Hombres y mujeres de buena voluntad

Ante la proximidad de la Navidad resuena en mi corazón y mi conciencia la expresión bíblica “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres y mujeres en quienes Él se complace” (Lc 2,14). Algunas traducciones hablan de “buena voluntad” y a ello quiero referirme; porque necesitamos con urgencia en este país, esa buena voluntad capaz de favorecer la paz y complacer a Dios.

No habrá diálogo sincero si no se tiene la voluntad de transitar por caminos de justicia y equidad. Y ello supone procesos reales de aceptación de la verdad, aunque duela. Quien no asume la verdad en sus consecuencias tiene una voluntad perversa, porque solo cuenta su interés egoísta.

Este tiempo navideño, en el cual deseamos tantas bondades, puede ser una ocasión de percibir en quienes dialogan el final de conflicto en Colombia, acciones que señalen y muestren en el Estado, el Ejército, la guerrilla, el narcotráfico, los gobernantes y políticos, los gremios económicos y las estructuras de justicia, una voluntad decidida de ir hacia adelante, superando dificultades y encarando con valentía la verdad.

Mujeres y hombres de buena voluntad que rectifiquen el norte de un país ensangrentado por tantas injusticias repetidas, que sigue caminando en la esperanza de creer que sus gentes somos mayores que todo lo que ha pasado, porque podemos, en virtud de la memoria de las tragedias de ayer, buscar que brille la justicia para que aparezca la paz mañana.

Es grande el mensaje que brota del hogar de Nazaret. Las mujeres y los hombres que tienen voluntad de provocar la paz serán las y los que busquen que el Reino de Dios y su justicia se implante, de manera que todo lo demás venga por añadidura. Eso es tener voluntad, de la buena.

Ignacio Madera Vargas, SDS

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