Primeras palabras del presidente de la CEE tras recibir la púrpura
Blázquez, tras recibir el birrete y el anillo cardenalicios de manos de Francisco
M. GÓMEZ | “Todavía no sé en qué me va a cambiar la vida”, admitía con la naturalidad que suele el nuevo cardenal Ricardo Blázquez. Tras recibir el birrete y el anillo cardenalicios de manos del papa Francisco en el consistorio celebrado por la mañana, el arzobispo de Valladolid atendió a la prensa en el Colegio Español de Roma para compartir sus primeras impresiones como nuevo miembro del Colegio cardenalicio.
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El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha sido uno de los 20 nuevos cardenales nombrados por Francisco en el segundo consistorio de su pontificado. Durante la ceremonia, celebrada por la mañana en la basílica de San Pedro, Blázquez pudo saludar al papa emérito, Benedicto XVI, al que encontró “bastante bien. Como una persona muy anciana, pero bastante bien. Y muy amable; siempre ha sido muy amable”. Y añadió: “La Iglesia le debe tantas cosas”.
En sus primeras palabras ante los periodistas –informa el Arzobispado de Valladolid–, Blázquez agradeció a Francisco “el gesto de confianza” que supone la púrpura y que “para mí se traduce en una gratitud enorme y en una disponibilidad mayor para colaborar con él, que es lo que significa ser cardenal de la Iglesia de Roma”.
Rechazó el tratamiento de “príncipe de la Iglesia” porque la expresión “no es evangélica” y “solo aparece en los libros de historia o en algunas crónicas de personas poco actualizadas”.
Con Blázquez, son 11 los cardenales españoles, cinco de ellos electores (Blázquez, Santos Abril, Antonio Cañizares, Antonio Mª Rouco Varela y Lluís Martínez Sistach) con capacidad de voto en un posible cónclave. “Espero que el próximo sea dentro de mucho tiempo –dijo al respecto– y que el Señor mantenga entre nosotros al papa Francisco”.
Blázquez durante el consistorio, junto a otros nuevos purpurados
Amor a los pobres y lucha contra la pederastia
El presidente de la CEE ha asegurado que su prioridad pastoral serán “los pobres, los afligidos por la vida y los pecadores”, porque ellos son los que “ocupan el corazón del Evangelio”, y en este sentido, se dejará guiar por “el amor, la justicia, la fraternidad, la paz y la proximidad a las personas concretas, y no simplemente números, en su dolor”.
“Yo quiero defender a los pobres. Quiero estar cerca de los que se sienten a veces postergados y discriminados”, e insistió en trabajar por “la justicia que nace del evangelio y que también significa dar a cada uno lo que le pertenece”.
Abordó también el delicado asunto de la pederastia en la Iglesia, un asunto que “debemos tomarnos muy a pecho”. “Lo primero es pedir perdón, pero no basta. Es necesario que los padres tengan la seguridad de que sus hijos sean bien tratados en la Iglesia”.
Blázquez no quiso esquivar los últimos casos conocidos en nuestro país: “En España, no ha habido una epidemia de casos de abusos de menores. Sí ha habido algunos casos, y la impresión que tengo es que en estos casos que han ido apareciendo en los últimos decenios, por parte de los obispos se han afrontado con decisión, y también por parte de los superiores religiosos.
Sobre las políticas de tolerancia cero iniciadas en Roma por Benedicto XVI y luego seguidas por Francisco, el nuevo cardenal aseguró que “la Conferencia Episcopal está muy de acuerdo”.
El nuevo cardenal acompañado por varios obispos en la cena en la Embajada
Arropado en Roma
Por la tarde, Ricardo Blázquez recibió las llamadas ‘visitas de cortesía’, junto al resto de nuevos cardenales. El arzobispo de Valladolid –al que le correspondió el Aula Pablo VI para este acto– ha estado acompañado por unos 40 obispos españoles y el secretario general de la CEE, José María Gil Tamayo.
Todos ellos estaban invitados a una cena en la Embajada española ante la Santa Sede, ofrecida por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que encabezaba la delegación oficial.
El domingo 15, los miembros del Colegio cardenalicio concelebrarán la eucaristía que presidirá el Papa en la basílica de San Pedro.
