El drama de la inmigración: “Falta voluntad para acabar con las muertes en el Mediterráneo”

inmigrantes supervivientes del naufragio en el Mediterráneo abril 2015

VN habla con Francesco Montenegro, cardenal de Agrigento (Sicilia), donde está Lampedusa

inmigrantes supervivientes del naufragio en el Mediterráneo abril 2015

Supervivientes del naufragio del 19 de abril, en el que murieron unos 900 inmigrantes

A. PELAYO – D. MENOR (ROMA) | La noticia del naufragio llegó al Vaticano a media mañana del domingo 19 de abril y fue comunicada a Francisco inmediatamente. El Papa se conmovió ante una tragedia de tales proporciones y decidió preparar un texto que expresara su profundo dolor. Minutos después, se asomó a la ventana del tercer piso del palacio apostólico para dirigir el rezo del Regina coeli. La plaza estaba abarrotada en una mañana de sol primaveral y la inmensa mayoría de los presentes ignoraba en esos momentos la catástrofe sucedida doce horas antes en el Mediterráneo, a pocos centenares de kilómetros de la costa italiana.

Después de la oración mariana, el Santo Padre, con un tono de voz y una expresión facial que dejaban traslucir su profunda turbación, dijo: “Están llegando en estas horas noticias sobre una nueva tragedia en aguas del Mediterráneo. Una barca cargada de emigrantes ha volcado la pasada noche a unas sesenta millas de la costa libia y se teme que haya centenares de víctimas”. Al oír estas palabras, todos los presentes reaccionaron con comprensible emoción.

“Expreso –prosiguió el Pontífice, subrayando cada una de sus palabras– mi más sentido dolor frente a tal tragedia, y aseguro a los desaparecidos y a sus familias mi recuerdo y mis oraciones. Dirijo un encendido llamamiento a fin de que la comunidad internacional actúe con decisión y prontitud para evitar que puedan repetirse tragedias semejantes”.

El Papa quiso añadir algunas palabras más para sensibilizar a todos los que le escuchaban: “Son hombres y mujeres como nosotros, hermanos nuestros que buscan una vida mejor, hambrientos, perseguidos, heridos, explotados, víctimas de las guerras; buscan una vida mejor. Buscaban la felicidad. Os invito a rezar en silencio después, todos juntos, por estos hermanos y hermanas”. Un silencio inimaginable, absoluto, concentrado se adueñó durante algunos segundos de toda la plaza, que se unió a Bergoglio cuando este comenzó a rezar el Ave María.

Las reacciones que ha provocado esta hecatombe se fueron sucediendo a medida que las noticias fueron haciéndose más concretas. La Comunidad de Sant’Egidio; el Centro Astalli, dirigido por la Compañía de Jesús; Cáritas Italia; la Fundación Migrantes…Francesco Montenegro, cardenal de Agrigento (Sicilia) y Lampedusa

Entrevista con el cardenal de Lampedusa

Francesco Montenegro es arzobispo de Agrigento, la archidiócesis siciliana a la que pertenece Lampedusa. Esta pequeña isla situada en el corazón del Mediterráneo es el símbolo del drama de la inmigración, como reconoció el papa Francisco cuando la visitó en julio de 2013, denunciando entonces “la globalización de la indiferencia”.

Montenegro lamenta que “hemos llegado ya a cerca de 24.500 muertos, pero reaccionamos como si fuera la primera vez. De hecho, más que las palabras, lo que tal vez haga falta ahora es el silencio. Solo el silencio en algunas ocasiones dice más que las palabras. Debemos sentir nuestra responsabilidad frente a estos muertos, que nos pertenecen. Ante esta realidad, tenemos la necesidad de callar y mirarnos hacia dentro”.

En entrevista con Vida Nueva, el cardenal es contundente: “No hay una voluntad política para que no se repitan estas muertes, tal vez porque Europa ha puesto en el centro a la economía. Mientras nos sigamos preocupando del dinero, estaremos siempre obligados a dividir el mundo entre Norte y Sur. En cambio, si la Unión Europea pusiese al hombre en el centro, descubriría que no hay diferencia entre el hombre blanco y el negro, entre el que viene de lejos o el que está aquí cerca. Solo así se podría construir una Europa nueva y un mundo nuevo”.

Preguntado por la operación militar ‘Mare Nostrum’ para rescatar a los inmigrantes en alta mar, y cómo su coste (9 millones de euros mensuales), según las autoridades italianas, motivó su sustitución en noviembre por un despliegue mucho más modesto, Montenegro está convencido de que “las leyes, tal como están ahora, han producido muchos muertos, lo que quiere decir que deben ser cambiadas. Cómo hacerlo depende de los técnicos. Son ellos los que deben decir cómo cambiar, pero está claro que la estructura no puede continuar así”.

“Hemos hecho leyes para intentar frenar la inmigración, pero nos hemos dado cuenta de que es imposible. La acogida no debe ser solo que te saco del agua y te llevo a tierra firme. La acogida significa que te pongo en la calle y te permito vivir. Falta este último elemento. Es esa la acogida que debe darse”, señala.

Entrevista completa con el cardenal Montenegro, solo para suscriptores

En el nº 2.938 de Vida Nueva

 

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