¡Aleluya, Jesús ha resucitado!

Resurrección de Cristo, cuadro de Stephen B Whatley
Resurrección de Cristo, cuadro de Stephen B Whatley

‘Resurrección de Cristo’, de Stephen B. Whatley

Ahora solo puede haber –y queremos que solo haya– ALELUYAS, y vamos a buscarlos y a gritarlos:

  • Aleluya de Cristo resucitado en cada nueva criatura que nace y viene al mundo. En cada una de ellas se renueva constantemente la confianza y la esperanza de Dios en la humanidad.
  • Aleluya del Resucitado en cada ser humano que rompe lanzas de generosidad y compromiso a favor de los pobres, hambrientos, sedientos, desnudos, sufrientes, excluidos, rotos, heridos, marginados, solos, enfermos, presos, desahuciados de la historia, sabiendo que en su necesidad tocan la gloria de Dios y resucitan con ellos.
  • Aleluya en cada madre y padre que, cada mañana, se levantan con la misión clara e inequívoca de hacer sentir a sus hijos que son amados y únicos para ellos. Y en los hijos que saben hacer de los padres, madres y ancianos la fuente de su ternura y su amor cuidadoso para el dependiente.
  • Aleluya por todos los que creen, a pie juntillas, que solo la persona debe estar en el centro de la vida y de la sociedad, frente al puro mercado, que no debe ser otra cosa que servicio para lo humano.
  • Aleluya y gloria por cada trabajo digno que se crea y encuentra el parado triste y roto de nuestro mundo recobrando su dignidad.
  • Aleluya por cada ciudadano justo y comprometido, activo y participativo, que sabe de su ética en lo común; el que, con su profesión y su quehacer personal y comunitario, aporta lo bueno que el mundo necesita de su sudor y acción para que la vida de todos sea digna y tenga sentido.
  • Aleluya en cada político que, frente a la corrupción, ama la realidad a la que sirve y gestiona la justicia de lo común y lo público desde la clave de la dignidad y la igualdad del cada ser humano.
  • Aleluya por las religiones y el sentido profundo que aportan, y que avanzan en el deseo de una trascendencia amorosa en el corazón de los seres humanos. Las que aportan el sentido del perdón, la compasión y la libertad, en la esperanza de un mundo fraterno y resucitado.
  • Aleluya por nuestra Iglesia, que se purifica y se renueva en la Pascua; una Iglesia que sueña y desea ser encarnada, viva, apasionada, entregada y liberadora, prolongación del amor del Verbo encarnado que fue crucificado, muerto y sepultado, resucitando al tercer día según las Escrituras.

Extraído del Pliego Semana Santa 2015. Vuelve a Jesús, mira a tu hermano, de Francisco Maya Maya, Vicente Martín Muñoz y José Moreno Losada, sacerdotes de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz

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