Ángel Pérez Pueyo: “Llamad a mi puerta siempre que me necesitéis”

Ángel Pérez Pueyo toma posesión de Barbastro-Monzón

Toma posesión de Barbastro-Monzón y pide a los fieles que se asocien a su pastoreo

Ángel Pérez Pueyo toma posesión de Barbastro-Monzón

JOSÉ LORENZO (BARBASTRO) Foto: ANDRÉS BOTANCH CALLÉN | Una fiesta. Con pasacalles incluido venido desde su pueblo natal, Egea de los Caballeros (Zaragoza). Eso fue lo que vivió el domingo 22 de febrero la ciudad de Barbastro en la ordenación episcopal de su nuevo pastor, Ángel Pérez Pueyo (1956), hasta hace un par de meses rector del Pontificio Colegio Español de San José, de Roma, como miembro de la Hermandad de los Sacerdotes Operarios, y desde ese mismo instante totalmente entregado a la diócesis altoaragonesa. “No me pertenezco. Contad conmigo”, les dijo en su primer saludo como obispo. Lo volverá a repetir el domingo 1 de marzo, en la concatedral de Monzón, cuando tome posesión también allí.

Una cuarentena de obispos, casi 200 sacerdotes y alrededor de un millar de fieles arroparon al nuevo pastor en una ceremonia que fue presidida por el presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Ricardo Blázquez. En su homilía, afectuosa, cercana, reiteradas alusiones al servicio como cualidad intrínseca del ministerio episcopal, “que no es un adorno para ti” y que se recibe “para cuidar amorosamente el rebaño, no para controlarlo como dominador”. “Lo que se pide de nosotros –abundó el arzobispo de Valladolid– es servir a los hermanos en la fe, y a todos los hombres, particularmente a los pobres, afligidos y pecadores que están en el corazón del Evangelio”.

Blázquez, quien le apuntó al nuevo obispo que lo que de él esperan los fieles es “la Palabra de Dios, íntegra y limpia, sin recortes ni adulteraciones, cercana por la sencillez y transparente por el respaldo de las obras”, tuvo también palabras para el obispo cesante, Alfonso Milián, de quien dijo que “deja en esta diócesis una estela luminosa de bondad”, y que se percibe en forma de cariño popular por donde pasa.

Tras el rito de la ordenación, y antes de la bendición y despedida, ya a cargo de Ángel Perez, este se dirigió a la asamblea y, con un indisimulado timbre de emoción en su voz, invitó a sus nuevos diocesanos: “Llamad a mi puerta siempre que me necesitéis para que pueda ser, en cada caso, bálsamo de Dios, escuchándoos, confortándoos, sosteniéndoos, implicándome hasta donde sepa, pueda o me dejen”.

Les confió también un deseo, el de “asociaros a cada uno a mi humilde pastoreo”, de tal manera “que seáis mi brazo extendido en cada uno de los ambientes donde difícilmente yo podría llegar, mi báculo prolongado para abrir juntos caminos, escudriñar todos los matojos y procurar que ninguno de los hijos que me han sido confiados se pierda, ni que se quede rezagado o herido al borde del camino, excluido”.

La fiesta que fue esta ordenación y toma de posesión concluyó en el Centro de Congresos de la ciudad oscense, lleno a rebosar de fieles que le quisieron saludar y abrazar, en una muestra de que también el obispo podía llamar a la puerta de sus fieles.

Un diócesis pequeña con un problema grande

Una esposa hermosa por dentro y por fuera. Así ha definido Ángel Pérez Pueyo a la diócesis que ya pastorea. Pero siendo eso cierto, también sabe que esa pequeña sede tiene un problema grande: el largo y tortuoso litigio por los llamados bienes de la Franja. En los grupos que esperaban la larga cola para abrazar y hacerse fotos con el obispo, muchos de ellos de su pueblo natal, sacaban el tema a relucir y se lamentaban de la enquistada situación. Y es que el caso se ha politizado. La relación con la diócesis de Lleida está presidida por la comunión, pero su obispo envió a la ordenación a un vicario y el nuncio tampoco apareció, algunos dicen que para evitar a los periodistas, monotemáticos con una cuestión que zahiere el orgullo de muchos aragoneses. De hecho, el día de su ordenación, El Heraldo de Aragón recibía al obispo en su primera página con un “haré todo lo posible por recuperar los bienes”, titular de una entrevista con Pérez Pueyo donde sobreabundan las preguntas sobre el tema. De hecho, en el interior sigue en titulares el tema de los bienes, aunque ahora se intuye el verdadero espíritu del pastor al señalar que, para eso, “implicaré a todos”. Venía con la lección aprendida. Lleva varias semanas ocupándose del tema. De hecho, a finales de enero se reunió en Roma con el secretario de Estado, a quien le pidió un informe del caso. Pietro Parolin quedó en enviárselo a Barbastro. Aunque Roma hace ya tiempo que ha sentenciado a favor de la diócesis aragonesa.

En el nº 2.931 de Vida Nueva

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