de la Guerra Fría, la Comunidad tuvo un discreto pero continuado contacto con jóvenes de los países del Este de Europa y contribuyó a la reconciliación, tanto desde un punto de vista político como espiritual.

En los últimos años, algunos de sus miembros viven en pequeñas fraternidades en lugares desfavorecidos de África, Asia y América Latina, para “ser allí testigos de paz y para estar al lado de los que sufren, compartiendo sus condiciones de vida y esforzándose en ser una presencia de amor al lado de los más pobres, de los niños de la calle, de los prisioneros, de los moribundos, de aquellos que han sido heridos hasta en lo más profundo por causas de ruptura de afecto o por abandono”.

Entre febrero y noviembre, acogen en Taizé a cientos de jóvenes, que acampan en la colina cercana y participan en los momentos de oración de la Comunidad.

 

“El fuego de la fe quema los corazones de los españoles”

JOSÉ MIGUEL DE HARO, C.Ss.R. | Este año, tanto la Peregrinación de Confianza como el Encuentro Europeo de Jóvenes se van a realizar en Valencia, dos actos que se celebrarán en un momento en el que los jóvenes españoles están viviendo una pérdida de confianza en las estructuras, en las instituciones.

El hermano Alois reconoce que les hace muy felices el número de jóvenes de España que cada año acuden a Taizé. “Muchos vienen de Valencia. Desde hace años se nos estaba pidiendo que fuésemos allí. Es verdad que los jóvenes, todos, están conociendo una situación económicamente difícil. No tenemos respuestas fáciles. Pero siempre veo la generosidad de los jóvenes españoles. Hay tantos comprometidos socialmente, en proyectos comunes con países de otros continentes… Esperamos que los jóvenes españoles nos lleven en esa dirección. El fuego de la fe quema siempre en el corazón español. Esperamos que los jóvenes enciendan de nuevo el fuego de la confianza en Dios. Esperamos que el encuentro en Valencia pueda comunicar una esperanza. Y que los jóvenes que van a venir de distintos lugares de Europa, puedan expresar que quieren ser solidarios con los jóvenes españoles”.

Pero, también en relación con España, se ha vivido recientemente una novedosa iniciativa que, más allá de los encuentros, va dirigida a las parroquias y comunidades. Se trata de la creación de pequeñas fraternidades temporales con jóvenes, que nacen de una constatación: “Vemos que hay una gran generosidad entre los jóvenes; son sensibles al sufrimiento en el mundo”, señala el hermano Alois.

La primera de esas pequeñas fraternidades fue enviada a España, a Huelva, a una parroquia donde las dificultades económicas, como el grave paro entre los jóvenes, están muy presentes. “Algunos jóvenes –añade el religioso– vivieron allí dos meses como un signo de solidaridad. En esas fraternidades, los jóvenes participan en un trabajo social y, al mismo tiempo, tienen momentos de oración gratuitos. Estoy convencido de que, para algunos de los jóvenes que participan en esas pequeñas fraternidades, eso determina decisiones muy grandes para su propia vida”.

En el nº 2.939 de Vida Nueva

 

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