2015, el Año de la Vida Religiosa

El papa Francisco ha dedicado el año 2015 a la Vida Religiosa. Una buena oportunidad para dar una mirada profunda a lo que significa este estilo de vida. Se conmemoran los cincuenta años del decreto Perfectae caritatis, del Concilio Vaticano II, sobre la adecuada renovación de la Vida Religiosa. De allí a hoy la Vida Religiosa ha recorrido un camino de sentido y significación entre momentos de crisis y búsquedas, preguntas y respuestas ante los contextos y acontecimientos que ha vivido en estas cinco décadas. Este promete ser un año que será aprovechado a fondo por las órdenes, congregaciones, institutos y sociedades de vida consagrada. Tiempo de conversión, de animarnos mutuamente, de salir de nosotros mismos para comunicar al mundo nuestro gozo de ser consagrados y consagradas al servicio del Reino. Muchos evidencian una crisis actual de la Vida Religiosa reflejada en las cifras de quienes la han dejado en este último tiempo. La disminución de jóvenes en abrazar esta forma de vida; es real y considerable el número de congregaciones que han clausurado sus puertas de manera definitiva y aquellos institutos que se han integrado a otros dada la disminución de sus miembros. Igualmente, se evidencia el fenómeno del envejecimiento de su población, hecho que marca de manera significativa la vida de todo un cuerpo congregacional, particularmente, en el freno del ritmo apostólico, la respuesta cotidiana de entrega y la posibilidad de irradiación de esta vocación. El desafío verdadero es responder con autenticidad a la identidad, espiritualidad y misión que brota de un carisma y que está exigiendo vivir radicalmente el seguimiento de Jesucristo. ¡Seducidos por el llamado de “Ven y sígueme”! Este tiempo tiene sabor a Evangelio.

Víctor M. Martínez Morales, S. J.

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