Una fe más fuerte que ningún tifón

vista aérea de la misa celebrada por el papa Francisco en el Rizal Park de Manila, Filipinas, 18 enero 2015

Manila dice adiós a Francisco en la mayor concentración humana de la Historia

vista aérea de la misa celebrada por el papa Francisco en el Rizal Park de Manila, Filipinas, 18 enero 2015

Vista aérea de la misa presidida por el papa Francisco ayer en Manila

ANTONIO PELAYO, enviado especial a MANILA | Hay fenómenos difícilmente descriptibles, y eso es lo que nos sucede con la Misa celebrada por el Santo Padre en el Parque Rizal, que ha cerrado el viaje. “El amor de los filipinos por el Papa es más fuerte que los tifones”, decía una pancarta. Solo así se explica que millones de personas hayan desafiado un tiempo execrable, asumiendo no pocos riesgos y dosis incalculables de fatiga para estar presentes en la ceremonia conclusiva de esta visita que pasará a la Historia.


Sin temor a ser desmentidos, uno se atreve a afirmar que nunca antes se había reunido en torno al Papa una multitud de tan enormes proporciones. Es más, la de hoy, domingo 18 de febrero de 2015, ha podido ser la mayor concentración de seres humanos de todos los tiempos. Las sesenta hectáreas del parque estaban llenas a rebosar, pero en kilómetros a la redonda habían acampado centenares de miles de personas que esperaban este acontecimiento desde muchas horas antes. Ya se habla de seis millones de personas

La Eucaristía se desarrolló, sin embargo, en un clima religioso y ordenado. Muchos de los presentes llevaban en sus manos estatuillas del Santo Niño, al que es muy devoto el pueblo filipino, ya que, como dijo Bergoglio, “esa imagen acompañó desde el principio la difusión del Evangelio en este país”. Los textos litúrgicos eran los propios del domingo del Santo Niño.

“A veces –afirmó el Papa durante la homilía–, cuando vemos las dificultades y las injusticias que nos rodean, sentimos la tentación de resignarnos. Parece como si las promesas del Evangelio no se fueran a cumplir, que fueran irreales. Pero la Biblia nos dice que la gran amenaza para el plan de Dios sobre nosotros es y siempre ha sido la mentira. El diablo es el padre de la mentira. A menudo esconde sus engaños bajo la apariencia de la sofisticación, la fascinación por ser ‘moderno’, ‘como todo el mundo’. Nos distrae con el señuelo de los placeres efímeros, de pasatiempos superficiales. Y así malgastamos los dones que Dios nos ha dado jugando con artilugios triviales; malgastamos nuestro dinero en el juego y la bebida; nos encerramos en nosotros mismos. Y no nos centramos en las cosas que realmente importan, de seguir siendo en el fondo hijos de Dios… Por eso el mensaje del Santo Niño es tan importante. Nos habla al corazón de cada uno de nosotros. Nos recuerda nuestra identidad más profunda , que estamos llamados a ser hijos de Dios”.

No dejó tampoco de advertir a todos que, “lamentablemente, en nuestros días la familia, con demasiada frecuencia, necesita ser protegida de los ataques y programas insidiosos, contrarios a todo lo que consideramos verdadero y sagrado, a lo más hermoso y noble de nuestra cultura”. El momento de la comunión, gracias a una excelente preparación, no presentó problemas especiales en la zona acordonada del recinto. Con el Papa concelebraron 250 obispos y dos mil sacerdotes

El Papa regresa el lunes 19 a Roma, donde llegará a media tarde, después de un agotador pero muy hermoso viaje a Sri Lanka y Filipinas.

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