Ana Mercedes Pereira Souza

“Me considero una socióloga de lo cotidiano”

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Su primera conversión al mundo de las comunidades eclesiales de base (CEB) ocurrió en Pasto, cuando un sacerdote, Wilfredo Lehner, le pidió que acompañara una celebración eucarística. De alguna forma el presbítero supo que ella cantaba y tocaba guitarra. Por eso puso en sus manos un casete con las canciones de la Misa Nicaragüense mientras le decía: “escúchalo, sé que te va a gustar”. 

Nacida en Tumaco en 1954, Ana Mercedes Pereira Souza se vinculó así a los procesos de una Iglesia popular. Su infancia transcurrió entre muchas necesidades. Después de quedar viuda y sufrir el desplazamiento en medio de la pobreza, su madre se encargó de que Ana Mercedes y sus hermanos salieran adelante. “No tengo qué ofrecerles pero voy a luchar para que ustedes tengan educación”, les decía; “ese es el único camino”.

Después de haber estudiado secretaría en el Sena y mientras trabajaba como auxiliar en una biblioteca, Ana Mercedes encontró en la pastoral juvenil de la capital de Nariño un espacio de afecto, compartir y formación para la praxis de compromiso en comunidad.

En 1981, mientras adelantaba estudios de filosofía en la Universidad de Pasto, recibió la invitación de trasladarse a Montería para trabajar en los barrios Santa Fe y Brisas del Sinú. En Montería inició estudios en trabajo social y comenzó a participar del proceso de articulación que existía entre las comunidades eclesiales de base de la Costa Caribe, llegando a ser coordinadora regional.

En ese entonces, a partir de los análisis de coyuntura propiciados por el Cinep se reunían dos veces al año personas de los sectores populares y de los movimientos de liberación. Así conoció Ana Mercedes el proceso nacional de las CEB.

Contruyendo sueños

En 1986 consolidó sus estudios a través de una tesis que sirvió para negociar una propuesta exitosa de reubicación para las personas de Brisas del Sinú, quienes mejoraron su calidad de vida fundando el barrio Simón Bolívar. Finalizado este proceso en Montería, en 1987 Ana Mercedes aceptó la coordinación de las comunidades eclesiales campesinas a nivel nacional, función que desempeñó durante los dos años siguientes, tiempo en el cual también comenzó a participar de los primeros encuentros convocados por teólogas feministas de la liberación.

A partir de 1988 se dio la división en el seno de la coordinación nacional de CEB. Cuando François Houtart le ofreció una beca en la Universidad de Lovaina para adelantar estudios en sociología Ana Mercedes decidió aprovechar esta experiencia para buscar respuestas a los conflictos que tuvieron lugar en la Iglesia popular colombiana.

Durante los cinco años que vivió en Europa conoció espacios de encuentro ecuménico que marcaron su experiencia de fe: otra de sus “conversiones”. Cuando las noticias que le llegaban del país daban cuenta de una realidad cada vez más conflictiva, Ana Mercedes comenzó a componer canciones de denuncia y de esperanza. Así nacieron las piezas del primero de sus discos: Cantan las mujeres en medio de la noche, algunas de las cuales le merecieron reconocimiento en recitales dedicados a visibilizar la situación de derechos humanos en Colombia y galardones en Bruselas, donde alguna vez, sin saberlo, se encontró cantándole a la hija de Violeta Parra, una de sus cantantes preferidas.

Finalizados sus estudios en Lovaina, Ana Mercedes inició un doctorado en París con una investigación sobre la teología de la liberación en las comunidades eclesiales de base en Colombia.  A su regreso al país en 1994 el compromiso con el mundo ecuménico fue cobrando cada vez más importancia en su vida. De este compromiso nació en el año 2000 la Red Ecuménica de Mujeres por la paz, una iniciativa con la cual han sido capacitadas personas en departamentos como Caquetá, Putumayo, Cauca, Nariño y Sucre. En la actualidad la Red promueve procesos de empoderamiento femenino y acompañamiento familiar en Sincelejo y en los Montes de María, lugares cuyos habitantes han sido fuertemente golpeados por el conflicto armado en el país. 

“Mujer, sales hoy del olvido (…) te lanzas a las calles; unida al pueblo, cantas su canción”, dice en una de sus letras Ana Mercedes, para quien no hay logro más importante que ver a una mujer que se sitúa en su contexto y asume su responsabilidad como persona con derechos, saliendo del espacio privado a la construcción de lo público. Tal ha sido la opción de esta cantante de la vida y la esperanza.

Texto y foto: Miguel Estupiñán

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