Los franciscanos reagrupan fuerzas

Juan Carlos Moya, provincial de España de los franciscanos menores, y Michael A. Perry, ministro general de los franciscanos enero 2015

Las siete provincias en España se reunifican en la de la Inmaculada Concepción

Juan Carlos Moya, provincial de España de los franciscanos menores, y Michael A. Perry, ministro general de los franciscanos enero 2015

En primer plano, Juan Carlos Moya y Michael Perry

J. LORENZO | La fecha no era casual. El pasado 1 de enero, Jornada Mundial de la Paz, en la Real Basílica de San Francisco El Grande, en Madrid, el ministro general de los franciscanos, Michael A. Perry, proclamó solemnemente la constitución de la nueva Provincia de la Inmaculada Concepción en España de la Orden de Frailes Menores (OFM-Franciscanos). Y lo hacía en presencia de una amplia representación de la familia franciscana en la Península Ibérica –entre ellos, el cardenal Carlos Amigo Vallejo, ofm, y el obispo emérito de Braganza, el franciscano Antonio Montes Moreira–.

Más de 300 personas que abarrotaban el templo escucharon con emoción el decreto por el que se suprimían siete provincias de la Orden en España y se erigía esta nueva, que agrupa a 365 hermanos y, entre otras, las siguiente obras: 46 parroquias; 12 santuarios; 36 iglesias de culto; 13 colegios, con 7.355 alumnos y 586 profesores; 6 enfermerías; 6 casas de espiritualidad; 1 instituto teológico; 1 colegio mayor universitario… Por otra parte, en su ámbito geográfico hay 83 monasterios de clarisas con 865 hermanas.

Ese acto, enmarcado dentro del capítulo fundacional que, del 29 de diciembre al 4 de enero, llevaron a cabo en la madrileña localidad de El Pardo, suponía el colofón al llamado Proyecto Porciúncula, un proceso de revitalización y reestructuración que estas provincias han desarrollado en los últimos diez años.

Para el nuevo provincial de la entidad naciente, Juan Carlos Moya Ovejero (Honrubia, Cuenca, 1970), este proyecto “es fruto la reflexión que los hermanos de las seis provincias y Custodia fueron realizando durante años. Como consecuencia de la misma, se redactó un documento que se ha constituido en nuestro proyecto de vida y misión para la nueva provincia”, señala a Vida Nueva.

Según Moya, dos han sido principalmente las razones que han llevado a esta reunificación: “La situación de decrecimiento numérico de hermanos y la oportunidad que nos ofrece este momento de vigorizar nuestra vida y misión desde la unión de nuestras fuerzas”.

De cara al futuro, y según lo que les ha pedido el ministro general en este capítulo, el nuevo provincial subraya los tres elementos que han de tener más en cuenta en su vida de consagrados: la conversión, la comunión y la misión. “Los tres unidos, dependientes entre sí y necesarios para llevar a cabo la voluntad de Dios sobre nosotros como Provincia de la Inmaculada Concepción”, apunta Moya.

Un gesto muy emotivo vivido en este capítulo fue el que cada ex ministro provincial puso ante una imagen de la Inmaculada Concepción situada en el centro de las gradas del altar el día de la erección canónica: un cesto con tierra del territorio de las extintas provincias. Tierra insular y peninsular, de olivos y mesetas, según informan desde el gabinete de prensa de la Orden.

Seguidamente, los anteriores ministros entregaron los sellos de las provincias y el general de la Orden dio al nuevo provincial el sello del ministro de la nueva realidad canónica.

La Provincia de la Inmaculada Concepción abarca los territorios de las comunidades autónomas de Andalucía, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Islas Baleares, La Rioja, Madrid y Murcia.

Preocupación y “mucha tristeza” por las finanzas

A finales del pasado 2014, el ministro general Michael A. Perry, dirigió una carta a todos sus hermanos en la que reconocía la “grave” situación económica de la Curia general. La razón: “Actividades financieras sospechosas” realizadas por algunos miembros que amenazan el patrimonio de la Orden.

“Prácticas de esta naturaleza generan mucha tristeza en cualquiera de nosotros”, reconoce Juan Carlos Moya, quien, a la vez, subraya que esto “nos obliga a todos los hermanos a mirar con mayor fuerza e intensidad al Evangelio como fuente fundamental de inspiración a la hora de administrar los recursos que nos son necesarios para el sustento de las fraternidades y el desarrollo de la misión”.

Ante la situación generada, y que algunos estiman que puede llevar a la bancarrota de la Orden, Perry ha solicitado la solidaridad de las provincias franciscanas repartidas por el mundo.

En el nº 2.925 de Vida Nueva

Compartir