La comunidad cristiana de Pakistán se ahoga

La comunidad cristiana de Pakistán se ahoga

Otro ataque suicida de los talibanes contra dos iglesias acaba con 15 muertos

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La minoría cristiana paquistaní llora a sus muertos

ETHEL BONET (ORIENTE MEDIO) | Los feligreses de la iglesia católica Martha Laal, en Lahore (Pakistán), siguen preguntándose si el doble atentado suicida que, el domingo día 15, acabó con la vida de 15 personas podría haberse evitado si los guardias, en lugar de haberse ido a ver un partido de cricket, hubieran protegido la iglesia mientras se celebraba la misa.

Así, la minoría cristiana de Pakistán ha vuelto a ser el objetivo de los insurgentes talibanes. Las dos explosiones simultáneas contra un templo católico y otro protestante en el barrio cristiano de Youhanabad son un triste recordatorio de que las minorías religiosas no son protegidas por el Estado.

Si no hubiera sido por los propios vecinos, que impidieron que varios atacantes entraran en la iglesia de Martha Laal, la tragedia habría sido mayor; había más de 1.500 feligreses reunidos. Aun así, cerca de un centenar de personas tardarán en cicatrizar sus heridas físicas de la metralla, pero nunca se curarán las secuelas en el corazón. La rabia y la frustración llevaron a una turba de vecinos a tomarse la justicia por su mano y quemaron vivos a dos sospechosos.

Tras el doble atentado suicida, Sebastian Shah, obispo de Lahore, denunció la falta de seguridad: “Desde hace algún tiempo, le pedimos medidas de seguridad más fuertes al Gobierno, especialmente durante los servicios del domingo; las autoridades han fallado en darnos protección. Es un reto para todos nosotros, que levantamos la voz contra este tipo de ataques”.

Youhanabad se encuentra situado a cincuenta kilómetros del bullicioso centro de la ciudad de Lahore. Un gran arco coronado por una cruz de hierro flanquea la entrada a este barrio cristiano, la mayor comunidad de toda Asia, donde viven unos 30.000 cristianos. Sus polvorientas calles están llenas de puestos de venta de imágenes de la Virgen María y Jesucristo, crucifijos de todos los tamaños, rosarios y escapularios; al recorrerlas, uno siente que va de romería. Aunque pueda parecer exagerado, este fervor religioso es un síntoma de marginalidad en un entorno de mayoría musulmana. La minoría cristiana de Pakistán, que no suma más del 5% de la población, vive en situación de peligro constante por las amenazas de los extremistas islámicos.

Secuestro de menores

“Las minorías cristianas –alerta el sacerdote local Joseph Frances a Vida Nueva– atraviesan un momento complicado en el país. Secuestran a muchos menores para convertirlos al islam. Hasta han llegado a nuestros despachos varios casos de adiestramiento a menores secuestrados para usarlos luego como suicidas. La situación empeoró mucho después de la implantación de la sharia en varias zonas de Pakistán”.

El grupo insurgente Jamaat-ul-Ahrar (JuA) dejó su sello con este ataque. Este nuevo grupo armado juró lealtad a Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), el principal movimiento de los talibanes paquistaníes, responsable de la muerte de decenas de miles de personas en el país. “Hasta que se implemente el régimen islámico” seguirán los atentados como este, reivindicó en un comunicado el portavoz de la formación terrorista, Ehsanullah Ehsan.

Contra objetivos “fáciles”

“Los talibanes paquistaníes han vuelto sus armas hacia las minorías religiosas”, advierte Taha Siddiqui, periodista de investigación para Christian Science Monitor. En los últimos dos meses, desde el ataque talibán contra una escuela militar en Peshawar (VN, nº 2.922), que dejó más de un centenar de niños muertos, ha habido cinco ataques terroristas perpetrados por suicidas en todo el país. Cuatro de ellos contra la facción musulmana minoritaria (chiíes) y el último contra los cristianos.

“La fuerte represión del ejército tras el atentado de Peshawar –advierte Siddiqui– ha hecho que los insurgentes se hayan centrado en objetivos más fáciles”, como las minorías religiosas, que no gozan de la misma protección que los demás musulmanes suníes, que representan el 90% de la población.

Otra de las razones por la que hay un fuerte aumento de los atentados contra minorías es –según el periodista– que, al atacar a las minorías religiosas, pueden conseguir más reclutas: “El sentimiento anticristiano y antichií está muy incrustado en la sociedad paquistaní. Así que, cuando atacan a estos objetivos, las mentes jóvenes impresionables, que odian a las minorías, se sienten atraídas por los talibanes y la yihad”.

En el nº 2.934 de Vida Nueva.

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