“Derecho a la información, pero respeto en la opinión”

jscamacho  JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Profesor CES Don Bosco


El 24 de enero de 1965, con el decreto Inter Mirifica aprobado, la Iglesia española plantea el Día de la Prensa e Información. Vida Nueva (nº 454) aprovecha la ocasión para editorializar: “Tienen que quedar atrás los tiempos en que las publicaciones de la Iglesia no se atrevían más allá de fomentar una piedad ñoña y raquítica, y no se encaraban con los problemas vitales”.

Era una época convulsa para la libertad de información. Uno de los fundadores de PPC, Antonio Montero, estaba al frente de la revista Ecclesia. Era un plato agridulce; había un precedente de indigestión. En 1954, Jesús Iribarren tiene que dejar su cargo, tras postular la liberalización de la Ley de Prensa de 1938. En la celebración del Día de la Prensa de 1965, Vicente Serrano, Ángel Orbegozo, Jesús González Prado y Antonio Montero anuncian las Jornadas Mundiales de las Comunicaciones, que supondrán la defensa del derecho a la información establecida en Inter Mirifica (n. 5, 12).

El símil de Francisco sobre los límites de la opinión y las declaraciones de la ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, sobre el derecho a la burla de cualquier religión en el país de Voltaire, han vuelto a despertar el eterno debate: derecho al honor versus libertad de expresión. La mayoría de los rotativos internacionales han optado por no sembrar cizaña, evitando zaherir al mundo musulmán con la reproducción de las viñetas de Charlie Hebdo.

Exceptuando casos minoritarios, el espíritu de “la caridad constructiva” (n. 5) y el tratamiento de “temas religiosos con el debido respeto” (n. 11), propuesto por Inter Mirifica, se ha encarnado en el periodismo de hoy. Lección para quienes, disfrazados de adalides de la libertad, ahondan en heridas y difunden ignominias. Ellos no tienen siempre la última palabra. En España, muchos ultrajados vencen en los tribunales. ¿Significa eso renegar de la Ilustración de Voltaire? No lo sabemos. Que lo dirima la vía judicial.

En el nº 2.926 de Vida Nueva

 

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