La Pastoral Obrera, por una Iglesia cerca de los parados

En sus jornadas, pide implicarse en un mundo laboral “que ha cambiado de rostro”

Carlos Osoro, en el centro, participó en las jornadas el domingo 16

Carlos Osoro, en el centro, participó en las jornadas el domingo 16

TEXTO Y FOTO: JOSÉ LUIS PALACIOS | La Pastoral Obrera está de aniversario. Se cumplen 20 años de la aprobación del documento episcopal que ha servido para definir su identidad. Con unas intensas jornadas en la Fundación Pablo VI de Madrid, los días 15 y 16, este departamento de la Comisión de Apostolado Seglar, que dirige Antonio Cartagena, ha tratado de encontrar caminos para superar la globalización de la indiferencia.

La Asamblea Plenaria de los obispos del 18 de noviembre de 1994 dio a luz la reflexión La Pastoral Obrera de toda la Iglesia. “Han sido 20 años de cambios sociales y eclesiales muy profundos, que, sin embargo, no han acabado con las situaciones de sufrimiento, sino que se han agravado por la injusticia endógena de un sistema que ya no se aguanta”, dijo el obispo responsable de la Pastoral Obrera, Antonio Algora, parafraseando a Francisco, en la apertura de las jornadas, a las que asistieron 150 personas de 38 diócesis.

En su recorrido por estos años no hubo concesiones a la nostalgia ni a los ajustes de cuentas. Apostó por que la Iglesia siga presente en los ambientes laborales y profundice en su acercamiento “a los padres y madres sin trabajo, jóvenes sin esperanza, familias embargadas, perseguidas y prófugas, mujeres violentadas y oprimidas…”. “El mundo obrero sigue existiendo, aunque haya cambiado de rostro”, afirmó Algora, quien recordó que “años de desarrollo, de impulso tecnológico, de avance de la globalización, con sus crisis y sus salidas, han tenido resultados desiguales, que se han traducido en imposiciones de parte del capital de peores condiciones laborales que obstaculizan la vida familiar”.

“No estamos ante una crisis, sino ante un verdadero cambio de modelo”, enfatizó otro de los ponentes, Francisco Porcar, de la HOAC. Los mayores desafíos para la Iglesia, en su opinión, están marcados por la necesidad de dar “un nuevo sentido al trabajo” y “defender el amor como la verdadera vocación de todas las personas”, lo que implica, entre otras cosas, “acompañar la vida de las personas, especialmente las más empobrecidas”.

Precisamente, el teólogo brasileño Elio Gasda subrayó que, “en la Eucaristía, los cristianos tienen una herramienta privilegiada para liberar al trabajo de su actual mercantilización”. Su disertación confirmó la intuición sobre el descanso semanal, expresada por el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, quien se hizo presente en la oración matinal del domingo y tuvo unas palabras de aliento para los asistentes. “Trabajo, descanso y fiesta son esenciales para el sentido cristiano del trabajo”, remarcó Gasda.

El director de la Pastoral Obrera, el sacerdote Fernando Díaz-Abajo, invitó a la conversión continua, a construir comunidades de referencia, articuladas en torno a la compasión y la acogida, a cuidar la espiritualidad de las familias obreras y a buscar concreciones de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. La Pastoral Obrera, “que es de toda la Iglesia, aunque no sea toda la Iglesia, debe seguir fortaleciendo su conexión con la pastoral general y su presencia pública en nuestra sociedad”, concluyó.

En el nº 2.918 de Vida Nueva

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