“Está todo perdonado”

Un hashtag planetario. En un tiempo en el que Trending Topic comienza a devaluarse. #YosoyCharlie. Retuiteo. Alguien me cuestiona. No se siente Charlie. Me hace ver una portada donde el insulto se ceba con el Dios de Jesús. Duele. Pero insisto. #YosoyCharlie. Nunca he comprado la publicación. Tampoco El Jueves, el sucedáneo español de la sátira gala. Sin embargo, defiendo la libertad de expresión. No justifico sus portadas. Inapropiadas. Ni la blasfemia. El derecho a blasfemar no entra dentro de mi Carta Magna personal. Pero, frente a ello, cuento con los instrumentos que me vienen regalados por el Estado de Derecho –es lo que tiene ser hijo de la Transición- para denunciar que supone un ataque contra mi honor, contra mis creencias, contra mi ser. Una querella basta. Si defrauda las herramientas y el juicio no prospera hacia el derrotero que uno espera o confía, siempre queda la palabra. El argumento. El logos. Pero, sobre todo, la misericordia. Pensar que no es más que un papel, unos trazos de insatisfacción a los que no cabe responder con más odio. Mirar al otro con los ojos del que ve a un hermano a pesar de todo. Por eso uno es Charlie en general, con sus particularidades. A pesar de todo. Me cuesta pensar que Saïd Kouachi, de mi quinta, con 34 años, mata por una idea, no da la vida por ella. El suburbio parisino donde se crió no dista mucho de mi barrio, en la periferia de Madrid. Con la misma tasa de paro, con la inmigración sufriendo a trompicones, con los supervivientes de la heroína de los 80. Tan lejos. Tan cerca. Opciones vitales. Alternativas que matan. De repente, una nueva portada. La sátira y el horror dan paso a la mirada compasiva. “Está todo perdonado”. #YosoyCharlie.

José Beltrán. Director Vida Nueva España

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