El ébola podría afectar a un millón de personas

Cáritas organiza en Roma un congreso con expertos eclesiales presentes en África Occidental

DARÍO MENOR | ROMA. La Iglesia católica está teniendo un papel protagonista en la lucha contra la epidemia de ébola en África Occidental. Los sacerdotes y religiosos son líderes de sus comunidades con capacidad para sensibilizar a la población sobre cómo evitar el virus y reaccionar en caso de contagio. No es una responsabilidad solo de ellos, pues el brote no entiende de credos y también afecta a la comunidad musulmana. Por eso, más de 200 sacerdotes e imanes se han comprometido en Guinea, Liberia y Sierra Leona para combatir esta enfermedad que ha dejado ya más de 5.000 muertos y 14.000 personas contagiadas. “Hay que reconocer que la función de los líderes religiosos es fundamental, porque gozan de la confianza de las personas y sus palabras son tenidas muy en cuenta tanto en las comunidades como en las familias”, asegura el director de Cáritas en Sierra Leona, Edward John Bull, uno de los participantes en el encuentro organizado la semana pasada en Roma por Cáritas Internationalis sobre la crisis humanitaria provocada por el ébola.

Conoce bien el papel de las Iglesias locales a la hora de hacer frente a la enfermedad el sacerdote Robert Vitillo, asesor de este organismo caritativo y que acaba de volver de una visita a Liberia. “La Iglesia ha sido una de las instituciones que primero reaccionó a la propagación del virus”, sostiene, destacando la ayuda humanitaria y el material sanitario puesto a disposición de la lucha contra la epidemia.

“Las Cáritas de Guinea, Sierra Leona y Liberia están poniendo en marcha planes de respuesta locales junto a los gobiernos y a otras organizaciones nacionales e internacionales presentes sobre el terreno. Estas acciones cuentan con el apoyo de las Cáritas de todo el mundo. En los tres países afectados están operando actualmente más de 500 voluntarios locales. Más de medio millón de personas se ha beneficiado ya de las actividades de sensibilización”, explica el asesor.

Entre estas actividades, está la distribución de productos higiénicos a las familias y la transmisión de información sobre cómo afrontar el ébola a través de cursos, mensajes de móvil y programas radiofónicos en cien emisoras locales. También se distribuyen alimentos a las familias que han perdido su fuente de ingresos debido a la crisis social provocada por la epidemia.

“En este momento no se trata solo de una cuestión de prevención del ébola. Tenemos que ocuparnos de miles de personas sanas que ya eran pobres, no tienen acceso a los cuidados médicos por otras enfermedades y han visto cómo sus vidas quedaban trastornadas”, denuncia Vitillo. Y es que estamos ante “una emergencia devastadora”.

Una de sus consecuencias más terribles es el colapso de los sistemas sanitarios locales, ya de por sí muy precarios. Muchos centros médicos y hospitales se han visto obligados al cierre, al verse golpeados por el ébola, dejando sin cuidados a miles de afectados por el virus o por otras enfermedades. Aunque se están haciendo enormes esfuerzos frente a ello. En Liberia, de las 18 clínicas impulsadas por la Iglesia católica, aún quedan 14 abiertas. “Ahora, en Liberia, hay más riesgo de morir en un accidente de tráfico o de apendicitis que de ébola”, asegura el asesor de Cáritas Internationalis.

 

Crisis humanitaria y social

“No es solo una epidemia o una emergencia sanitaria, sino una verdadera crisis humanitaria y social”, destaca Bull. Con una tasa de mortalidad del 60%, el virus podría llegar a afectar a un millón de personas, según los cálculos de los expertos. Todo dependerá de cómo se ataje la emergencia. En las zonas golpeadas por la enfermedad en estos tres países africanos viven alrededor de 22 millones de personas, de las que unos diez necesitan asistencia sanitaria exterior. “En estas naciones hacen falta entre dos y cuatro días para enviar las muestras de sangre a los laboratorios. Para hacer frente al virus de una manera mucho más eficaz, esto no basta”, sostiene Timothy Flanigan, profesor de enfermedades infecciosas de la Brown University School of Medicine (Estados Unidos), quien ha dedicado los dos últimos meses a preparar al personal sanitario que están luchando contra el virus del ébola en Liberia.

La falta de recursos explica que haya infinidad de contagios desconocidos, según denuncia el sacerdote Aristelo Miranda, responsable del equipo sanitario de los camilos en Sierra Leona.

“Solo en los últimos tres días de cuarentena nacional en el país –revela–, se identificaron más de 200 casos sospechosos. Es necesaria una respuesta múltiple que tenga en cuenta el complejo contexto en el que se está expandiendo la epidemia”.

En el nº 2.917 de Vida Nueva

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