Los salesianos se comprometen “a volver a Don Bosco”

globos de colores en el inicio de los actos de los salesianos por el bicentenario del nacimiento del fundador Don Bosco

En el bicentenario del fundador, quieren hacer actual el carisma para los más jóvenes

globos de colores en el inicio de los actos de los salesianos por el bicentenario del nacimiento del fundador Don Bosco

MIGUEL ÁNGEL M. NUÑO | Miles de globos coloreaban el cielo de pueblos y ciudades de toda España al mediodía del 14 de enero. Era la fecha elegida para, desde todas las casas salesianas del país, hacer este gesto común: miles de niños, adolescentes y jóvenes, con sus educadores, iniciaban así los actos del 200º aniversario del nacimiento de san Juan Bosco.

Un bicentenario que se ha venido preparando durante tres años –incluidos aquellos meses de 2013 en que las reliquias del santo turinés se acercaron a todos los rincones del país–, que se clausurará en agosto de 2015 y que va a vivir momentos de gran intensidad, coincidiendo con la festividad del santo, el 31 de enero.

Este año va a estar marcado por infinidad de actos en cada localidad donde los salesianos están presentes. Pero desde un primer momento, también han tenido claro que no quieren emplear todas sus energías en “fuegos de artificio”. Lo deja claro el superior general, el asturiano Ángel Fernández Artime: “Este año quiere ser no tanto un tiempo de festejos sin trascendencia alguna, cuanto una ocasión preciosa que se nos ofrece para mirar el pasado con agradecimiento, el presente con confianza, y para soñar el futuro de la misión evangelizadora y educativa de nuestra familia salesiana con fuerza y novedad evangélica, con coraje y mirada profética. Será una ocasión para hacer más vivo el carisma y hacer tan actual a Don Bosco como siempre lo fue para los jóvenes”.

En efecto, en muchos lugares del mundo salesiano hay un firme compromiso por “volver a Don Bosco” y recuperar sus intuiciones más primigenias, que pasan por ser siervos de los jóvenes más pobres, abandonados y en peligro. En España, por ejemplo, se han desarrollado exponencialmente en los últimos años los proyectos integrados en la Coordinadora Estatal de Plataformas Sociales Salesianas.

Desde diversas fundaciones diseminadas por toda la geografía nacional se está atendiendo a un número considerable de chicos que no “encajan” en el sistema educativo estandarizado. De todos es conocida la fama y el buen hacer de los salesianos en la escuela. Sin renunciar a este medio privilegiado de educación y evangelización, hoy los hijos de Don Bosco están redescubriendo que para muchos no es la respuesta adecuada, o al menos, no la única.

Por medio de las plataformas sociales salesianas, “apostamos, como hizo Don Bosco, por responder con proyectos específicos a los más excluidos, aportando la actualizada riqueza e idoneidad del sistema preventivo en la recuperación de adolescentes y jóvenes que la sociedad ya ha declarado como ‘desecho’, y por los que nadie apostaría”, confirma el salesiano José Luis Aguirre, presidente de la Coordinadora.

Estos proyectos, además, buscan reproducir el estilo más genuino de la primera obra de Don Bosco en Turín: estructuras flexibles y de pequeñas dimensiones, destinatarios especialmente vulnerables, cercanía a los chicos… Sin olvidar a los educadores, pieza clave de la apuesta: “Tienen una disposición a la formación, a escuchar, a arremangarse ante propuestas nuevas, mucho mayor de lo que nos podemos imaginar”, señala Aguirre.

Evangelizar en la cárcel

Vicente Serrano es un salesiano que vive en Valencia y colabora en la cárcel de Picassent. “En el año 2000 fui llamado por mi provincial, Ángel Tomás, que había fundado unos años antes el Grupo Martes, formado por personas afectadas por la adicción a las drogas, para que los acompañase”.

Este grupo es la única plataforma salesiana que se dedica directamente al mundo de la drogadicción, en la calle y en la cárcel. Y lo hace con el recuerdo siempre latente de que la misión salesiana comenzó también entre los muros de la cárcel de menores de Turín.

Como Don Bosco, los voluntarios entran en la cárcel para visitar a los jóvenes encarcelados y desarrollan procesos que les ayudan a verse libres de la esclavitud que para muchos supone la droga. La consecución de objetivos concretos sirve para valorar la eficacia de los procesos.

A decir de los propios voluntarios, los internos “son personas con un gran corazón que nos aportan mucho con algunas actitudes que no andan muy lejos del Evangelio. Nos ayudan a ser más fieles a Don Bosco y a Jesucristo”.

En el nº 2.927 de Vida Nueva

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