Hna. Maritze Trigos. Promotora de la Asociación Familiares Víctimas de Trujillo (AFAVIT)

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Espiritualidad y memoria

La memoria: unas raíces vivas, un tronco en resistencia, un ramaje que se extiende”. La imagen condensa, en palabras de la Hna. Maritze Trigos, el proceso adelantado en Trujillo, Valle, por AFAVIT. En 1995, después de los hechos crueles de la masacre que dejó 342 víctimas entre los años 1989 y 1994, los familiares constituyeron una organización que es hoy signo de los tiempos. La religiosa acompaña la experiencia en medio de una violencia que no cesa y que ha dejado en los últimos años más de cien nuevas víctimas. Vida Nueva habló con ella para conocer cómo se hace memoria histórica en medio del conflicto.

VNC: ¿Qué caracteriza en la actualidad el proceso de memoria desarrollado en Trujillo?

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M.T.: En primer lugar, sus raíces de fe centrada en Dios. Familias humildes de una religiosidad tradicional muy arraigada, fortalecida con el testimonio del padre Tiberio Fernández, antiguo párroco de Trujillo, quien fue torturado, asesinado y echado al río Cauca en 1990. Tiberio fue presencia viva del Evangelio con su cercanía, su entrega total a los más pobres, su radicalidad. Nadie puede olvidar a ese pastor alegre, líder comunitario, testigo fiel de Jesucristo, defensor de los derechos del pueblo. Las raíces de los familiares víctimas, muchos de ellos formados en la escuela de Tiberio a través de las 24 cooperativas que creó, permanecen. De esa experiencia se alimenta AFAVIT, pues es la savia viva para volver al pasado y trascenderlo con fe y valentía. ¿Cómo olvidar las lecciones aprendidas de Tiberio? ¿Cómo olvidar el amor infinito a unos hijos, a unos esposos, a unas madres y a unos hermanos?

¿Cómo pasar en  silencio unos hechos que buscaron destruir un árbol que iniciaba un proceso nuevo de evangelización, una propuesta económica alternativa para mejorar la calidad de vida de los pobres, denunciando la explotación de mano de obra de los campesinos?  Esas raíces siguen siendo hoy fuente de inspiración, y por eso esta memoria en Trujillo es una memoria profética, que denuncia las violaciones a los derechos humanos y anuncia esperanza, construye vida en medio de la muerte.

Resistencia colectiva

M.T.: Una segunda característica es el sujeto histórico de quienes escriben la memoria de Trujillo. Hacia 1998 veíamos a familiares adultos reconstruyendo esa memoria: esculturas en barro, biografías escritas a mano, dibujos de sus seres queridos, recolección de fotos, testimonios, museo, etc. Hoy la Memoria está en manos de las y los jóvenes, de niñas y niños que, de generación en generación, en forma oral reciben el legado de los mayores y luego lo expresan en pinturas, dibujos infantiles, poemas y narraciones.

Este año el Grupo Infantil (conformado por niñas y niños entre 8 y 14 años de edad), presentó su trabajo de investigación en 16 libros escritos a mano, con dibujos, dando a conocer la vida de las matriarcas de AFAVIT, quienes han luchado y resistido durante 24 años.

En consecuencia, es una memoria de resistencia colectiva, desde la subjetividad y creatividad de las víctimas, contada y escrita a partir de sus vivencias y testimonios, convirtiéndose en el tronco del árbol, sostenido por raíces profundas de fe y esperanza, lucha y resistencia. Relatar esta memoria dolorosa ha contribuido para que las víctimas hagan duelos y se conviertan en sujetos políticos de derechos, fortalezcan su fe y se apropien de su proceso.

Esta memoria exige asumir riesgos porque tanto desde la Administración municipal como desde los grupos paramilitares y la clase pudiente de Trujillo buscan acallar, silenciar ese pasado y lo que hoy sigue sucediendo. Este año AFAVIT y sus acompañantes han sido amenazados, criticados, estigmatizados.

afavitY en tercer lugar, que es un proceso que ha trascendido Trujillo y se vuelve ramaje en este árbol  de memoria. En el Parque Monumento no sólo están presentes los hechos de Trujillo, sino que en el Sendero Nacional de la Memoria se hacen visibles 15 masacres emblemáticas de Colombia, invitando al visitante a recorrer por los diferentes lugares donde se han violado los derechos humanos, el derecho internacional humanitario. Junto al Muro Internacional, encontramos la Memoria de 5 países latinoamericanos que han sufrido la guerra: Guatemala, Chile, Argentina, el Salvador y Nicaragua.

Además de sistematizar esta Memoria con gran horizonte, hay diversidad de manos, de grupos, de organizaciones que llegan a Trujillo a enriquecer la memoria, a beber de la memoria. Es admirable el entusiasmo, la conciencia e interés de jóvenes universitarios a nivel nacional, haciendo murales, escribiendo sus tesis de grado, dialogando con las víctimas, vivenciando los rituales de memoria. Artistas reconocidos como Magdalenas por el Cauca, Gabriel Posada, Yorlady Ruiz, Jesús Abad Colorado, Rodrigo Grajales, el Grupo de Teatro Nacional con su significativa obra El deber de Fenster, contribuyen desde el arte a alimentar ese árbol de la memoria. Ese ramaje que se extiende es la memoria Colectiva de Colombia que se une y articula en la exigencia de derechos.

VNC: ¿Qué papel ha cumplido la formación religiosa y la promoción de una fe profética y cómo se redefine el compromiso cristiano a la luz del movimiento adelantado por las familias de Trujillo?

M.T.: Desde una fe tradicional del pueblo trujillense se ha ido haciendo un proceso de una fe liberadora, uniendo fe-política desde la vivencia de duelos, construcción de memoria, exigencia de derechos, actitud profética que pudiéramos llamar una Espiritualidad de resistencia con esperanza.

Esta espiritualidad basada en la teología de la liberación, es el Dios del Éxodo, que “baja, escucha, siente el dolor del pueblo y lo libera”; es el Dios de Jesucristo que se encarna, anuncia Buena Nueva a los pobres, muere y resucita; es beber en el pozo de espiritualidad de tantos mártires que han dado la vida desde su compromiso de fe.

hna-maritze-siluetaEl compromiso cristiano a la luz de este proceso de Trujillo es lo que el papa Francisco ha insistido tanto: “No es un simple abrir la puerta para acoger, sino salir por ella para buscar y encontrar”. “Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que existen todavía en el mundo”. Salir a las periferias, perder miedos, comprometerse con los pobres y excluidos; la CLAR lo proponía desde hace unos años: estar presente “donde la vida clama”. Es el llamado al compromiso profético en la construcción de una nueva Iglesia; el llamado a la transformación social en este momento histórico de Colombia, para contribuir en el logro de una paz con justicia social.

VNC: ¿Cuáles son sus principales desafíos?

M.T.: Primero, seguir fortaleciendo este proceso de Memoria desde la fe, en especial con jóvenes, niñas y niños, continuadores de esta misión. Continuar siendo Escuela de Memoria con diversidad de organizaciones y comunidades.

Y segundo, unir esfuerzos con organismos eclesiales, nacionales e internacionales, en especial el Movimiento de víctimas de crímenes de lesa humanidad (MOVICE), para que esta Memoria sea un medio desde los acuerdos de paz en Cuba, y concretar la  Comisión Nacional de Verdad, revisar la Ley de víctimas y administración de justicia, y otras exigencias que están en el Acuerdo de Paz.

Precisamente en la Mesa Ecuménica Nacional por la paz estamos con el desafío de concretar veedurías populares en el logro de los acuerdos de paz.

Texto: Miguel Estupiñán

Fotos: Rodrigo Grajales, AFAVIT, VNC.

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