Doctrina de la Fe dirige la investigación de los abusos

El proceso canónico podría celebrarse en Roma y no en la Archidiócesis de Granada

ARZOBISPO DE GRANADA SE POSTRA ANTE ALTAR PARA PEDIR PERDÓN POR "ESCÁNDALOS"

DARÍO MENOR (ROMA) El arzobispo de Granada, Javier Martínez, podría haber quedado desautorizado a ojos del Papa por su forma de gestionar el caso de supuestos abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes de su archidiócesis. Fuentes vaticanas consideran “poco habitual” que fueran dos jueces del Tribunal Eclesiástico de Valencia, y no del de Granada, quienes interrogaran tanto a la joven víctima como a sus familiares. “No se suele prescindir de que el obispo tenga la primera palabra en la investigación previa. Pero aquí vinieron de fuera”. Esta decisión estaba motivada porque uno de los imputados ejercía como vicario judicial en la archidiócesis andaluza.

Se está siguiendo con enorme atención lo que ocurre en Granada desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, el “ministerio” vaticano que se encarga de gestionar los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos. En primera línea está la llamada Sección Disciplinar, el área que se ocupa de estos casos. Formada por una docena de sacerdotes de diversas nacionalidades, entre los que hay al menos un español, ha visto incrementado su número de efectivos en los últimos años para gestionar con mayor rapidez las denuncias.

El responsable de este grupo es el mexicano Pedro Miguel Funes, quien lleva desde 2001 ocupándose de la pederastia. Por encima de la Sección Disciplinar queda el promotor de justicia, el “fiscal” de Doctrina de la Fe. Hasta 2012 ocupaba este cargo Charles J. Scicluna, el brazo ejecutor de la campaña de tolerancia cero puesta en marcha por Benedicto XVI y continuada por Francisco. En septiembre, el Pontífice nombró como nuevo promotor de justicia a Robert J. Geisinger, hasta entonces procurador general de la Compañía de Jesús. Sustituía a Robert W. Oliver, a quien designó secretario de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores, creada para estudiar cómo evitar los abusos y mejorar el trato a las víctimas. Esta es la comisión de la que el Papa habría invitado a formar parte al joven granadino.

Según algunas fuentes eclesiásticas, sería el propio Geisinger quien habría cogido las riendas del caso de Granada después de que Francisco pidiera al cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que comenzara a investigar. Lo hizo tras recibir la carta en la que la víctima le desvelaba su sufrimiento y aportaba las identidades de sus supuestos abusadores. Un primer informe de lo acaecido le habría sido entregado al Papa a finales de verano, antes de que llamara por teléfono por segunda vez al muchacho.

Una vez concluida la investigación previa, la Congregación para la Doctrina de la Fe decidirá si comienza un proceso canónico y dónde se lleva a cabo. En Roma no se da por descontando que el juicio vaya a tener lugar en la diócesis donde se ha cometido el delito, como es habitual. El haber echado mano de una instancia judicial externa en la fase inicial, como eran los dos jueces valencianos, arroja dudas sobre la posibilidad de que el eventual proceso tenga lugar en Granada. “En el derecho eclesiástico no se le hacen descuentos a nadie. Si un obispo no ofrece confianza, se puede acudir a otro tribunal”, señala una fuente vaticana. Otro eclesiástico con experiencia en estos casos, y que pide igualmente mantener el anonimato, asegura que siempre se intenta “evitar el escándalo”, lo que podría llevar a que el proceso sea en Roma.

El juicio concluiría con una sentencia, tras la cual las partes podrían apelar. El recurso sería estudiado por un nuevo organismo, el grupo de siete cardenales y obispos creado por Francisco a principios de noviembre para agilizar las apelaciones en los casos de abusos.

FRANCISCO: “LA VERDAD NO DEBEMOS ESCONDERLA”

“La verdad es la verdad y no debemos esconderla”. Así se refería, por primera vez en público, el Papa al escándalo de presuntos abusos sexuales en Granada. Sucedió en el vuelo de regreso a Roma desde Estrasburgo, y en respuesta a la pregunta que le inquiría sobre este asunto. Francisco confirmó que había recibido la carta del joven Daniel. “La recibí, la leí, llamé a la persona y le dije: mañana ve a ver al obispo”, señaló. “Escribí al obispo para decirle que empezara el trabajo, hacer la investigación e ir adelante”, añadió, reconociendo que estaba viviendo esta situación “con gran dolor, con grandísimo dolor”./ J. L.

En el nº 2.919 de Vida Nueva

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