Yvonne Reungoat: “Abramos nuestras comunidades para acoger a los jóvenes”

Yvonne Reungoat, superiora general de las Hijas de María Auxiliadora. Foto: Darío Menor

Superiora general de las Hijas de María Auxiliadora

Yvonne Reungoat, superiora general de las Hijas de María Auxiliadora. Foto: Darío Menor

Entrevista con Yvonne Reungoat [extracto]

Texto y fotos: DARÍO MENOR | Yvonne Reungoat (Plouénan, Francia, 1945) fue reelegida el pasado octubre superiora general del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, la congregación femenina de la familia salesiana. En una sala del edificio de la Curia general en Roma, donde se custodian algunas reliquias de san Juan Bosco, fundador del instituto, junto a santa Maria Dominga Mazzarello, Reungoat expone la situación de esta realidad eclesial, la más numerosa entre las órdenes de consagradas. “Para nosotras, la Vida Religiosa está al servicio del mundo y de la sociedad”.

PREGUNTA.- ¿Cómo ha preparado el instituto el bicentenario del nacimiento de Don Bosco?

RESPUESTA.- Nuestro instituto se une a las iniciativas de toda la familia salesiana. Este año hemos celebrado el capítulo general bajo esta luz del aniversario. El tema era Ser hoy con los jóvenes casa que evangeliza, precisamente en relación con Don Bosco, para tratar de recuperar esa frescura de un ambiente que hace protagonistas a los jóvenes de esta nueva educación y nueva evangelización. Como otras actividades, hemos participado junto a los salesianos en un congreso histórico sobre el desarrollo del carisma a nivel mundial. Y del 19 al 21 de marzo, en un congreso pedagógico en la Universidad Pontificia Salesiana para reflexionar sobre la pedagogía de Don Bosco a partir de los desafíos del mundo juvenil de hoy. Y estamos preparando el encuentro mundial de jóvenes, en Turín, para agosto.

P.- ¿Cuántos jóvenes esperan en ese encuentro mundial?

R.- Alrededor de 5.000 jóvenes. Lo estamos promoviendo en todas nuestras realidades educativas en todo el mundo. Estos eventos son similares a las Jornadas Mundiales de la Juventud. Son momentos en los que se vive un tiempo fuerte de experiencia intercultural, que supone un crecimiento en las capacidades de los jóvenes, su deseo de comprometerse, de ser protagonistas y misioneros. Supone siempre una fuerza muy grande, aunque necesita una preparación previa, calidad en la celebración y acompañamiento posterior.

P.- ¿Qué cifras tiene hoy la congregación? ¿En qué situación se encuentran las nuevas vocaciones?

R.- Somos alrededor de 13.000 hermanas y estamos presentes en 94 países de los cinco continentes. La realidad vocacional depende de los continentes. Tenemos un gran crecimiento en Asia. Es el caso de Vietnam, donde hay ya una provincia con más de 200 hermanas, con unas 40 novicias cada año llegadas de Timor, Corea del Sur, Filipinas, Camboya e India, y donde tenemos seis provincias con noviciados en cada una de ellas… Asia es el continente que en este momento tiene más vocaciones. África y Madagascar también tienen un buen número, mientras que la parte del mundo que más sufre es Europa, aunque estamos viendo un despertar en algunos lugares, como Italia, donde este año tenemos 20 novicias. España tenía muchas vocaciones; se redujeron luego mucho y también ahora están volviendo.Yvonne Reungoat, superiora general de las Hijas de María Auxiliadora. Foto: Darío Menor

P.- ¿Cuáles pueden ser las causas de este despertar en las vocaciones en países occidentales como Italia y España?

R.- Probablemente algunos eventos eclesiales, como las Jornadas Mundiales de la Juventud o algunos encuentros de la familia salesiana. Son ocasiones para la animación de jóvenes en las que las mismas comunidades también se abren. Nos hemos dado cuenta de que los jóvenes responden a las propuestas que les hacemos, aunque sean fuertes a nivel de fe y de formación, de oración, de implicación a nivel de voluntariado. Muchos jóvenes no encuentran a nadie que les haga propuestas: hay que interpelarlos. La propuesta vocacional genera reflexión e interés y, por tanto, pone en movimiento el camino vocacional, aunque para los jóvenes es difícil descubrir la identidad de la vida religiosa apostólica.

P.- ¿Por qué? ¿No la conocen lo suficiente?

R.- Porque nos ven fácilmente trabajar como profesoras, catequistas o animadoras, pero ¿cómo descubren la Vida Consagrada, con aspectos como la comunidad, la vida fraterna, la oración o la unidad? Hemos favorecido la apertura de las comunidades para acoger a jóvenes, para compartir algunos momentos y hacer algunas experiencias juntas.

P.- ¿Cómo está respondiendo el instituto al Año de la Vida Consagrada?

R.- Participamos en todos los eventos organizados por iniciativas intercongregacionales y de la vida de la Iglesia para hacer presente nuestro carisma. Tratamos, por ejemplo, de acentuar la dimensión vocacional de la pastoral. Es un acento que hemos decidido privilegiar para que la Vida Consagrada resulte más visible. No siempre se la conoce ni valora dentro de la propia Iglesia. Es importante ser visibles, no por un sentido triunfalista o para exhibirse, sino para hacer presente cómo la Vida Religiosa está en el corazón de la sociedad y participa de forma directa en su construcción. A través de la comunicación, tratamos de hacer más visibles algunas actividades en las que participamos solas o con otros. Queremos potenciar mucho la red con otras congregaciones religiosas.

Trabajo en red

P.- ¿El futuro de la Vida Consagrada pasa por el trabajo intercongregacional?

R.- La red con otras instituciones educativas, por ejemplo, es para nosotras muy importante. Hay que hacerse presentes en algunos frentes que suponen hoy grandes desafíos, como la inmigración, y entrar en red con otras instituciones para tratar de responder a la trata de personas.

P.- Un buen ejemplo del trabajo conjunto en este campo es el proyecto Talitha Kum, organizado por la Unión Internacional de Superioras Generales…

R.- Hemos estado en su origen… Como instituto, sentimos la necesidad de desarrollar la prevención en este campo. Estamos presentes en los países de donde parten tantas chicas, y también adonde llegan; intentamos luchar contra la pobreza localmente y a través de información y comunicación. También trabajamos en muchos países en la promoción de la mujer a través de la creación de microcréditos y microempresas para chicas jóvenes. Para nosotras, la Vida Religiosa está al servicio del mundo y de la sociedad.

P.- Dice el Papa que hay una necesidad “urgente” de abrir espacios para la mujer en la Iglesia. ¿Cuál sería la necesidad más imperante? ¿Dónde hay que abrir esos espacios a los que se refiere Francisco?

R.- Hay que ser interlocutoras y estar presentes en los ámbitos que tocan directamente la educación, la promoción de la mujer y la evangelización. En realidad, la Iglesia nos deja espacio. Por ejemplo, a nosotras nos ha confiado la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación “Auxilium”, la única facultad pontificia confiada a mujeres. Lo consideramos una señal y una responsabilidad importante. A través de esta presencia en el mundo universitario, reconocemos que la Iglesia nos da un espacio. Sobre el hecho de otras responsabilidades, tenemos hermanas que son consultoras de varios dicasterios vaticanos. Se reconoce su competencia a este nivel. Luego tenemos a la que fue la primera subsecretaria en la Congregación para la Vida Consagrada, sor Enrica Rosanna, aunque pertenece a otro instituto (o mejor dicho, que al terminar su servicio en el dicasterio fue traslada como directora de nuestra comunidad en Concesio, Brescia). Nosotras estamos disponibles para las peticiones que nos puedan llegar a nivel de competencias directas en diversos servicios de la Iglesia, sobre todo a partir de nuestra vocación en el mundo de la educación como una Vida Consagrada apasionada, deseosa de dar un testimonio y de actuar dentro de la cultura de hoy.

En el nº 2.934 de Vida Nueva

 

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