Comienza el deshielo entre obispos y Vida Consagrada

La cúpula de la Conferencia Episcopal asistirá a la Asamblea General de CONFER

JOSÉ LORENZO | Tras años de desconfianza y recelos se atisba una etapa de deshielo en las relaciones entre la Conferencia Episcopal Española (CEE) y la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). Un nuevo ciclo donde hay que estar atentos a los gestos, y no es uno pequeño el que el presidente de los obispos, Ricardo Blázquez, vaya a presidir una eucaristía durante las jornadas de la Asamblea General de CONFER, que se desarrollarán en Madrid del 11 al 13 de noviembre. Salvo en el paréntesis que supuso su anterior etapa al frente del Episcopado español (2005-2008), los superiores y superioras de las congregaciones religiosas en España no estaban acostumbrados a tener entre ellos al máximo responsable de la CEE. En esta próxima asamblea general, además, contarán también con la asistencia del nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, quien, desde el mismo momento de su toma de posesión, el pasado 25 de octubre, mostró su deseo de mantener en breve un encuentro con los representantes de los religiosos y las religiosas. De hecho, está previsto que el mismo día 11 aproveche la convocatoria de esta asamblea para reunirse con los dirigentes de las congregaciones religiosas de la Provincia Eclesiástica de Madrid. Este “cambio en la orientación y en la actitud de los obispos ante la Vida Consagrada”, como lo califica una fuente de la CEE, ha sido propiciado por el relevo en la cúpula del Episcopado en marzo pasado, con la elección de Blázquez y la del propio Osoro como vicepresidente de los obispos. Pero ya unos meses antes, el recién elegido secretario general, el sacerdote José María Gil Tamayo, había tendido los primeros puentes con la CONFER.

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Cambios lentos

Aunque estos cambios “son lentos”, como reconoce un religioso, sí que se valora como muy positivo otro gesto, insólito hasta hace muy poco: el que desde la Comisión Episcopal de Vida Consagrada, y por indicación de su responsable, el obispo de Santander, Vicente Jiménez, se esté contando con CONFER para la organización del Encuentro Nacional de Vida Consagrada de octubre de 2015, que se desarrollará en Madrid ante el Año de la Vida Consagrada que arranca en Roma este 29 de noviembre.

“Las cosas van a mejorar mucho, mucho”, enfatiza un obispo consultado por Vida Nueva. Aunque las tensiones entre jerarquía y Vida Religiosa no son nuevas, subieron varios enteros en los últimos años en España. “Desde Madrid había muchos deseos de condicionar, también a través de nombramientos. Fueron tiempos de mucha desconfianza porque se pensaba que la Vida Consagrada estaba viviendo un tiempo de relajamiento”. Lo creían así porque, frente a nuevas realidades religiosas que crecían en vocaciones y que, además, vestían con hábito, las congregaciones tradicionales ni aumentaban en efectivos ni eran reconocibles por su indumenatria. Y, además, “tenían una personalidad propia que hacía que no se las mirase tan bien”, abunda la misma fuente al referirse a la siempre controvertida cuestión de la obediencia a los obispos en las diócesis.

Todavía el año pasado se vivieron momentos de tensión con motivo de la redacción del documento Iglesia particular y Vida Consagrada. Cauces operativos para facilitar las relaciones mutuas entre los obispos y la Vida Consagrada en España, aprobado en abril tras ser estudiado en dos ocasiones por el Episcopado en pleno. El texto pretendía “progresar en la vivencia y el testimonio de la comunión” entre obispos y consagrados. Sin embargo, surgieron problemas a la hora de tratar de plasmar por escrito este espíritu porque “hubo obispos que quisieron apretar demasiado, recordando normas y principios del Código de Derecho Canónico” a la hora de establecer esos cauces operativos, señala la misma fuente. Entre quienes mostraron su desacuerdo estaba Osoro, quien afirmó que “sin la Vida Consagrada no podemos trabajar”.   Artículo completo en el nº 2.916 de Vida Nueva

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