CEE: “No imponemos a nadie la asignatura de Religión”

Los expertos lamentan la polémica “ideologizada” por el nuevo currículo

Un niño en un colegio catolico

CEE: “No imponemos a nadie la asignatura de Religión” [extracto]

MARÍA PÉREZ | La publicación el pasado martes 24 de febrero de los currículos para la asignatura de Religión en el Boletín Oficial del Estado (BOE) (ver VN, número 2.931) ha puesto en pie de guerra a partidos políticos, asociaciones educativas y a la Conferencia Episcopal Española (CEE). Según se puede leer en la introducción, la enseñanza de la Religión Católica, “lejos de una finalidad catequética o de adoctrinamiento”, debe buscar “ilustrar a los estudiantes sobre la identidad del cristianismo y la vida cristiana”. Más allá de la polémica suscitada, el objetivo del nuevo currículo es unívoco: situar al mismo nivel la asignatura de Religión que las demás optativas, siendo esta de libre elección.

El director del Secretariado de la Comisión de Enseñanza de la Conferencia Episcopal Española, José Miguel García, ha indicado a Vida Nueva que este currículo es una propuesta tanto “confesional” como “libre”: “Es una oferta, tal y como por derecho también está la asignatura de Religión Islámica para aquellos niños que quieran ser educados en el islam, pero no se impone a nadie. Se oferta libremente en los colegios, y los colegios, por ley, están obligados a ofrecerla, ya que es un derecho fundamental de los padres: educar a sus hijos como ellos crean que deban ser educados”.

La Federación Española de Religiosos de Enseñanza (FERE) ha intervenido por primera vez en la redacción del currículo. Su secretario general, José María Alvira, considera “razonable” el resultado final, pues dota de “libertad a profesores y colegios para que puedan completar o adaptar la asignatura a su situación particular”, explica a Vida Nueva. Eso sí, no obvia el hecho de que, “desde el punto de vista ideológico, se está presentando en los medios de comunicación como un retroceso a posturas más tradicionales, y eso no es así. Existe una predisposición en contra de la asignatura que está llevando a un juicio equivocado: ni es un retroceso ni es una postura súper progresista, es un término medio”.

Críticas al currículo

Opinión muy distinta muestran las Comunidades Cristianas Populares, quienes han alzado la voz rechazando la nueva ley de Educación, “que recobra una asignatura de Religión que nos retrotrae a tiempos pasados, donde el carácter ideológico, catequético y de adoctrinamiento se impone frente al estudio del hecho religioso como un elemento más de la cultura”. Exigen, además, “una Ley de Educación consensuada por toda la ciudadanía, que nos evite estar reformando cada cuatro años”.

Pere Micaló, delegado de Enseñanza del obispado de Girona, se suma “matizadamente” a las críticas sobre la falta de “contenidos acerca de otras tradiciones religiosas, que sirven para valorar la propia y facilitar la convivencia”. “A nivel social, en algunas comunidades autónomas una asignatura sobre cultura religiosa sería mejor acogida que la religión confesional, pero en este momento la legislación imposibilita esta opción”, explica.

Un niño en un colegio catolicoLos distintos partidos de la oposición han rechazado los nuevos contenidos, defendiendo que la asignatura salga de los centros públicos o se convierta en una materia más genérica, como Historia de las Religiones. Si bien el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte aseguró que no tienen ninguna competencia en el currículo de Religión, cuyo diseño corresponde a la CEE, los portavoces de Educación del PSOE e Izquierda Unida en el Congreso han reclamado una comparecencia urgente del ministro José Ignacio Wert. Incluso la Asociación de Consumidores en Acción FACUA considera “inaceptable” que “el Gobierno asuma punto por punto las imposiciones de la CEE”.

Sobre estas críticas, el que fuera secretario general de la Fundación Escuela Cristiana de Cataluña durante más de 30 años, Francesc Riu, sostiene que este debate más que “politizado”, se ha “ideologizado”: “Los que pretenden lograr que la religión desaparezca de la vida pública no pueden ignorar el derecho de los padres a asegurar que sus hijos reciban una formación religiosa de acuerdo con sus convicciones. Se trata de un derecho fundamental que los padres han de poder ejercer con plena libertad”.

Renovación pedagógica

En septiembre de 2015, Religión será optativa en Primaria y Secundaria, y se organizará en torno a cuatro bloques. Su contenido será evaluable, contará para la nota media y también para obtener una beca. En Bachillerato, serán los centros los que decidan si imparten asignatura de Religión a sus alumnos, puesto que es una de las once materias de libre designación entre las que tienen que elegir dos.

La LOMCE permite la adaptación de la clase de Religión por parte de las autonomías, algo que no satisface a la CEE, pues debería corresponder “a un rango superior, pues los acuerdos con la Santa Sede fueron firmados con el Estado y no con las autonomías”.

Es el caso de Ceuta y Melilla, donde se han reducido a la mitad las horas. “No se respetan los acuerdos con la Santa Sede –sostiene José Miguel García–. Al reducir las horas, hay que reducir también el contenido, por lo que temas que estaban en el anterior ya no aparecen en este: Escatología, Mariología, Moral…”. Siendo la Historia de la Iglesia otro de los temas que han desaparecido, desde FERE, Alvira afirma que el currículo “tiene otros aspectos donde se incluye la historia. No sabría decir si está suficientemente desarrollada o no, pero la historia del cristianismo o de las primeras comunidades sí que está”.

Para Francesc Riu, la asignatura de Religión debe ser “tan digna como las demás, aunque se trate de una de optativa”. En conversación con Vida Nueva, este sacerdote salesiano sostiene que “los nuevos currículos de Religión comportan una renovación pedagógica y, por ello, su implantación supone los necesarios procesos de formación de los profesores que imparten esta asignatura”. Al situarse al mismo nivel que las demás optativas, consigue “el mismo rigor, con métodos pedagógicos y criterios de evaluación análogos, salvando su especificidad. De este modo los profesores y profesoras de Religión podrán compartir un enriquecedor trabajo interdisciplinar con sus compañeros”.

En el nº 2.932 de Vida Nueva

 

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