¿Vuelve el laicado?

Un nuevo empuje

JORDI LLISTERRI (BARCELONA) | Cuando se llega a casa, el problema es si hay que poner una lavadora, si hay leche en la nevera, si los niños tienen muchos deberes, o si ya han pasado el recibo del alquiler o de la hipoteca. Y, en el mundo laboral, el trabajo no se acaba nunca para los que lo tienen, o es la principal preocupación y drama de los que no lo tienen. Y eso, los laicos cristianos lo viven exactamente igual que el resto de la gente. Pero, además, los laicos cristianos que se interrogan sobre su fe suman a ello otras preocupaciones.

¿Cómo ser testigos en un mundo donde el cristianismo ya no es de grandes mayorías? ¿Cómo participar dentro de la Iglesia como laicos sin acabar siendo más clericales que el clero? Y, sobre todo, ¿cómo vivir al mismo tiempo lo más cotidiano y lo más transcendente sabiendo que lo importante como cristianos es saberse en manos de Dios? Es un gran reto. El Vaticano II recuperó el laicado en el centro de la presencia de la Iglesia en el mundo, pero posiblemente es uno de los temas en los que todavía queda más camino por recorrer. Ahora, en Cataluña, diversas iniciativas como el Congrés Laïcat XXI (Congreso Laicado XXI) o el trabajo que se lleva a cabo desde las delegaciones y los movimientos de apostolado seglar, demuestran las ganas de dar a este ámbito un nuevo empuje.

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