La pastoral de las periferias se abre paso en España

niño bebé recibe el bautismo

Homosexuales, divorciados y víctimas de trata centran las nuevas estrategias diocesanas

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La pastoral de las periferias se abre paso en España [extracto]

MARÍA PÉREZ | Era una de las llamadas de atención del papa Francisco: la necesidad de una Iglesia en salida, que deje de mirarse el ombligo para dirigirse a las periferias, no solo las geográficas, sino también las existenciales: las del pecado, las del dolor, la injusticia, la pobreza, o la marginación. Dos años y un Sínodo sobre la Familia después, la pastoral de las periferias también se ha instaurado en España. Iniciativas sencillas en distintas diócesis que tratan de poner en el centro de la atención pastoral a los más alejados. Geográfica y mentalmente.

En Osma-Soria, el vicario general, Gabriel Ángel Rodríguez Millán, ha publicado recientemente una guía con orientaciones pastorales sobre la admisión al bautismo de los hijos de parejas homosexuales, ya sean adoptados o biológicos. “El problema pastoral se plantea cuando a la pareja solicitante del bautismo le une una relación contraria a las enseñanzas de la Iglesia”, explica el vicario a Vida Nueva. “En este caso, el derecho de la Iglesia no les prohíbe pedir el bautismo para el niño, con tal de que se garantice su educación cristiana”.

Las orientaciones, revisadas por el obispo, Gerardo Melgar, no pretenden “juzgar la conciencia de los padres”, sino que el niño, a través del bautismo, “se abra a los demás sacramentos y acceda a las fuentes de la gracia”.

Eso sí, esta celebración no puede ser interpretada “como una especie de aprobación eclesial de la unión homosexual”, matiza el vicario: “El sacramento se administra por el bien del hijo, pero no legitima el estado de vida del padre o de la madre”. Por el momento, Osma-Soria es la primera diócesis en afrontar este interrogante, a través de unas orientaciones comunes, “hasta el momento en que, a nivel de Iglesia universal o de Conferencia Episcopal, se promulgue una normativa general”.

En Bilbao, desde febrero hasta junio se está llevando a cabo un ciclo de formación destinado a preparar a los agentes pastorales para acoger a divorciados y separados en las parroquias, y sensibilizar a la comunidad cristiana. “Hay una realidad dentro en la Iglesia, la de los divorciados y separados, que no siempre se ha acogido bien”, explica Francisco Albalá, responsable de Pastoral Familiar de Bilbao.

“Desde la diócesis hemos visto la necesidad de unificar criterios: saber bien de qué hablamos, qué dice la Iglesia y sobre todo qué podemos ofrecer nosotros desde aquí a la gente de nuestras parroquias”.

Organizado conjuntamente por el Tribunal Eclesiástico de Bilbao, el COF y la propia diócesis, el curso consta de tres partes: un primer módulo para entender qué dice la Doctrina Social de la Iglesia, un segundo módulo para conocer las instituciones que trabajan en este ámbito (tribunales eclesiásticos, defensores del vínculo, centros de orientación familiar, proceso de nulidad…) y un tercero para aprender a escuchar y acoger a divorciados y separados. El curso, que comenzó el pasado 10 de febrero, nace con un objetivo claro: “Formar gente para acercarnos al mundo que nos rodea, a la realidad de nuestras parroquias”.

“No podemos mantenernos ajenos a la realidad social”

También en Segorbe-Castellón, en sintonía con la primera Jornada Internacional contra la trata de personas celebrada el pasado 8 de febrero, Cáritas Diocesana ha organizado un curso sobre las migraciones, en el que cobra especial importancia la trata de personas y las mafias: “Recibimos diariamente a muchas mujeres subsaharianas que durante su proceso migratorio han sido víctimas de violencia física o sexual, muchas han llegado a caer en tratas y en redes que complican y dificultan ese proceso”, relata a Vida Nueva Minerva Saura, responsable del área de Inclusión de Cáritas.

“Estas mujeres no son capaces de verbalizar el sufrimiento, hace falta un proceso de acompañamiento mucho más próximo para que este tipo de situaciones se lleguen a desvelar”. Una realidad que no solo se da en Segorbe-Castellón, sino en todas las diócesis de España, y que necesita una respuesta tan firme como compasiva: “Cáritas es un voluntariado cristiano, y no podemos mantenernos ajenos a la realidad social en que vivimos. Hay que derribar los estereotipos, patrones y creencias que nos impone la sociedad para poder iluminar con la Palabra de Dios”.

En el nº 2.929 de Vida Nueva

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