“El aborto no es un problema religioso, sino científico”

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Francisco reclama a la ciencia y a la medicina que “no se alejen de su raíz ética”

Hay algunos que se preguntan si son uno o dos los papas que hoy gobiernan la Iglesia o, dicho de otra manera, si Jorge Mario Bergoglio sufre de alguna suave forma de esquizofrenia que le hace manifestarse de forma distinta según las circunstancias. Son preguntas estúpidas o dictadas por quienes siguen superficialmente el día a día vaticano. Otra cosa muy distinta es que el Santo Padre tenga en cuenta a quién se dirige y adopte el tono que más convenga en cada ocasión.

El 6 de noviembre, Francisco dirigió una carta al primer ministro de Australia, Tony Abbot, en su calidad de presidente anfitrión de la reunión del G-20 (los veinte países desarrollados o emergentes que representan el 90 % de la economía mundial), celebrada en la balnearia ciudad de Brisbane los días 15 y 16. La agenda de esta reunión anual era relanzar el crecimiento sostenible de la economía y evitar el espectro de la recesión global. “Quisiera pedir a los jefes de Estado y de Gobierno –escribe Francisco– que no olviden que detrás de estas discusiones políticas o técnicas están en juego muchas vidas y que sería lamentable que tales discusiones se quedasen solo en declaraciones de principios”.

También dentro de los veinte países que integran este foro mundial –recuerda el Pontífice– “hay demasiadas mujeres y hombres que sufren a causa de una severa desnutrición, del crecimiento del número de parados, del alto porcentaje de jóvenes sin trabajo y del aumento de la exclusión social, que pueden desembocar en la actividad criminal e incluso en el reclutamiento de terroristas. Además de esto, nos encontramos con una constante agresión al medio ambiente natural, resultado de un desenfrenado consumismo, y todo esto producirá serias consecuencias para la economía mundial”.

La segunda parte de la carta entra en el tema de la paz y la seguridad, amenazadas por diversos conflictos armados en distintas zonas de nuestro planeta. El Papa les pide a los líderes reunidos en Brisbane que trabajen para conseguir un acuerdo que “ponga un fin definitivo en Oriente Medio a las injustas agresiones contra diferentes grupos religiosos y étnicos, incluidas las minorías”. A su vez, les invita a que trabajen para eliminar “las causas profundas del terrorismo, que ha alcanzado unas proporciones hasta ahora inimaginables; dentro de esas causas están la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión”. Alusión meridiana a las salvajes actividades en Siria e Irak del autoproclamado Estado Islámico.

Sobre esta violencia se pronunció una vez más Bergoglio en el curso de la audiencia del miércoles 12: “Sigo con gran trepidación las dramáticas vicisitudes de los cristianos que, en varias partes del mundo, son perseguidos o asesinados a causa de su credo religioso. (…) Una vez más, hago un ferviente llamamiento a cuantos tienen responsabilidades a nivel local o internacional a fin de que se ponga en marcha una amplia movilización de las conciencias en favor de los cristianos perseguidos”.

Francisco recibió en audiencia al presidente de Perú, Ollanta Humala, el viernes 14

Francisco recibió en audiencia al presidente de Perú, Ollanta Humala, el viernes 14

“Palabras luminosas”, era el título del editorial con el que diario Avvenire –propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana– abría sus informaciones sobre el discurso que el Papa dirigió el sábado 15 a la Asociación de Médicos Católicos Italianos, que celebra sus 70 años de existencia. Eran varios miles los que acudieron ese día al Aula Pablo VI y los que aplaudieron con entusiasmo algunos de los pasajes del discurso papal, de modo especial aquellos que pronunció improvisando.

“Las conquistas de la ciencia y de la medicina –fue el principio, fijado como frontispicio, de su alocución– pueden contribuir al mejoramiento de la vida humana en la medida en que no se alejen de la raíz ética de tales disciplinas”. Entrando, un poco más adelante, en algunos de los asuntos más discutidos en este campo, Bergoglio afirmó: “El pensamiento dominante propone a veces una ‘falsa compasión’: la que considera que sea una ayuda a la mujer favorecer el aborto, un acto de dignidad procurar la eutanasia, una conquista científica ‘producir’ un hijo, considerado como un derecho, en vez de acogerlo como un don; o usar vidas humanas como conejillos de indias para salvar presumiblemente otras”. En este momento, el Santo Padre alzó los ojos de las páginas que tenía entre manos y, con ese énfasis tan característico de su oratoria, añadió: “¡Estén atentos! Experimentar con la vida, jugar con ella, es un pecado contra Dios creador. El aborto no es un problema religioso o filosófico. Es un problema científico. No es lícito deshacerse de una vida humana para resolver un problema”.

Opciones contra corriente

Después, volviendo a leer el discurso escrito, el Papa glosó la “compasión evangélica del buen samaritano”, que se ocupa con predilección de los ancianos, los enfermos y los menos capacitados, para concluir: “La fidelidad al Evangelio de la vida y al respeto de la misma como don de Dios requiere a veces opciones valientes y contra corriente que, en circunstancias particulares, pueden llegar a la objeción de conciencia”. Lo que el Papa ejemplificó con los datos de un reciente estudio, que afirma que siete de cada diez ginecólogos italianos son objetores de conciencia cuando se trata de practicar un aborto.

Volviendo al interrogante que planteábamos al principio, Luigi Accatoli, en el Corriere della Sera, recuerda que san Juan Pablo II usó en numerosas ocasiones la expresión “falsa piedad” y asegura que “el Papa de la misericordia no renuncia al repertorio de la predicación moral de sus predecesores, sino que cambia las proporciones entre los llamamientos a la ética de la vida y la ética social”.

En su vertiente más social, Bergoglio expuso, durante una audiencia concedida el viernes 14 al Congreso Mundial de Asesores Fiscales y Contables, algunas de sus ideas sobre el fundamento humano de la economía: “¡Detrás de cada papel hay una historia, hay unos rostros!”. Luego especificó que sus interlocutores, desde su observatorio profesional, eran espectadores privilegiados de “la dramática realidad de tantas personas que tienen un trabajo precario o que lo han perdido; de tantas familias que pagan las consecuencias; de tantos jóvenes que buscan un primer empleo y un trabajo digno. Son numerosos, especialmente los emigrantes, que, obligados a trabajar ‘en negro’, carecen de las más elementales garantías jurídicas y económicas”. “Cuando el dinero –recalcó– se convierte en el fin y la razón de toda actividad e iniciativa, entonces prevalecen la óptica utilitarista y las lógicas salvajes de la ganancia que no respetan a las personas, con la consiguiente caída generalizada de los valores de la solidaridad  y del respeto a la persona humana”.papa_niño

Por otro lado, del 11 al 13 de noviembre, el Vaticano albergó el III Seminario del Foro Católico-Musulmán, instituido tras el equívoco suscitado por el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona en 2006. Presidido por Jean-Louis Tauran, en nombre del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, y por el profesor Abdallah Schleifer, del Instituto Real Aal al-Bayt, se publicó una declaración común en la que los 24 asistentes condenaban “unánimemente los actos de terrorismo, opresión, violencia hacia las personas inocentes, profanación de los sagrados lugares y destrucción de la herencia cultural. Nunca es aceptable el uso de la religión para justificar tales actos”.

 

Parroquia, lugar de encuentro

En muchas ciudades italianas están surgiendo conflictos por la presencia de emigrantes que se hacen predominantes en barrios periféricos. Con frecuencia se va más allá y se pasa a la violencia. Roma ha sido escenario de estos actos inciviles, que han obligado a intervenir a la policía y al desalojo de algunos edificios.

Bergoglio, como obispo de Roma, se refirió a esto el domingo 16, después del rezo del ángelus: “Estos días, en Roma ha habido tensiones más bien fuertes entre residentes y emigrantes. Son hechos que suceden en diversas ciudades europeas, especialmente en los barrios periféricos, marcados por otras estrecheces. Invito a las instituciones  de todos los niveles a asumir como prioridad lo que hoy constituye una emergencia social y que, si no se aborda lo antes posible, corre el riesgo de degenerar aún más. La comunidad cristiana se compromete de forma concreta para que no haya desencuentros, sino encuentros. Ciudadanos y emigrantes, con los representantes de las instituciones, pueden encontrarse incluso en una sala parroquial para hablar juntos. Lo importantes es no caer en la tentación del enfrentamiento y rechazar toda violencia. Es posible dialogar, escucharse, hacer proyectos comunes y, de esta forma, superar las sospechas y los prejuicios y construir una convivencia siempre más segura, pacífica e incluyente”.

Viajes por Antonio Pelayo

El quinto y sexto viajes internacionales del papa Francisco aspiran a algunos récords en la historia de los desplazamientos papales fuera de las fronteras italianas. El de Estrasburgo, el 25 de noviembre, será el más breve de todos ellos: el Papa permanecerá en la ciudad alsaciana tres horas y cincuenta minutos. Apenas regresado a Roma, cuarenta y ocho horas después –cosa hasta ahora nunca sucedida–, tomará de nuevo el avión para dirigirse a Ankara y Estambul. En ninguno de ellos –y esto es también una novedad– se utilizará el papamóvil o el jeep blanco descapotable. Pequeños detalles que nada quitan a la importancia de las dos visitas.

Antonio Pelayo. Roma

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