El rol de la mujer en la Iglesia católica

papa Francisco saluda a una mujer

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JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | En la carta Ordinatio sacerdotalis, el 22 de mayo de 1994, Juan Pablo II afirma que la ordenación sacerdotal, “desde el principio, ha sido reservada siempre en la Iglesia católica exclusivamente a los hombres”. En esa misma comunicación, el tema quedó zanjado por el pontífice: “Declaro que la Iglesia no tiene, en modo alguno, la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”.

José Ramón Villar, de la Universidad de Navarra, suscribe una intervención del cardenal Walter Kasper ante los obispos anglicanos en la Conferencia de Lambeth de 30 de julio de 2008: “La Iglesia católica se encuentra en sí misma obligada por la voluntad de Jesucristo y no se siente libre como para establecer una nueva tradición ajena a la de la Iglesia de todas las épocas”.

Fernando Rodríguez Garrapucho, de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), tampoco cree que se deba producir un cambio en la Iglesia católica. “La tradición apostólica, que viene dada por la comprensión que la Iglesia hizo de la herencia de Jesús y, en concreto, de este sacramento desde el origen de la misma, queda reflejada en el Nuevo Testamento y en los Santos Padres, y nos dice que el sujeto de la sucesión apostólica fue siempre un varón. Esto se ve como voluntad de Jesús y, por tanto, voluntad de Dios para la constitución de su Iglesia. En esto coincidimos plenamente católicos y ortodoxos, Iglesias que precisamente han conservado con celo la Traditio apostolica”.

¿Qué papel, entonces, le corresponde a la mujer en la Iglesia católica? El papa Francisco, en octubre de 2013, refiriéndose a la situación eclesial de la mujer, expresó: “Sufro, y os digo la verdad, cuando veo que hacen cosas de servidumbre y no de servicio”. Y, el pasado 7 de febrero, al cerrar unas jornadas organizadas por el Consejo Pontificio de la Cultura, bajo el título Culturas femeninas: entre igualdad y diferencia, abogó por una mayor participación de la mujer en la vida de la Iglesia.

Pero, ¿cómo se ha de materializar esta participación? Para el profesor de la UPSA, Miguel Anxo Pena González, “el papel de la mujer no es suficientemente valorado en la Iglesia, no solo católica, sino en el contexto de todas las grandes religiones”.

Ante la ocupación femenina de puestos de responsabilidad, no sabe “si estamos preparados, pero me parece que es una necesidad que hay que comenzar a transitar. Quizá venga impuesto por las necesidades al no haber suficientes ministros. Sería urgente dar pasos en lo que no supone un ministerio ordenado”.

Sobre la posibilidad del nombramiento de obispas, Pena cree que “en el momento presente, no. El caso es que ese tema, desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, hace unos años se consideró como cerrado. Si no es posible el presbiterado, menos aún el episcopado. Pero no estaría de más volver sobre el tema”.

En el nº 2.932 de Vida Nueva

 

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