Manuel Cortés. Superior General de la Compañía de María – Entrevista

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“La educación es el mejor servicio que podemos prestar a la sociedad”

Vida Nueva habló con el General de los Marianistas, durante la realización de un curso dirigido a formadores de habla hispana. La congregación celebra el año de la Vida Consagrada como una antesala a la fiesta por los 200 años de su existencia. En 2015 también se cumplen 50 años de presencia en Colombia. La formación religiosa, la educación, el laicado, la restructuración hacen parte de los temas de este diálogo con Manuel Cortés.

¿Qué desafíos enfrenta la formación religiosa marianista? 

El mundo cambia y con el cambio rápido del mundo cambia el tipo de joven que llega a nuestras unidades con el deseo de la vocación religiosa. Es importante la incidencia de las nuevas tecnologías, de internet; la nueva manera de comunicarse, de relacionarse con el mundo: una forma más globalizada, por una parte, pero también un poco más distanciada de la realidad concreta. Todo eso incide en una mentalidad muy distinta.

Luego, estamos también en un mundo muy competitivo, en donde se busca sobre todo el bienestar económico. No se puede hablar del mundo como una unidad única, hay muchas realidades distintas. Ha crecido el individualismo, la búsqueda de los propios proyectos personales. Por un lado, ha crecido la solidaridad, pero no en plan de ser un compromiso de por vida sino más bien de manera puntual.

Estamos también en un mundo pluricultural, violento. Basta estar un poco al tanto de la realidad para ver cómo en el mundo las tensiones y la violencia han crecido mucho. Es un mundo donde hay que trabajar muchísimo por la justicia, por la paz. Todo esto afecta lógicamente a la formación, tanto como el hecho de que la Iglesia también esté cambiando. Con el papa Francisco eso se experimenta con más fuerza.

Educación para dignificar

 

El reto principal del plan general de la congregación está asociado a la educación, su principal ministerio. ¿Qué decir al respecto? 

Hace ya unos cuantos años había una cierta tendencia a pensar que había que situarse fuera de las estructuras normales de incidencia en la realidad social y estar más a pie de calle, junto con los más pobres. Hubo una cierta tendencia a pensar que no era bueno seguir manteniendo colegios ni universidades. Pero, justamente, dado este cambio de época, yo creo que en toda la Iglesia, y de modo particular en las congregaciones religiosas, hemos vuelto a entender que la educación es el mejor servicio que podemos prestar a la sociedad, incluso, a los niveles más bajos de la sociedad.

xaireLa educación para afrontar el cambio de época, pero también para poder dignificar a la persona y poder elevarla al nivel de dignidad que le corresponde para que pueda integrarse realmente en la sociedad. Benedicto XVI fue muy explícito en afirmar la necesidad de potenciar la educación, de volcarnos en ella. Y el papa Francisco tiene intervenciones en ese sentido muy claras, ha hecho un llamamiento a entrar de lleno y potenciar la educación como el mejor servicio que podemos prestar a la humanidad y el mejor servicio que podemos prestar a los pobres.

En los últimos capítulos generales, sobre todo en el último, de 2012, la Compañía de María ha insistido en revitalizar su compromiso educativo. Debido a un problema vocacional estamos disminuyendo el número. Sin embargo, incrementando nuestras obras educativas. La educación es una misión que nos preocupa e ilusiona, tenemos una larga experiencia de tipo pedagógico y podemos contribuir con tradición y sabiduría.

¿Qué importancia otorgan al laicado en sus obras? 

Hay un fenómeno no solo del entorno marianista sino de todas las congregaciones religiosas activas. Ha crecido enormemente una constelación de laicos que quieren comprometer también su vida en nuestra misión; no como religiosos, sino desde su ser de seglares en la Iglesia. Si nosotros a pesar de haber disminuido en número hemos incrementado nuestra presencia educativa es porque hay un numeroso grupo de laicos que se han identificado con nuestra misión y con nuestro espíritu y han asumido responsabilidades. En esto encontramos una llamada del Espíritu, una realidad eclesial con la cual trabajar para comprometernos en la formación, el acompañamiento y dar lugar a que los laicos también puedan expresar su compromiso cristiano.

Para nosotros, los Marianistas, esto tiene un sabor especial, porque nuestro fundador no empezó fundando congregaciones religiosas; lo que fundó inmediatamente después de la Revolución Francesa para revitalizar la fe en Francia fueron comunidades de laicos. Esas comunidades de laicos están en la raíz de nuestra existencia. De las comunidades de laicos surgieron, después, las  comunidades religiosas, tanto femenina como masculina. Pero la base y el interés de nuestro fundador estuvo en el laicado. Por eso también encontramos algo nuestro en esa llamada del Espíritu a trabajar con los laicos.

Solidez y fundamento

La educación es el mejor servicio que podemos prestar a la sociedad

La educación es el mejor servicio que podemos prestar a la sociedad

Su visita coincide con los 50 años de presencia marianista en Colombia, ¿qué lectura hace de este acontecimiento?  

Es una celebración que suscita en mí mucho cariño. Yo pertenezco a la provincia que fundó Colombia. Era un joven religioso cuando algunos hermanos nuestros fundaron en 1965. Fue un momento muy ilusionante. También recuerdo perfectamente bien mi época de Provincial de Zaragoza durante ocho años. Colombia todavía dependía de nosotros. Recuerdo todo el dinamismo y la expansión que se estaba generando. Siendo provincial fundamos en Chocó, en el barrio de Palermo Sur, en La Paz. En aquel entonces teníamos no solamente comunidades en Bogotá y en Girardot. También estábamos en Risaralda, en pueblos de la zona cafetera. 

Es un momento de gratitud, para darnos cuenta de que ha habido hermanos nuestros que entregaron su vida y están enterrados aquí. Por lo menos dos de ellos fueron compañeros míos de formación. También tenemos el hecho de que la presencia marianista se haya dado con sangre colombiana, el asesinato de Miguel Ángel Quiroga. Esas vidas que se entregan hasta el final dan solidez y fundamento. Esta unidad tiene una proyección muy interesante y está orientando muy bien su proyecto misionero, muy adecuado a la situación y realidad de Colombia.

Texto: Miguel Estupiñán

Fotos: Miguel Estupiñán, Xaire, Fundacion Chaminade

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