Jesuitas: revolución en las aulas

Los centros escolares de la Compañía de Jesús en Cataluña dicen adiós a exámenes, asignaturas y horarios

Colegio de la Compañía de Jesús en Cataluña

RUBÉN CRUZ | Los jesuitas catalanes siguen la estela de Francisco, el Papa del cambio, y ahora la Compañía de Jesús en Cataluña se ha propuesto acometer una verdadera revolución en las aulas. Y es que los jesuitas apuestan por la eliminación de los exámenes, los horarios y las asignaturas de los ocho centros escolares con los que cuentan en la comunidad. En pleno avanzado y tecnológico siglo XXI, los jesuitas no han querido quedarse rezagados y consideran esta renovación pedagógica como el mejor modelo para que los menores aprendan a trabajar en equipo y la forma perfecta de abandonar el anquilosado modelo docente español basado en la memorización.

El denominado proyecto Horizonte 2020 se instaló en las aulas catalanas a comienzos de este curso 2014/2015, y ya ha sido puesto en marcha con alumnos de P3 en cuatro colegios, y de 5º de Primaria y 1º de la ESO en otros tres. Así, en 2020 se hará efectivo en los ocho centros catalanes. Además, el próximo curso académico, los alumnos de 6º de Primaria y de 2º de la ESO también continuarán con el modelo, así como los alumnos de cuatro años, que se formarán hasta llegar a la universidad bajo el amparo de esta educación 3.0.

“Nosotros nos inspiramos en la tradición jesuita, que versa en ir al mercado de la pedagogía y coger lo que más nos interesa”, explica a Vida Nueva el director general adjunto de la Fundación Jesuitas Educación, Pepe Menéndez. Este Horizonte 2020 es un modelo de diseño 100% jesuita, que se basa en poner a la persona en el centro de todo, como ha repetido en múltiples ocasiones el Santo Padre.

Este nuevo proyecto, que lleva cocinándose desde 2009, ha conllevado obras en los colegios, ya que se han derribado las paredes de las aulas, que se han transformado en grandes espacios abiertos con sofás, gradas y mesas dispuestas para trabajar en equipo. En pocas palabras, los niños estudian del mismo modo que trabajan los grandes cerebros en Silicon Valley (California).

Seis meses después de su implantación, los resultados pedagógicos ya son palpables: “No sabemos si los alumnos saben más matemáticas, pero sí que son más proactivos al aprendizaje”, sostiene Menéndez. Además, el éxito del modelo es tal que “el delegado de Educación de los jesuitas en España ha seguido de cerca el proceso, y varios colegios de la Compañía de otras zonas de España se han interesado por el proyecto”.

Los jesuitas han tenido también que elevar el número de profesores, puesto que antes había dos clases de 30 alumnos con un solo profesor, pero en estos momentos, en los que las dos clases se han unido, cuentan con tres docentes que tutorizan los proyectos en los que trabajan los pequeños, a través de los que adquieren las competencias básicas marcadas en el currículo.

“Nos ayuda el espíritu de cambio del Papa, ya que él ha facilitado el poder hablar de la Iglesia, y nos encantaría que conociera nuestro modelo”, comenta Menéndez. Pese a que las asignaturas se han sustituido por proyectos, también se califica a los alumnos. Los profesores puntúan las competencias y luego, mediante un algoritmo, las transforman en notas por materias para que consten en el expediente.

La realidad es que este modelo educativo permitirá a los niños ser más competitivos en su futuro laboral, aunque los jesuitas tienen claro que, sobre todo, este modelo revolucionario sirve para hacer mejores personas. ¿Recogerá la clase política el guante para hacer de España un país de referencia en educación?

Un día en el cole 3.0

Las clases en los colegios que han iniciado el modelo Horizonte 2020 comienzan y terminan a la misma hora que en años anteriores, pero el tiempo se reparte de una forma bien distinta. Los jesuitas han querido romper con el tradicional formato espacio tiempo, por eso han dejado un lado los horarios. Ahora los alumnos salen al recreo cuando lo necesitan y no a mitad de mañana. Eso sí, el tiempo para comer sigue estando prefijado. Cada jornada comienza con 20 minutos de introspección y reflexión para plantearse los retos de la jornada y finalizan con otros 20 minutos de discusión sobre los objetivos conseguidos. El nuevo modelo gusta tanto a los alumnos que muchas tardes se quedan más tiempo para acabar los proyectos. Además, el año anterior, los alumnos de la ESO tenían una tarde libre a la semana, pero este curso se ha suprimido y, para sorpresa de todos, ningún alumno se ha quejado.

En el nº 2.933 de Vida Nueva

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