Anglicanos ‘made in Spain’

P. Paul Ormrod, párroco de St George's Anglican Church, Iglesia Española Reformada Episcopal IERE, rama de la Iglesia Anglicana en España. Foto de Sergio Cuesta

Iglesia Española Reformada Episcopal IERE, rama de la Iglesia Anglicana en España. Foto de Sergio Cuesta

JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO. Fotos: SERGIO CUESTA | La Iglesia de Inglaterra abrió la puerta del episcopado a las mujeres en 2014. El pasado enero, Libby Lane estrenó la enmienda al ser consagrada obispa, un hito para la Iglesia anglicana que nos invita a conocer su realidad en España.

Anglicanos ‘made in Spain’ [extracto]

Con emoción y orgullo, la primera mujer obispo de la Iglesia de Inglaterra, Libby Lane, dio gracias a Dios cuando salió a la luz su nueva misión. Declaró ser consciente de su protagonismo “un día histórico en el que la Iglesia de Inglaterra anuncia el nombramiento de la primera obispa”. Y, en efecto, el final del año 2014 ha sido un día histórico para la Iglesia madre de la Comunión Anglicana porque las “mujeres, durante décadas, han esperado este momento”, expresó Libby Lane antes de ser consagrada.

Vida Nueva ha aprovechado esta ocasión para conocer el anglicanismo en España y analizar los pasos que esta confesión cristiana ha dado en los últimos años. De las 37 Iglesias de la Comunión Anglicana asentadas en más de 160 países, dos de ellas están presentes en España: la Iglesia de Inglaterra, origen del anglicanismo; y la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE), gestada en España bajo la fundación de disidentes de la Iglesia católica. Dos Iglesias distintas con un elemento común: la comunión con Justin Welby, arzobispo de Canterbury.

En pleno corazón de Madrid, en la calle Núñez de Balboa, se ubica St George’s Anglican Church. Es un lugar de culto y reunión de la Iglesia de Inglaterra, anclado en el barrio de Salamanca. Llamamos a la puerta de las oficinas y nos abre el P. Paul Ormrod. “¿Nueva Vida?”, nos pregunta. “¡Bienvenidos a St George’s Church!”.

En el ecuador de la tarde de un viernes cargado de actividades, y haciendo uso de su inmaculado inglés británico, nos enseña una Iglesia construida en 1924. La peculiaridad del edificio reside en la mezcla de estilos tan distintos como el mudéjar y elementos arquitectónicos de la tradición anglicana.

Tras observar que la mayoría de las dependencias de St George están ocupadas por miembros de la comunidad, Paul decide ir al grano, conduciéndonos hasta su despacho. Casado y con dos hijos, el presbítero anglicano justifica la presencia de la Iglesia de Inglaterra en el epicentro de Madrid. “Alrededor de 1864 había ingleses trabajando en esta ciudad y ellos, que no eran católicos, querían ir a la iglesia. Por ello, la Iglesia de Inglaterra decide erigir un templo cerca de la Embajada del Reino Unido, y lo mismo sucede en el resto de las grandes capitales de países europeos”.

P. Paul Ormrod, párroco de St George's Anglican Church, Iglesia Española Reformada Episcopal IERE, rama de la Iglesia Anglicana en España. Foto de Sergio Cuesta

P. Paul Ormrod, párroco de la St George’s Anglican Church, lugar de culto y reunión de la IERE

Hasta 1925, la presencia de la Iglesia de Inglaterra se limita a una capilla contigua a la Embajada británica. Es en esa fecha cuando se consagra St George’s Anglican Church y, desde ese instante, los anglicanos de habla inglesa desarrollan su tarea pastoral en España. Paul nos garantiza no haberse encontrado con obstáculos importantes que sortear. “Nosotros no tuvimos problemas con el régimen de Franco, porque la dictadura no tocó el barrio de Salamanca”.

La comunidad de St George es viva. “Tenemos numerosos grupos, hacemos diferentes encuentros y distintas labores sociales a lo largo de la semana”, expone Paul. La multiculturalidad es un valor añadido para angloparlantes residentes en España. Asisten “ingleses, americanos y nigerianos, y todas las celebraciones son en inglés”. Aunque, a veces, “algunos momentos de los servicios religiosos los hacemos en español. Sobre todo, en bodas y funerales”, subraya el presbítero británico.

Pero este no es el único lugar donde la Iglesia madre de la Comunión Anglicana está presente en España. “Tenemos más iglesias de Inglaterra de habla inglesa. Sobre todo, estamos presentes en Barcelona, Valencia, Torrevieja y Gibraltar. Asimismo, en algunos municipios costeros, los anglicanos tenemos los servicios religiosos en una Iglesia católica. Lo necesitamos, porque hay muchos ingleses que visitan España a lo largo del año”.

Un domingo con la IERE

A menos de dos kilómetros de St George’s Anglican Church, entre los barrios de Chueca y Tribunal, se localiza la Catedral del Redentor, de la IERE. Nos dirigimos un domingo después de la celebración de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la que ha participado Ángel García, presbítero católico fundador de Mensajeros de la Paz. Dentro de la catedral nos acoge amablemente Ana Rodríguez, la esposa de Carlos López Lozano, obispo de la única diócesis existente. Ambos son protestantes de cuarta generación. Y, ambos, están plenamente implicados en la pastoral de la Iglesia nacional española de la Comunión Anglicana.

El órgano arranca la obertura del canto de entrada. Y una procesión solemne desfila hacia el altar, al que accede una diaconisa, un presbítero, un seminarista y el obispo diocesano. Tras una suntuosa ceremonia, el prelado recibe a sus feligreses en la puerta de la catedral y les invita a pasar a otra zona de la seo, para compartir relajadamente un café.

En un amplio salón de las dependencias catedralicias, Carlos López se encarga de presentarnos a distintos feligreses. Cada uno nos cuenta sus historias.

Conocemos a la nigeriana Lydia, que llegó a España en 2001 y nos habla de las dificultades que tuvo para ser cristiana en Nigeria. “Mis padres no eran cristianos e, inicialmente, no me dejaban ir a la Iglesia”.

Evans, que aún está aprendiendo español, se siente más cómodo con la lengua inglesa para tratar los problemas sociales de Nigeria: “Los musulmanes quieren desestabilizar a los cristianos, que por ahora tienen el poder de la gobernanza”. Ante las inminentes elecciones presidenciales recalca: “Goodluck Jonathan [presidente del país y candidato del PDP] está haciendo las cosas bien. Muhammadu Buhari [expresidente nigeriano y aspirante a las presidenciales por APC] es un problema para Nigeria. Los musulmanes generan muchos problemas”.

Carlos López Lozano, obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal IERE, rama de la Iglesia Anglicana en España. Foto de Sergio Cuesta

Carlos López Lozano, obispo de la IERE

Joel Martínez, seminarista de la República Dominicana, nos relata cómo se las apaña para compatibilizar sus estudios de Contabilidad con su formación teológica.

Una única diócesis con 38 parroquias

Junto con el laico Aloisi Busquets y la diaconisa Natalia Flores, el obispo Carlos López nos conduce a un salón adyacente al templo. Allí nos desgrana el origen de esta Iglesia anglicana, que obedece a católicos que disienten del ultramontanismo y del dogma de la infalibilidad papal. El obispo explica cómo sus predecesores “se exilian en Gibraltar, liderados por Juan Bautista Cabrera, en 1858. Y, tras al derrocamiento de la monarquía en 1868, la Iglesia consigue ser autorizada por el general Prim”.

El exclérigo escolapio distinguido por sus conocimientos teológicos, Juan Bautista Cabrera, es consagrado en 1894 por tres obispos de la Iglesia de Irlanda. Él será el principal responsable de conducir a una nueva Iglesia anglicana, que afrontará diferentes etapas políticas.

Uno de los períodos más difíciles es el del “régimen de Franco, que nos expropia 16 templos, por los que no se nos ha dado ningún tipo de compensación. Se cierran todas las escuelas que teníamos en España y se ejecuta a tres presbíteros por ser considerados protestantes”, espeta Carlos López. Durante los primeros años del franquismo funcionan con un permiso provisional verbal, hasta que, en 1967, se publica la Ley de Libertad Religiosa.

En la actualidad, esta Iglesia anglicana cuenta con 38 parroquias de una única diócesis dividida en tres arcedianatos. Un obispo, 33 presbíteros, 2 presbíteras, 7 diáconos y una diaconisa representan el total de ministros consagrados. Y, junto con la Iglesia Evangélica, participan en una fundación que sostiene a dos colegios. Carlos López, nombrado obispo en el sínodo de 1995, conserva el deseo de llegar a más personas. “Esperamos que en el futuro estos tres arcedianatos se conviertan en tres diócesis”.

Son dos los aspectos que cultivan las parroquias de la IERE: la vida comunitaria y la social. La primera dimensión se refiere al culto público, catequesis y estudios bíblicos. La segunda, se concreta en una junta parroquial presidida por un presbítero, grupos de jóvenes, boy scouts, convivencias, retiros y acción solidaria. “Muchas de nuestras parroquias tienen programas sociales de ayudas a los necesitados o marginados. En algunas parroquias hay tiendas solidarias en las que se venden productos del comercio justo, ropa de segunda mano o se distribuyen alimentos”, explica el obispo.

Aloisi Busquets, laico cubano, miembro de la Iglesia Española Reformada Episcopal IERE, rama de la Iglesia Anglicana en España. Foto de Sergio Cuesta

Aloisi Busquets, laico miembro de la IERE

Aloisi Busquets, laico cubano, se siente bastante realizado como responsable de la obra social de la Catedral del Redentor. Junto a otros voluntarios, Aloisi reparte semanalmente hasta 400 bolsas de alimentos. Y, a pesar de que la catedral está emplazada en el centro de la Villa, en los quince años que lleva viviendo en la ciudad se ha sorprendido al observar “un mundo sumergido en gentes que tienen menos acceso que las del tercer mundo. O, al menos, aquí se pueden ver las diferencias [entre ricos y pobres]”.

Asimismo, Aloisi comenta que la atención va más allá de la materialidad de los alimentos. “Hemos desarrollado con las personas mayores de 60 años una actividad que consiste en escucharlas y apoyarlas”.

Natalia Flores, ordenada diaconisa el Domingo de Ramos de 2005, se dedica a la docencia. Su obispo Carlos López aclara que, “en una Iglesia que es minoritaria, es importante compatibilizar el trabajo secular con el de la Iglesia, como hacían algunos curas obreros de los años 60. Es la forma de subsistir, porque nosotros nunca hemos recibido nada del Estado y nos mantenemos de lo que aportan nuestros fieles”.

Natalia aún no sabe si está preparada para el sacerdocio. Pero tiene claro que su vocación es el servicio. Sobre su labor ministerial, asegura estar contenta con el respaldo de la Iglesia anglicana. “Me apoyó en todo momento y jamás tuve comentarios como ‘la mujer no debe hacer esto, o no está lo suficientemente preparada’”.

En pocas ocasiones ha usado el clergyman y, cuando circunstancialmente lo ha llevado puesto, ha recibido algún comentario fuera de lugar. “Aún no estamos preparados para ver en España a una mujer con un alzacuello, ni tampoco al frente de una Iglesia. Pero no soy menos diácono por no llevar la indumentaria”.

El rol de la mujer

El pasado 26 de enero, Libby Lane cristalizó el papel femenino de la Iglesia madre de la Comunión Anglicana. Para una Iglesia que, de 7.798 presbíteros 1.781 son mujeres, este último paso representa la meta de una larga carrera de fondo.

Natalia Flores, diaconisa de la Iglesia Española Reformada Episcopal IERE, rama de la Iglesia Anglicana en España. Foto de Sergio Cuesta

Natalia Florez, diaconisa de la IERE

“El significado para mí es que las mujeres pueden ser no solo diáconos o presbíteros, sino también obispas. Cuando yo estaba en el seminario, hace 30 años, las mujeres no podían ser presbíteras. En consecuencia, esto no ha sido una decisión ni repentina ni autocrática, sino que ha acarreado un largo proceso en el que obispos, clérigos y laicos han decidido democráticamente”, argumenta Paul Ormrod.

Desde la IERE, el obispo Carlos López muestra el mismo entusiasmo: “Estamos muy contentos. Acogemos el nombramiento y la consagración con mucha alegría. Entendemos que el ministerio es único. Y si una mujer puede ser diácono o presbítero, también puede ser obispo. Muchas otras Iglesias anglicanas tenían mujeres obispo, pero la Iglesia madre de Inglaterra, por motivos de legislación canónica, no. La Iglesia Española Reformada Episcopal aprobamos el acceso de la mujer al ministerio completo en 1992”.

A pesar de que el destello del sol engalanaba aún más la celebración de la ceremonia, el día en el que fue consagrada Libby Lane todas las campanas de la catedral de York no repicaron al unísono. En la ceremonia hubo una voz discordante. El presbítero Paul Williamson clamó un “no en mi nombre” cuando John Sentamu, obispo de York, preguntó si era voluntad del Pueblo de Dios que la ordenación se llevase a feliz término. “Pero son 2.000 las personas que dijeron sí. Y solo un presbítero dijo no. Es un dato significativo. La Iglesia anglicana es una Iglesia muy plural. Hay muchos puntos de vista. Sé que es difícil de entender, desde el ángulo católico. Pero esta es la naturaleza de la Iglesia de Inglaterra. Y hay que escuchar todas las perspectivas”, matiza Paul Ormrod.

El verdadero gozne del papel de la mujer en la Iglesia de Inglaterra fue el Sínodo General de 1992. A partir de ese momento, las mujeres pudieron acceder al sacerdocio. Y el colectivo que abogaba por una implicación mayor del género femenino en los ministerios de la Iglesia fue ganando terreno. Los opositores tuvieron dos opciones: o acabar aceptando la nueva realidad o marcharse a la Iglesia de Roma. Paul Ormrod sostiene que “la Iglesia de Inglaterra lo hizo para estar más cerca de los orígenes del cristianismo”.

Recientemente, The Times ha publicado el pronóstico de Justin Welby, arzobispo de Canterbury, quien diagnostica un posible cisma dentro de la Comunión Anglicana. A pesar de ello, tanto Carlos López como Paul Ormrod creen que la novedad del episcopado ni va a crear un cisma ni va a propiciar una fuga a la Iglesia católica. El presbítero de la Iglesia de Inglaterra escuda su idea en los datos: “Los anglicanos somos unos 70 millones en todo el mundo, y solo han abandonado el anglicanismo unas pocas miles de personas”.

Natalia Flores afronta el debate de la mujer con la Biblia en la mano. “El apóstol Pablo envió a la diaconisa Febe a atender una Iglesia. Ese es el argumento teológico”.

Ella, que incluso ha servido como diaconisa en alguna eucaristía católica en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, se plantea qué consejo puede dar a las mujeres católicas. “Tienen que esperar con paciencia. Es verdad que es una pena que haya mujeres muy preparadas en la Iglesia católica y no puedan desempeñar el mismo papel que un hombre. Pero el Señor es el que abrirá el camino y les indicará el lugar que les tiene preparado”.

Ministros homosexuales

Otra innovación puesta en marcha por la Iglesia Episcopal de Estados Unidos ha sido la ordenación de obispos con prácticas homosexuales. En el año 2003, la Iglesia nacional estadounidense de la Comunión Anglicana consagró a Gene Robinson, un homosexual con pareja. Esta experiencia piloto generó una grave crisis en el interior del anglicanismo, coagulada en la Convención de Anaheim, en California, en julio del año 2009. En una ciudad del Condado de Orange, donde paradójicamente el Ku Klux Klan estuvo muy presente en la primera mitad del pasado siglo XX, los episcopalianos norteamericanos decidieron autorizar la continuación de estas ordenaciones.

Como hace la mayor parte de la Comunión Anglicana, Paul Ormrod se desmarca de la decisión de la Iglesia norteamericana. “Presbíteros y obispos deben ser un ejemplo. La Iglesia [de Inglaterra] ha decidido que no es apropiado que presbíteros y obispos practiquen la homosexualidad. No se utiliza la misma vara de medir para los laicos, porque la Iglesia no puede imponer la misma disciplina y reglas para ellos”.Iglesia Española Reformada Episcopal IERE, rama de la Iglesia Anglicana en España. Foto de Sergio Cuesta

El obispo anglicano español Carlos López desarrolla el mismo hilo argumental. “Se ha valorado como un error de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos. Debido a nuestra eclesiología, ellos tienen el derecho a tomar esas decisiones, y nosotros el deber de respetarla. En cuanto a la orientación, en ninguna parte de la Comunión Anglicana existen prejuicios. En nuestras comunidades hay personas con todas las orientaciones, y son bienvenidas. Pero creemos que los ministros no pueden ser gais practicantes”.

Y ante la pregunta por la aceptación del matrimonio religioso homosexual, la respuesta de Carlos López es rotunda. “En la Comunión Anglicana, el matrimonio es entre un hombre y una mujer. En Estados Unidos, los episcopales lo llaman ‘bendición de la unión de dos personas del mismo sexo’”. Pero la Iglesia anglicana española, por ahora, no ha celebrado este rito, ya que “hemos tenido parejas gais y ninguna ha pedido la bendición”.

No obstante, el obispo anglicano se encarga de diferenciar el matrimonio religioso del civil. “El legislador legisla para cristianos y no cristianos, y nosotros no hacemos, ni hemos hecho, manifestaciones en contra”.

¿Ecumenismo estancado?

Aunque la aceptación de la mujer en los ministerios sagrados haya tenido una buena acogida en la Comunión Anglicana, este último movimiento ha provocado algunas fisuras internas. Con la finalidad de recubrir la erosión, el 4 de noviembre de 2009, el papa Benedicto XVI crea ordinariatos personales para anglicanos que se sientan en comunión con la Iglesia católica. La constitución apostólica Anglicanorum coetibus y un documento sobre Normas complementarias explicitan cómo se incorporarían a la Iglesia católica laicos, presbíteros y obispos, algunos de ellos casados.

Tres años más tarde, en enero de 2011, la Santa Sede crea el Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham, en Inglaterra; en enero de 2012, el Ordinariato Personal de la Cátedra de San Pedro, en Estados Unidos; y en junio de 2012, el Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Cruz del Sur, en Australia.

Carlos López y Paul Ormrod no creen que los más de 5 obispos, 140 clérigos y 3.000 laicos convertidos al catolicismo sean un obstáculo para las relaciones ecuménicas. Este último señala que “los líderes de la Iglesia anglicana, otras iglesias cristianas como la metodista, y el Papa, siguen manteniendo encuentros ecuménicos. En España, queremos mantener buenas relaciones con la Iglesia católica y vislumbrar caminos para trabajar juntos. Todos somos cristianos y la cuestión más importante es en lo que creemos. En la Eucaristía rezamos el mismo credo”.

El presbítero anglicano cree que “la vida cristiana es una travesía. Y, algunas veces, nuestros puntos de vista cambian. Trato con profundo respeto a las personas que no quieren seguir perteneciendo a la Iglesia de Inglaterra al pensar que ha tomado un rumbo herético”, dice Ormrod.

Carlos López se muestra más crítico. “Los ordinariatos que se crearon con la mentalidad de competir terminarán extinguiéndose. No tenían ningún sentido. [Los conversos] no asumían ninguna tradición anglicana. Casi todas las tradiciones de los llamados anglocatólicos eran romanas. Muchos de ellos consagraban con el misal en latín de san Pío V. La actitud de la Iglesia católica con la creación de ordinariatos corresponde a otros tiempos en los que la Iglesia católica romana vivía con una mentalidad de competencia y no de colaboración. Juntos podemos hacer mucho. Doy muchas gracias a Dios porque en estos dos últimos años ha habido un cambio muy radical [en la Iglesia católica], especialmente en el Vaticano”.

Desde el ala católica, la valoración de las relaciones ecuménicas no es tan halagüeña. “La ordenación de mujeres o la bendición de uniones de parejas del mismo sexo, han creado obstáculos que pueden parecer insalvables”, comenta Manuel Barrios Prieto, director del Secretariado de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española.

La ordenación de mujeres es una “decisión tomada por la Iglesia de Inglaterra, por su cuenta, que hace aún más difícil el camino hacia la plena unidad de los cristianos que tanto deseamos. Creará también dificultades a la hora de reconocer la ya dudosa continuidad de la sucesión apostólica, la validez de las ordenaciones y la celebración de los demás sacramentos en esa Iglesia”.

“Las relaciones ecuménicas se han tornado más complicadas”, sentencia José Ramón Villar, teólogo de la Universidad de Navarra. “Los mismos temas que han provocado tensiones en el anglicanismo son los que dificultan llegar a entendimientos con la Iglesia católica”.

En una línea parecida se sitúa Fernando Rodríguez Garrapucho, profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca y consultor del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. “Su justificación teológica no tiene base en la Tradición y pone serias dificultades en el camino iniciado en el siglo XIX para que la Iglesia católica reconozca la validez de las ordenaciones anglicanas”.

 

Los pilares de la teología anglicana

Los principios teológicos del anglicanismo se encuentran en el Libro de Oración Común, los 39 Artículos de Religión y el Quadrilátero de Chicago-Lambeth. Las columnas teológicas son la Biblia, la Tradición y la razón.

En materia sacramental hay diferentes criterios. “Yo creo en los siete sacramentos, pero algunos anglicanos contestan a esta cuestión de una manera distinta. Algunas Iglesias de Inglaterra dirán que hay dos; otras, como yo, diremos que hay siete”, explica Paul Ormrod, de la Iglesia de Inglaterra.

Sin embargo, Carlos López defiende la primera postura, argumentando desde los 39 Artículos de Religión. “Hay dos sacramentos que son instituidos por Jesucristo: el bautismo y la eucaristía. Luego decimos que hay otros cinco ritos sacramentales que también pueden transmitir la gracia, pero no está tan claro que vengan directamente de Jesucristo”.

En materia eclesiológica, la Comunión Anglicana se proclama como una Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Y su estructura eclesial está cimentada sobre la democracia representativa. El sínodo es el órgano máximo de la Iglesia. “Es como un parlamento en el que están representados todas las parroquias, a través de clérigos y laicos. Digamos que las parroquias son como distritos electorales, donde se eligen a un diputado, y el sínodo es como un parlamento”, añade el obispo anglicano.

En el nº 2.932 de Vida Nueva

 

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