EDITORIAL VIDA NUEVA |Aunque arrecian las críticas a Francisco, no se arredra el ánimo reformista del Papa. Dos recientes ejemplos ilustran la inequívoca actitud de Bergoglio: por un lado, el discurso que dirigió el 22 de diciembre a la Curia vaticana, en donde, sin inmutarse, desgranó ante el desconcierto de los presentes las “15 enfermedades que debilitan nuestro servicio al Señor”; por otro, el anuncio de la creación de 20 nuevos cardenales (15 electores) de 18 naciones y en donde tan solo uno es curial.
Se trata de la aparición de un nuevo orden en el gobierno de la Iglesia, donde el poder se descentraliza, se acentúa la universalidad y se refuerza la opción por las periferias, que no solo han de entenderse desde el punto de vista geográfico, sino, como en el caso de Valladolid, por reconocer el servicio pastoral callado y humilde, alejado de las tentaciones del carrerismo o de la frivolidad exhibicionista.
En el nº 2.924 de Vida Nueva.
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