Las raíces del Papa (I)

Antonio Spadaro, director de La Civiltà CattolicaANTONIO SPADARO | Director de La Civiltà Cattolica

¿Quién es Jorge Mario Bergoglio? Se lo preguntan muchos. La poliédrica sencillez del papa Francisco atrae no solo a la gente, al “pueblo fiel de Dios”, como él lo llama, sino también a analistas, intelectuales y ensayistas.

Nel cuore di ogni padre (En el corazón de todo padre), publicado en diciembre en italiano, es fundamental para responder a esta pregunta, porque contiene un concentrado de reflexión y de meditación viva, reveladora de la raíz ignaciana y jesuítica que anima el pensamiento y la acción del papa Francisco.

El volumen es una colección de textos, realizada por el propio Bergoglio y dividida en tres partes. La primera contiene reflexiones sobre la Compañía de Jesús, su modo de proceder y su formación. La segunda y la tercera recogen meditaciones para los ejercicios espirituales e indicaciones específicas para los superiores religiosos.

El volumen se publicó en 1982, cuando Bergoglio tenía 46 años, y contiene escritos anteriores a esa fecha, partiendo de 1974. Se trata de un tiempo extremadamente importante y delicado para él. El 31 de julio de 1973 fue nombrado provincial de los jesuitas argentinos y estuvo en el cargo, como es la praxis, seis años, hasta 1979.

Su época como provincial coincidió con un momento complicado para Argentina. El Papa nunca ha hecho un misterio de ello. En la entrevista que me concedió fue claro: “Mi gobierno como jesuita, al comienzo, adolecía de muchos defectos. Corrían tiempos difíciles para la Compañía: había desaparecido una generación entera de jesuitas. Eso hizo que yo fuera provincial aún muy joven. Tenía 36 años: una locura. Había que afrontar situaciones difíciles”.

Precisamente por eso, estos escritos, que fotografían una situación nada sencilla, contienen el núcleo de su pensamiento y acción. Es un núcleo caliente e hirviente, en ocasiones complejo, vivo hasta el punto de que este volumen me pareció de inmediato esencial, fundamental.

Fue el mismo papa Francisco quien lo citó, hablándome de él durante la entrevista que me concedió. Fue el único al que hizo referencia entre los libros que había publicado. Afortunadamente, la biblioteca de La Civiltà Cattolica lo tenía y fue suficiente con leer algunas páginas de esta suerte de summa ignaciana de Bergoglio para darme cuenta de su importancia.

En el nº 2.927 de Vida Nueva.

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