Retos diferentes, idénticos problemas

América del Norte

norte

FELIPE MONROY. MÉXICO DF | En los tres países de América del Norte (Canadá, Estados Unidos y México) se concentra cerca del 15% del total de la Vida Religiosa contemplativa y apostólica del orbe. Con 98.822 mujeres de las diferentes congregaciones, institutos y ramas de vida apostólica, y 34.765 varones religiosos con orden sacerdotal o no, este subcontinente es un polo geográfico de amplio interés para los investigadores de los fenómenos religiosos, como el Centro de Investigación Aplicada para el Apostolado (CARA, por sus siglas en inglés).

Los tres países guardan poca relación en la construcción de sus comunidades religiosas, incluso en el desarrollo histórico de sus respectivas Iglesias locales. Más allá de las características particulares de cada región, el lenguaje y la cultura propia de las sociedades que habitan América del Norte, la integración económica y comercial desde 1993, así como los fenómenos migratorios que desarrollan nuevos modelos de convivencia, han forzado las oportunidades de intercambio, diálogo y convivencia en varios rubros de la acción pastoral y de la reflexión en la espiritualidad de la Vida Consagrada.

Los retos de las comunidades religiosas en cada nación son diferentes; mientras que Canadá trabaja en la integración de las comunidades francófonas con las de habla inglesa; en México, aún no se salvan distancias entre las comunidades religiosas femeninas con las masculinas, así como entre las comunidades de ‘vida activa’ frente a las de ‘vida contemplativa’; de igual modo, en los Estados Unidos, entre las tres diferentes conferencias que conglomeran el total de la Vida Consagrada en el país más poderoso del mundo.

Sin embargo, sufren casi simultáneamente el fenómeno de la falta de vocaciones, la disminución de consagrados y el envejecimiento paulatino de las comunidades ya existentes. Solo en los Estados Unidos, en 1965 había más de 210.000 religiosos, mientras que en 2014 no llegan ni a los 70.000 miembros; en Canadá, el gran volumen de religiosos y religiosas se encuentra entre los 65 y 82 años de edad; y en México, el 80% de las congregaciones mantienen bajas vocaciones y problemas por el envejecimiento de las comunidades.

En este contexto, la apertura del Año de la Vida Consagrada declarado por el papa Francisco ha movido a reflexión a las diferentes congregaciones sobre el papel que se espera de ellas en medio de las complejidades que se avizoran. En ese sentido, el cardenal Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, ha invitado a las y los religiosos a “escrutar los horizontes de nuestra vida y de nuestro tiempo” y ha llamado a “no perder el impulso de caminar por los senderos del mundo, la conciencia de que caminar, ir incluso con paso incierto o renqueando, es siempre mejor que estar parados, cerrados en los propios interrogantes o en las propias seguridades”.

Canadá

Desde 1954, la Conferencia de Religiosos de Canadá (CRC) agrupa a casi 200 congregaciones masculinas y femeninas presentes en el país. El 70% de las congregaciones son femeninas y el 30% masculinas; también el 70% son de habla francófona, el resto son de habla inglesa. Con un aproximado de 16,000 miembros, los religiosos varones representan el 20% del total y las religiosas el 80%.

La gran mayoría (90%) de los religiosos son de origen canadiense y un gran porcentaje se ubica principalmente en Quebec (68%). Los religiosos de Canadá tienen frente a sí el problema de la vejez: casi el 85% de los consagrados se encuentran en la tercera edad, el 25% del total están en casas de senectud y solo el 1% de religiosos están en etapas de formación.

Este panorama orilló a la CRC a reestructurar la operatividad de los recursos con los que cuenta la vida religiosa canadiense. La nueva conferencia se centró en reforzar espacios para la comunicación, la misión y prioridades de paz, justicia y cuidado de la Creación.

Frente al Año de la Vida Consagrada, la presidenta de la CRC, Rita Larivée (religiosa Hermana de Santa Ana) ha llamado a las congregaciones religiosas a “navegar las fronteras culturales”. Para Larivée, la temática principal es “la invitación e inclusión de miembros de comunidades culturales que no son la nuestra no es suficiente ahora, debemos contemplar la ‘radical bienvenida’ del otro en nuestro mística. Esto no es sencillo, la transformación personal y comunitaria no sucede sin el profundo compromiso en un cambio profundo de actitud”.

Según la religiosa, la vida religiosa se encuentra en una grave transición: “desde la CRC hemos visto cómo evoluciona esta situación mientras muchos de sus miembros deben enfrentarse a desafíos como el del envejecimiento y la disminución de comunidades [por ello] necesitamos ver a la vida religiosa desde una amplia perspectiva, una gran fotografía. Debemos aceptar incluso que el reto de una vida abierta a la interculturalidad no garantiza el ingreso de nuevos o más miembros a nuestras congregaciones; pero no deja de ser una puerta para que las congregaciones, grandes o pequeñas, internacionales o regionales, podamos entender y experimentar el mundo, a la propia Iglesia y el espíritu de una radical acogida en un nuevo y profundo nivel”.

“Este año es una oportunidad para hacer una búsqueda interior y que dicha búsqueda se haga relevante cuando reconozcamos esos espacios que se llenan con la opción que tomamos como consagrados”, concreta Larivée.

Estados Unidos

La unión americana tiene una particular situación respecto a la organización de las congregaciones religiosas presentes en el país. De inicio, existen dos conferencias distintas para mujeres religiosas: La Conferencia de Líderes de Mujeres Religiosas (LCWR, por sus siglas en inglés) y el Consejo de Superioras Mayores de Mujeres Religiosas (CMSWR); también aparte funciona la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos (CMSM).

La LCWR agrupa a 400 congregaciones femeninas que, según apuntan, representan más del 80% de las religiosas de los Estados Unidos. Mientras que la CMSWR convoca a 125 comunidades. Desde cada esfera, las presidentas de ambos organismos ha debido afrontar la visita apostólica que impusiera la Santa Sede desde 2009 a las comunidades religiosas debido a acusaciones de ‘feminismo radical’ y por promover ‘posturas contrarias a la doctrina católica’.
La presidenta del LCWR Sharon Holland, religiosa Sierva del Inmaculado Corazón de María, ha llevado la situación más compleja de la visita.

El 16 de diciembre, fue presentado el informe final de la visita apostólica a las religiosas de Estados Unidos. En el informe se reconoció que algunos institutos de la LCWR mostraron sospechas y resistencias frente a la visita dirigida por la religiosa Mary Clare Millea e instruida por al menos dos dicasterios pontificios. Ahora se espera un aporte final por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la ortodoxia de la doctrina en estos institutos; aunque se espera más fraternidad por el marco del Año de la Vida Consagrada, a lo largo del 2014, el cardenal Gerard Müller, prefecto de dicha congregación, ha emitido varios apercibimientos por la doctrina promovida por la LCWR como por la actitud frente a la Visita.

En contraparte, la religiosa Agnes Mary Donovan, Hermana de la Vida y presidenta del CMSWR, consideró que la visita fue una “gran oportunidad de autorreflexión y autoevaluación en el diálogo sobre los retos que afronta la vida religiosa en los Estados Unidos”. Aplaudió el hecho que la Visita reconociera “la extensa diversidad de expresiones dentro de la vida religiosa apostólica” y apuntó que si bien el panorama parece indicar un envejecimiento y diminución de la vida religiosa: “esta vida consagrada no muere en los Estados Unidos, hay razones para la esperanza”.

En la apertura del Año de la Vida Consagrada 2015, Joseph E. Kurtz, arzobispo de Kentucky y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) pidió reconocer que la vida religiosa en el país se encarga “de dar clases en nuestras escuelas, cuidan al pobre y al enfermo y llevan la compasión y el amor de Cristo a aquellos que son rechazados por la sociedad; otros llevan vidas de oración en contemplación por el mundo”. El tenor de las celebraciones será precisamente “las puertas abiertas de religiosos”

México

La vida religiosa en México está constituida por más de 400 institutos de diversas formas, carismas y servicios. Más de 100 congregaciones son oriundas del país con sus propios carismas y espiritualidades y el resto, articuladas a las grandes familias de vida consagrada de origen europeo; principalmente español y francés.

Agrupan a dichas congregaciones la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM), su presidenta es la hermana Juana Ángelez Zárate, religiosa de la Congregación de la Santa Cruz. Entre las prioridades del organismo para el trienio 2014-2016 está la intercongregacionalidad para consolidar redes de acción apostólica: una red de educación, red de pastoral misionera, red de justicia y paz, red de migrantes y la red de salud.

“Nuestro objetivo es dar seguimiento y consolidar el trabajo de redes; fortalecer las existentes y abrir otras de ser necesario. Ampliar y concretar en proyectos las experiencias Intercongregacionales, y hacerlas en situaciones de frontera que lleve a la vida religiosa femenina a tener nuevas presencias en situaciones urgentes del país. Construir comunidades solidarias, humanizantes, con personas y relaciones sanas; aprender a ser feliz y llevar vida plena. Ampliar la reflexión sobre misión compartida con laicos y trabajar más de manera conjunta. Capacitar en el dialogo y en la formación de los diferentes tipos de familia, las diferentes preferencias sexuales y todas las situaciones de diversidad, pluralidad para la inclusión. Capacitarnos y actuar más en la cultura de la paz. Poner acento en que la vida religiosa femenina sea una voz profética en procesos humanizantes y seguir trabajando por la equidad de género en la Iglesia y en la sociedad”, expresa Zárate.

Religiosas, desdén injustificado

Casi ausentes de las crónicas de la Nueva España, la vida religiosa femenina siempre ha sido tratado con cierto ‘desdén’ en el estudio de la historia de América desde su llegada en 1530. Las religiosas han estado en el continente en medio de las turbulencias de la conquista y se han propagado prácticamente en cada rincón del mismo.

El historiador Ángel Martínez Cuesta destaca sobre la vida religiosa femenina en América: “Durante los siglos XVI y XVII todos los monasterios eran de vida contemplativa, pero no por eso dejaron de jugar un papel decisivo en el afianzamiento y desarrollo del cristianismo. Dejando aparte el alto valor testimonial e impetratorio de su vida, contribuyeron eficazmente a la protección de esposas y viudas desamparadas, a la recuperación de jóvenes descarriadas y a la educación de la juventud femenina, con su incalculable repercusión en la religiosidad de la familia y en la moralización de la sociedad”.

Las religiosas han tenido participación importante en la ‘humanización de las ciudades’; en el pasado se les reconocen aportaciones innegables en la gastronomía, la botánica, el arte, la mística y en el mismo comercio. Entre los siglos XVIII y XIX, la contribución de las ramas femeninas se enfoca en la educación y en la salud, también en esta época crecen las congregaciones autóctonas. Sin embargo, es a partir del siglo XX, cuando el número de religiosas supera al de varones consagrados que sus actividades alcanzan gran diversificación: “En los últimos años se han hecho presentes en todos los campos de la vida eclesial: desde la atención tradicional a la escuela y al hospital hasta la enseñanza universitaria, la promoción social en los barrios periféricos, la recuperación de drogadictos, el trabajo misional con tribus marginadas e incluso la administración de parroquias desprovistas de sacerdote”, expone Martínez.

Hoy, son casi 100,000 mujeres religiosas en América del Norte; según el CARA Research Center en general son casi la mitad de las que eran en los años 60.

DATOS
Religiosos sacerdotes en Estados Unidos / Religiosos no ordenados
12,010 // 4,318

Religiosas en Estados Unidos
2014: 49,883

Religiosos sacerdotes en México / Religiosos no ordenados
3,602 // 6,509

Religiosas en México
28,288

Religiosos sacerdotes en Canadá / Religiosos no ordenados
3,145 // 5,181

Religiosas en Canadá
19,880

Fuente: CARA Research Center / The Official Catholic Directory (OCD), Vatican’s Annuarium Statisticum Ecclesiae (ASE)

En el nº 2.923 Especial Vida Consagrada de Vida Nueva

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