José Antonio Vázquez: “Nuestra propuesta en Podemos es derogar los acuerdos con el Vaticano”

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Exmonje de Santa María de Huerta e impulsor del Círculo Podemos de Espiritualidad Progresista

José Antonio Vázquez, exmonje de Santa María de Huerta e impulsor del Círculo Podemos de Espiritualidad Progresista

JOSÉ LUIS PALACIOS | José Antonio Vázquez, de 44 años, es uno de los impulsores del Círculo Podemos de Espiritualidad Progresista. Estudió Semíticas antes de hacer los votos solemnes como monje de Santa María de Huerta. Apasionado de la filosofía oriental, lo que paradójicamente le ayudó a superar el anticlericalismo de juventud, cree firmemente en la necesidad de introducir la espiritualidad en la lucha política.

P.- ¿Ha sido su deseo de cambiar las cosas o su militancia en Podemos lo que han hecho renunciar a sus votos?

R.- Llegó un momento en que veía que la espiritualidad debía de tener implicaciones solidarias, también políticas. Estaba surgiendo Podemos y propuse, junto a más gente, crear un Círculo de Espiritualidad. La comunidad me pidió desvincularme del círculo porque, de alguna manera, les incomodaba y no querían verse envueltos en el rifirrafe político. Yo tampoco quería que la comunidad se viera salpicada. Por eso pido la dispensa.

P.- ¿Qué puede aportar la espiritualidad al objetivo de cambio político que dice perseguir Podemos?

R.- Los procesos de transformación social que ha habido a lo largo de la modernidad han traído cosas muy positivas, pero también ha habido siempre grandes carencias. Una de ellas ha sido la espiritualidad. Hay que ir más allá de la pura razón instrumental. Una democracia no es solo un mecanismo, también es una cultura. Una cultura con una visión de lo humano, desde el respeto, el cuidado y la solidaridad, pero también desde el consenso y no de la imposición de las mayorías sobre las minorías, requiere una espiritualidad muy profunda.

P.- Hablemos del Círculo de Espiritualidad, ¿quién lo forma, a qué se dedican?

R.- Está abierto a todo el mundo y cualquiera puede ir a aportar, sin pertenecer al partido. El círculo no es católico, ni cristiano; hay musulmanes, evangélicos, budistas, hindúes e incluso gente atea que llama espiritualidad, como hacen filósofos franceses como Comte-Sponville o Luc Ferry, a la defensa de los grandes valores humanos, sin considerar la trascendencia. También hay un sector importante que vive su espiritualidad dentro de su religiosidad popular. Lo único que se pide es no defender posturas sexistas, autoritarias, racistas ni homófobas.

P.- ¿Ha habido resistencias a incorporar la espiritualidad dentro de un partido político?

R.- Pensaba que sería así, y de hecho hay personas muy beligerantes, pero en general la reacción ha sido positiva. Monedero ha mostrado siempre una simpatía espontánea hacia nosotros. Errejón ha dicho que siente una gran respeto por la Iglesia de base que conoció en América Latina. El propio Pablo Iglesias lleva mucho tiempo diciendo lo asombrado que se siente ante la cercanía que nota con las propuestas de este Papa, más allá de sus aplausos al discurso en el Parlamento Europeo.

P.- ¿Cuál es su posición sobre la Religión en la escuela o sobre la financiación de la Iglesia, por ejemplo?

R.- Nuestra propuesta es derogar todos los acuerdos del Estado con el Vaticano. Apostamos por un Estado laico, no queremos que haya una religión con privilegios, pero también pedimos un respeto a todas las religiones. Las inmatriculaciones de propiedades nos parecen fuera de lugar. Apostamos por una formación en espiritualidad, pero no de modo confesional. Nos parece extraño que el Estado se ponga al servicio de la Iglesia para recaudar el dinero con el que se financia. Oír a un prelado decirle a los políticos lo que tienen que hacer es poco estético. Hay un deseo de que el Estado respete y valore las religiones, pero sin fomentar ningún tipo de religión.

P.- Muchos consideran que la religión debería ser relegada al ámbito privado…

R.- En el círculo hay personas que defienden esa misma posición. Yo creo que eso es laicismo poco inclusivo, poco reflexionado. El ser humano no es un ser privado y, por tanto, la religión no puede ser algo privado. Si somos seres sociales, cualquier dimensión humana tiene un peso social. La religión no se puede relegar al ámbito privado. Eso hay que articularlo. Las instituciones tienen que atender esa dimensión, pero no puede haber una posición de predominio, ni de lo religioso sobre lo laico, ni de una confesión sobre otra.

En el nº 2.924 de Vida Nueva.

 

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