EDITORIAL VIDA NUEVA | Aparecen en los noticiarios con el vértigo de la fugacidad. Son caras, rostros a los que asoma el sufrimiento y que nos impactan durante un escalofrío. Para luego olvidarlos. Son los refugiados.
El mundo, durante el pasado 2014, ha batido otro triste récord, establecido en la Segunda Guerra Mundial: ya son más de 50 millones. Muchos de ellos, cristianos. Cada vez más.
Los recordamos en nuestro En Vivo, con el deseo de retenerlos en la memoria y, como nos piden, rezar por ellos. Huyen de Oriente Medio, del fundamentalismo islamista, despoblando tierras donde se asentaron las primeras comunidades cristianas. De Irak escapan a un ritmo de 75 al día.
En medio de un silencio que tenemos que llenar si no queremos convertirnos en cómplices.
En el nº 2.926 de Vida Nueva. Del 24 al 30 de enero de 2015
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